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Buñuelos colombianos.
 

Felices delicias, jubilosas comidas

La tradición navideña es un punto de encuentro fundamental para los Latinos. No sólo por la coalición de tradiciones heredadas sino por su componente familiar,…

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Objetivamente, los Latinos son los maestros de la cocina. 

Quizás se deba a algo en su sangre que instintivamente les lleva hacia la sazón o el mojo, un cúmulo de células en la punta de sus dedos que les deja saber exactamente cuántas pizcas de cilantro o comino deben poner. 

O quizás se deba a que, siendo una cultura colectiva que valora tanto las relaciones interpersonales incluso por encima de las individuales, la mesa, la bodega o la cafetería se han transformado en lugares ideales mara formar lazos entre amigos y familias, nuevos y viejos. 

¿Qué mejor manera de llegarle al corazón de las personas que trascendiendo a un nivel divino con un mordisco de un tamal recién hecho o de un meloso flan?

Durante las fiestas, particularmente en Noche Buena, el día de Navidad y el Día de los Reyes Magos, el placer de impresionar con delicias culinarias alcanza su límite, pues existen momentos oportunos para reunir hordas de personas queridas alrededor de un mordisco, un trago y una risa. 

Lo que nos demuestran los Latinoamericanos es que no necesitan aventurarse muy lejos de las recetas escritas a mano por la abuelita o de sus alacenas personales para poder improvisar una comida memorable, pues los mejores platos están enraizados en terreno ancestral y han pasado de generación en generación con cariño. 

Y aunque los Latinoamericanos han adaptado platos “gringos” a sus paladares, se enorgullecen del gusto único que han traído a los Estados Unidos y a la emoción universal occidental en las fiestas.

México y Centroamérica 

A través de toda Mesoamérica, una de las comidas más asociadas a la época navideña es, de hecho, una de las más antiguas de la región: El tamal o tamale. 

Miles de años antes del nacimiento del niño Jesús, los antiguos americanos disfrutaban de los tamales hechos de una variedad de carnes y semillas locales. 

Siendo los tamales convenientemente transportables en sus hojas de plátano o en sus envolturas de maíz, eran frecuentemente comidos por los cazadores, recolectores y soldados de a pie. 

Hoy en día, los tamales todavía se cocinan en masa, cual si fueran para un ejército, pero se comen en celebración, en familia. 

Si bien existen muchas variaciones regionales, México goza de algunas de las tradiciones culinarias navideñas más interesantes en Latinoamérica, incluyendo la Noche de Rábanas en Oaxaca, que se celebra el 23 de Diciembre. 

En esta celebración poco convencional, los recolectores locales se dedican a moldear con su cuchillo inmensos rábanos, dándoles la forma de escenas elaboradas sobre la natividad y temas folclóricos, unidos tan sólo por palillos por algunas horas hasta que los vegetales comienzan a marchitarse.

Pero los rábanos especiales para la festividad se cultivan de manera especial para la ocasión y, de hecho, no son comestibles. La tradición culinaria más deliciosa y conocida en México son Las Posadas, una serie de representaciones nocturnas que se llevan a cabo durante nueve noches y donde una multitud guiada por una pareja que representa a María y a José, buscan posada o refugio. 

La multitud golpea distintas puertas, cantando, hasta que consiguen la “vacante”, donde los niños parten piñatas por dulces y todos disfrutan del festín. 

Pozole, un estofado rico, hecho con carne picante acompañada de rábanos, repollo y cebollín, es una opción popular.

En México, la tradición del Roscón de Reyes es muy importante. Consiste en un poster hecho de masa dulce con frutas confitadas y nata montada, con figurillas de plástico escondidas, alusivas al Niño Jesús. Usualmente se celebra junto con las festividades de los Reyes Magos. 

En Centroamérica, la diversidad regional y la preponderancia de grupos indígenas en países como Guatemala, hacen mucho más difícil generalizar. 

Como gran parte de Latinoamérica, los centroamericanos se sientan a cenar a altas horas durante un festín en Noche Buena antes o después de la Misa de Gallo (cerca de la medianoche). 

Las comidas disfrutadas en esta cena dependen de los recursos de la familia: quienes tienen mayor acceso suelen comer un pavo al estilo norteamericano, mientras que las familias menos pudientes disfrutan del pollo o los tamales. 

Las familias en Guatemala también disfrutan del ponche de frutas, una bebida cálida hecha con fruta hervida. Luego existe la atmósfera de fiesta con fuegos artificiales y música en las calles, en camino a misa. 

 

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Los Andes

La zona Andina de Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Chile y Argentina. 

En Bolivia, las celebraciones son frecuentemente representadas por la picana, tras el brindis tradicional. La picana es un caldo picante y dulce con carne, pollo, zanahorias y maíz.

Perú, entre otras tradiciones pre hispánicas, cuenta con el pavo horneado con frutas, sidra y el refrescante clericó. Ecuador comparte tradiciones similares con el pavo, las frutas y por supuesto, el vino.

En Chile, más hacia el sur, la bebida tradicional de las fiestas es el colemono, un cóctel a base de aguardiente, canela y café.

Y en Argentina, el lechón, el panetonne, chivito y por supuesto, el fernet.

Muchas de las tradiciones sureñas se diferencian al resto del continente por la época que representa las fiestas: el verano, pero comparten muchas cosas como las carnes –pavo o cerdo – la ensalada de gallina (con papas, piña, manzanas, guisantes y mayonesa) y una bebida fuerte en la mano.

El Caribe

Los Caribeños (puertorriqueños, cubanos y dominicanos del caribe) tienen muchos gustos intercalados debido a la proximidad y la similitud de las tradiciones agropecuarias en sus tierras. 

Muchas personas asumen que los caribeños prefieren la comida “picante”, pero realmente prefieren el sabor y la dulzura por encima de cualquier cosa que les queme la lengua, y cuentan fundamentalmente con el arroz y el plátano maduro (o tostones, si prefieren su contraparte salada y basada en el plátano).

Debido a que la Noche Buena se transforma en un acontecimiento más importante que el propio día de Navidad, el plato más importante de la noche es aquél que lleva más preparación. Presentado con llamas, el lechón asado es el equivalente al “jamón Navideño” que tus amigos blancos con familia en el Midwest comen a punta de esteroides. 

Ahogándose en un cítrico jugoso y ácido, ajo, comino y azafrán, una mezcla creole, el cerdo completamente asado es cuidadosamente elaborado, desde el marinado y la costura, hasta la parrilla conocida como La Caja China, un enorme cajón de microondas, ideal para ensartar un cerdo, en la comodidad del jardín trasero.

Como aquellos que se comen el “hueso de la suerte” del pavo durante Acción de Gracias (o durante Navidad), los Caribeños han transformado en tradición el reciclar otra parte de su comida especial: la piel. Chicharrones son exactamente el tipo de comida que tu médico de cabecera o los nutricionistas vigilantes de tu peso, te advierten de evitar a toda costa, pero debido a que estas son las Navidades, los latinos del caribe hacen una excepción por esos grasosos y calóricos mordiscos de piel asada y grasa de cerdo. La mayoría de los Yankees creen que la única manera de transformar las partes más “sucias” del cerdo es en tocineta, y aunque el tocino es espectacular a su manera, los latinos caribeños conocen mejores: un chicharrón (o seis) es la manera de disfrutar un cerdo entero.

El postre es tan importante como el grueso de la comida, y mientras los postres caribeños suenan exquisitos (flan, tres leches, arroz con leche), hay una mención honorable para las torrejas y el punzante ponche de huevo o Coquito. Las Torrejas son esencialmente pedazos de tostadas francesas borrachas. 

Nadando en miel, sirope de lima, vainilla, Grand Marnier y ron, estos pedazos de torta de yema (pan de huevo) están asados con una ligera capa de azúcar morena.  Las Torrejas son conocidas por ser una delicatesen cubana, pero los salvadoreños siempre le han considerado propio de sus platos principales navideños.

El Coquito es una bebida, pero también un postre, debido a que está compuesto de leche condensada, crema de coco y leche de coco, leche evaporada, vainilla, canela y (mucho) ron blanco. El truco para un coquito excepcional es hacerlo al límite al licuarlo al punto perfecto en el que el alcohol no se siente y ¡pasa como si nada!. Si quiere aumentar las calidades anti-dieta del coquito, puede incluso hacer la receta con vainilla, coco y helado de dulce de leche.

Países como Venezuela no sólo comparten las tradiciones caribeñas del tostón y el cerdo, sino también algunas tradiciones de los Andes. 

Las Navidades Venezolanas se organizan alrededor de las hallacas, una versión más grande del tamale, que consiste en la preparación de un guiso que difiere en sus ingredientes dependiendo de la zona del país en la que se produzca.

La tradición de las hallacas incluye una producción en cadena familiar donde todos ayudan a juntar los ingredientes en la masa: aceitunas, cebollas, papas, alcaparras, pasas y onoto.

Posteriormente alguien (normalmente tu tío con un whiskey en la mano izquierda) se encarga de amarrar la hallaca, que significa hacerle un nudo con hilo pabilo, poner la hallaca en el congelador junto con otras cien que serán hervidas durante los almuerzos de todo el mes, incluso hasta febrero. 

Otros platos fundamentales en las celebraciones venezolanas son el pan de jamón, el pernil y la ensalada de gallina. 

A continuación el equipo de ALDÍA comparte sus recuerdos navideños.

 

Dónde encontrar estas comidas en Filadelfia y en las áreas cercanas

Los Amigos 2327 S 12th St, Philadelphia, PA 19148

Cafeteria y Panaderia Las Rosas 1712 S 8th St, Philadelphia, PA 19147

Colombian Bakery 4944 N 5th St, Philadelphia, PA 19120

La Caleñita 5034 N 5th St, Philadelphia, PA 19120

Mi Puebla Bakery 7157 Germantown Avenue, Philadelphia, PA 19119

El Coquí 3528 I St, Philadelphia, PA 19134

Las Lomas 1034 S 9th St, Philadelphia, PA 19147

El Soto Deli 500 Tasker St, Philadelphia, PA 19145