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(Derecha) El general Valeriano Weyler. (Izquierda) Civiles cubanos durante el periodo de la reconcentración. Photo: El Independiente
(Derecha) El general Valeriano Weyler. (Izquierda) Civiles cubanos durante el periodo de la reconcentración. Photo: El Independiente

Valeriano Weyler y el Holocausto cubano: Historia de un genocidio poco conocido

El general español fue el inventor de los modernos campos de concentración. Su experimento piloto del horror fue Cuba. 

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El turbulento siglo XIX español dio a la cultura mundial dos palabras que resumen muy bien aquellas décadas tumultuosas: “guerrilla” y “pronunciamiento”. Ciertamente, la edad liberal fue en la Península Ibérica un sinvivir de regímenes políticos fallidos, golpes de Estado e intentonas revolucionarias. Exaltados y moderados se odiaron a tiros, mientras que los carlistas provocaron tres guerras civiles en poco más de treinta años. Pero lo peor llegó en 1896, casi en el cambio de siglo, cuando la política represiva del general Weyler se convirtió en un claro precedente de la violencia extrema que los totalitarismos iban a desatar en el mundo en el siglo XX.

No se ha reparado mucho en un capítulo particularmente oscuro de la historia militar de España que, por su modernidad, su significado inmoral y su alcance racial, constituye una auténtica mancha para un Estado que no sabía cómo acomodarse de una forma tranquila en el liberalismo. Esa política genocida empezó en octubre de 1896 y se calcula que se llevó por delante entre trescientas cincuenta mil y setecientas mil personas que fueron obligadas a trasladarse del campo a la ciudad. El general Weyler pretendía, de este modo, cortar los suministros de material y alimentos que la población civil entregaba al Ejército Libertador Cubano, liderado por Máximo Gómez. La idea parece que no fue suya, sino de su predecesor al frente de las tropas españolas en la isla, el general Arsenio Martínez Campos, que había sido derrotado por Antonio Maceo, lugarteniente de los mambises independentistas. Weyler llegó a ser apodado “técnico de la crueldad” por el modo despiadado en que desplegó el plan ideado por su predecesor. 

La política criminal de reconcentración urbana duró hasta 1898, año en que España perdió definitivamente la colonia cubana, atacada por Estados Unidos. No fue la última vez que Weyler fue enviado a sofocar rebeliones: también se recuerdan sus violencias represivas en la Barcelona en llamas de 1909. Con el tiempo, este militar mallorquín se convirtió en algo así como el especialista del régimen a la hora de sofocar levantamientos. Hay que añadir que las demás potencias utilizaban métodos parecidos a los españoles para tratar de imponerse: los norteamericanos diezmaron a las poblaciones indígenas confinándolas en campos de concentración, así como también los británicos al mando de Herbert Kitchener, trasladaron masivamente a la población bóer, cometiendo toda clase de atropellos. 

Habitualmente, se considera el genocidio contra los armenios como la primera política de exterminio masiva y sancionada por un estado moderno. La horrible masacre de armenios empezó en 1915, y se llevó entre un millón y medio y dos millones de personas que fueron obligadas a dejar sus hogares para perecer entre marchas forzadas y ejecuciones. La política represiva de Valeriano Weyler no alcanzó esas cifras de víctimas, pero no fue menos severa y dejó imágenes escalofriantes de personas en avanzado estado de desnutrición.

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