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¿Dónde estaban las estrellas?

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Luca Toni (d), del Bayern de Munich, ante el Sporting de Lisboa en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado hoy, 25 de febrero de 2009, en el estadio José de Alvalade, en Lisboa (Portugal). Bayer ganó 5-0.

Esperados como solución para resolver las eliminatorias, las grandes estrellas brillaron en general por su ausencia en los octavos de final de la Liga de Campeones, dejando a sus hinchadas con la moral por los suelos.

En la ruleta de las eliminatorias a doble partido, la única consigna que vale es ganar. Y esta necesidad dispara las emociones y las ansias. Es entonces cuando los equipos y sus hinchadas confían en que sus figuras resuelvan el problema.

En los duelos de ida jugados el martes y el miércoles, pocos de los ídolos más cotizados han colmado las expectativas de sus seguidores.

De los que se esperaba un gol liberador, no acudieron a la llamada los argentinos Leo Messi, Gonzalo Higuaín y "Kun" Agüero, el camerunés Samuel Eto'o, los españoles Raúl y Fernando Torres, el portugués Cristiano Ronaldo, el sueco Zlatan Ibrahimovic, los italianos Alessandro Del Piero y Francesco Totti, el brasileño Adriano y el francés Karim Benzema.

Bien es verdad que algunos de estos futbolistas ofrecieron destellos de su clase, como el pase de Agüero a Maxi para el primer gol del Atlético o el potente disparo de Cristiano Ronaldo, en el saque de un libre directo, que Julio César detuvo con el pecho.

Parece poco jugo para unos futbolistas cuyas cotizaciones rondan cifras mareantes.

En su descargo, se puede argumentar que muchos técnicos perfilan rígidos sistemas de juego que dejan poco espacio a la imaginación. Se impone la ley de la defensa.

Rafael Benítez desplegó a sus jugadores en el Bernabéu como Alejandro Magno lo hacía con sus falanges. Cada "soldado" conocía su tarea al dedillo. Sólo había que esperar a que el "enemigo" se estrellara contra las picas y perforar sus armaduras al menor descuido. Que llegó en el minuto 82, en el saque de una falta. Gol de Benayoun y el Madrid, perplejo.

En Milán, José Mourinho no estaba disgustado por el empate a cero con el Manchester United, en una demostración de que su objetivo no era marcar un tanto, sino que no se lo anotaran a su equipo. El síndrome del valor doble de los goles a domicilio en caso de empate.

Queda el segundo partido los próximos días 10 y 11 de marzo. Será de nuevo el momento en que los hinchas depositen todas las esperanzas en sus ídolos. ¿Acudirán a la cita?.