El escenario espacial se compone de un programa vodevil de juegos absurdos con un anfitrión de género-doblada en tacones rojos y muy altos, una robot con una apariencia innegable a la artista Sia, un Hamlet “hipster” contemporaneo con acento Latino, un mosquito inseguro de sí mismo, una diosa negra en blanco, un pastor satírico, el padre francés del absurdismo Albert Camus, y veinte-y-tanto jóvenes en monos de prisión (con estilo). De algún modo, la ridiculez de este ensayo único y cómica aumenta las realidades oscuras y ocultas que intenta desarrollar sobre la vida, y, específicamente, aferra con la cuestión contextual y existencial de elegir terminar la vida.

La protagonista, Alameda, es una adolescente moderna que decida suicidarse al inicio del musical, y se encuentra enredada en un vacuo prismático, acogedor, y llamativo que se titula “El espectáculo espacio-tiempo elemental,” donde necesita ganar para escoger si puede morir, o si se condena con la continuación de su vida. Con letras filosóficas, cosmológicas, y religiosas, Alameda lucha con su decisión macabre a través de música eclectica indie-rock que nos inspira a contemplar nuestra existencia, acompañando a Alameda hasta el final climático.

César Alvarez, el escritor y compositor de esta musical peculiar, obtuvo la fuente de creatividad según una “confluencia de tensiones” en su propia vida, especialmente su conflicto con su identidad bicultural- de padre Cubano y madre blanca -en el Sur de los Estados Unidos, y su esfuerzo de entender el ¿Por qué? del suicidio de su amiga en 2013:

“Hay un monólogo importante en la pieza cuando Alameda describe pintando un astronave debajo de su escritorio, donde ella puede escapar su situación y ocuparse de cuestiones de existencia dentro de su imaginación. Este es un cuento tomado de mi propio niñez en Georgia y en Carolina del Norte. Vivi en pueblos económica y racialmente segregadas en el Sur, y me sentí abnormal y como un ‘otro.’ Mi papá tuvo la experiencia clásica y dura de un inmigrante, y mi mamá era la hija de un ministro Presbiteriano del Sur. Las injusticias que enfrente y observe, algunas veces, me impulsó a tener ganas de escapar al universo… Es un impulso muy similar al de la decisión de Alameda.”

“El objetivo de la pieza no es juzgar el egoísmo del suicidio, el objetivo es simplemente considerar estar en el universo como una existencia increíblemente impresionante, y considerar como dejando todas las posibilidades infinitesimales del universo puede ser una transformación. La retrospectiva comedica de los eventos y las razones que Alameda intenta suicidarse no son notables o singulares, son cosas que todos hemos enfrentado, que nos hacer sentir que nuestras vidas son inaguantables. A nadie le gusta sentir sin esperanza, a nadie le gusta sentir sin propósito. La comunidad del ‘Espectáculo espacio-tiempo elemental’ es una comunidad que acepta a Alameda, que no perjudica a Alameda por tener sentimientos tenebrosas o cuestiones de la existencia. El poder de la pieza es la representación… Mi ambición es que alguien que vea a esta pieza que está luchando con su salud mental o con su tristeza puede verse en Alameda, y puede captar que si existen personas dispuestos a aceptar su oscuridad. Específicamente, quiero que los jóvenes (el grupo que más se suicida en Los Estados Unidos) se sientan representados en este musical emocional e extraordinario. Quiero empezar una conversación importante sin estigma y sin crítica.”

Preparanse a reir un monton, llorar un poco, y reflexionar mucho con los personajes absurdos en el “Espectáculo espacio-elemental,” que se expone en Philadelphia Arts Bank en colaboración con La Universidad de las Artes y el festival Fringe Arts hasta el 24 de septiembre.

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