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La cantante de origen puertorriqueño Ani Cordero tocará el próximo domingo 5 de marzo en Filadelfia. Foto: Bek Andersen

Ani Cordero: “Los que vengan a mi concierto van a escuchar algo político”

La cantante de origen puertorriqueño Ani Cordero ha convertido sus canciones en una forma de conectar con sus raíces culturales y de denunciar las injusticias…

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“Despierto un domingo y escucho las noticias/ en mi país ha habido otra injusticia /Relatan el evento con tanto detalle/Pero al fin del cuento dicen/ Que el muerto, es el culpable. /Y me tumba, tumba, tumba…”

Nacida en Boston de padres puertorriqueños, la cantante y baterista Ani Cordero tiene muy claro lo que pretende conseguir con sus canciones: denunciar las injusticias sociales y despertar la conciencia política de los americanos. Así que los que este domingo 5 de marzo tengan la suerte de poder asistir a su concierto en el Calvary Center de Filadelfia, están avisados: “van a escuchar algo político”, explica Ani Cordero por Skype desde su apartamento en Brooklyn, Nueva York, donde hace unos años se mudó por amor.

“Antes tocaba más rock, pero ahora estoy más enfocada en explorar las raíces de mi cultura,  mezclando ritmos latinos con la protesta política”, explica Ani, que en los últimos cuatro años ha vivido con angustia el auge de la corrupción y los abusos policiales contra la gente de color en los Estados Unidos. “La policía sigue matando a personas de color y a pesar de haber juicio, nunca llegan a ser declarados culpables,”, se lamenta.

Con la llegada de Donald Trump y su discurso anti-inmigración, todo le parece aún peor. “En estos momentos la situación es grave, el activismo debería interesarnos a todos”, añade, en tono preocupado.

Las canciones de protesta política son el denominador común de su nuevo álbum, “Querido Mundo”, en el que la artista fusiona los instrumentos de percusión caribeña – congas, bongos y claves– , con ritmos andinos y letras de denuncia social.

“Empecé a interesarme por estos temas en la universidad”, explica la cantante de 43 años, que vivió la mayor parte de su juventud en Atlanta (Georgia). De hecho, Cordero estudió la carrera de Ciencias Políticas y nunca imaginó que acabaría dedicándose a la canción profesionalmente, aunque en casa la música siempre estaba presente.

Mi familia lleva la música en la sangre. Mi padre toca la mandolina y mi madre la guitarra, y en Puerto Rico los dos eran miembros de la tuna de la Universidad de San Juan”, explica la cantante. Sus hermanos también saben tocar, y la familia suele  juntarse para tocar en cualquier ocasión de fiesta. “A los puertorriqueños nos encanta la música, ya se sabe,” explica Cordero, sonriente.

Contar con el apoyo de sus padres para su carrera musical fue una suerte para Cordero, que con 15 años se compró su primera batería con el dinero ahorrado haciendo de babysitter.  “Nunca se opusieron, aunque la batería fuera un instrumento poco de chica”, recuerda.

En la Universidad, Ani formó un grupo de indie-rock con otras compañeras de clase –ella era la baterista– y poco después de graduarse tuvieron la suerte de una discográfica les publicó un álbum enseguida. Desde entonces, Cordero se ha dedicado a la música, primero desde Atlanta, y más tarde desde Nueva York, donde ha ido consolidándose como cantante Latina de protesta social.  

Todo el mundo necesita un soundtrack, una música que te dé energía para seguir luchando

“Parte de mi trabajo como artista es llamar la atención sobre los temas de injusticia social que acaban enfrentando a los diferentes grupos de la sociedad.  Me gusta tratar la música como una plataforma de diálogo. Todo el mundo necesita un soundtrack, una música que te dé energía para seguir luchando.”

Según Cordero, entre el público que acude a sus conciertos -entre ellos el que dará este domingo en Filadelfia- suelen mezclarse jóvenes Latinos nacidos en Estados Unidos así como  norteamericanos blancos interesados por su trabajo musical, “pero está claro que todos los que vienen van a escuchar algo político. Ya no me puedo morder más la lengua,” dice.  

A pesar de que su música queda alejada del mainstream Latino, dominado por el Pop o el Reggaetón, y de que probablemente nunca llenará estadios,  Cordero está contenta de poder haber llegado hasta aquí. “En Estados Unidos hay buenas oportunidades para ser músico, aunque seas Latino. No sé si soy un ejemplo para la comunidad hispana, pero al menos creo que al menos sí lo soy para las mujeres. En el mundo de la música en general hay pocas mujeres, aún menos latinas y bateristas, como yo”, sonríe.

Acto seguido, Ani recuerda que cuando era pequeña su tío la llevó a al centro comercial Las Américas, el más grande de la capital de Puerto Rico, y ella se puso a tocar la batería expuesta en una tienda. Todo el mundo se la quedó mirando: “Una niña tocando la batería”, decían. “Para ser músico –hombre o mujer- el único secreto es coger el instrumento y ensayar. El talento lo llevamos todos, y se desarrolla trabajando, ”añade.

En el mundo de la música en general hay pocas mujeres, aún menos Latinas y que toquen la batería, como yo

En los próximos días, Ani se dedicará a preparar su gira para presentar el nuevo álbum, que la llevará de Nueva York a Atlanta, pasando por Filadelfia. No suele tocar en clubs de rock convencionales, sino en centros con un programa social activo, que le permitan quedarse charlando con el público y otros activistas cuando termina el show.

En Filadelfia, el concierto de Ani Cordero está organizado por Crossroads Music, una organización sin ánimo de lucro que gestiona conciertos de artistas con raíces culturales de todo el mundo. “Mis conciertos son un diálogo entre el público y yo. Pero también se baila”, concluye.