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La "zozobra" es una palabra mexicana para definir a un tipo muy concreto de ansiedad y que casa muy bien con los tiempos que vivimos. 
La "zozobra" es una palabra mexicana para definir a un tipo muy concreto de ansiedad y que casa muy bien con los tiempos que vivimos. 

¿Sufres ansiedad por el resultado electoral? Puede que estés sintiendo “zozobra”

Imágenes de la policía, fake news sobre el recuento de votos y las amenazas de querellas de Trump; un cóctel molotov que nos impide anticiparnos al futuro. Y…

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La polarización política abre hoy una pluralidad de futuros que se despliegan como terribles predicciones de los que sufren zozobra o ansiedad anticipatoria. Este es un modo de referirse a la manera en que interiorizamos futuros contrapuestos, todo ello acentuado por la devastación mental que supone la pandemia. 

La ansiedad es como un gusano horrendo alimentado por todos los temores y condicionales posibles, que como un implacable enemigo se extiende desde el estómago al cerebro controlando nuestro flujo de pensamientos. Así es como se sienten hoy millares de adultos, con el pecho encogido y una voz en off susurrando las peores posibilidades para el futuro de la nación. 

Estados Unidos demuestra una vez más que es un país profundamente dividido. La polarización experimentada en las últimas semanas, sumada a la tensión añadida de estos cuatro años de intensa legislatura con un magnate narcisista a los mandos, se ha materializado físicamente en las calles de América y, especialmente, en las mentes de todos aquellos atrapados por los fantasmas de los posibles resultados. 

En México llaman zozobra a un tipo concreto de ansiedad que impide discernir las peculiaridades del instante presente, también conocida en castellano como ambivalencia, una relación bidireccional con la realidad en la que se interiorizan todas las posibilidades de que algo tenga valores contrapuestos o pueda interpretarse con divergencias. 

Esta tipología de la angustia es una realidad no patológica que experimentan durante las jornadas de hoy muchos adultos, con la mente acelerada por el excitado ritmo de los noticieros y todo tipo de fuentes de información. 

En términos psiquiátricos mucho más precisos esta gestión interior de los miedos se conoce como ansiedad anticipatoria, la misma ansiedad que nos susurra que suspenderemos un examen antes de terminar o que la cita saldrá irremediablemente mal antes de empezar. No es una enfermedad ni un síntoma sino una emoción exagerada en la que nos dejamos poseer por los peores escenarios posibles. 

Las causas varían mucho y puede depender de un millar de motivos pero, clínicamente, muchas veces se entiende como el resultado de una ansiedad infantil, la inferioridad adquirida, los complejos, una mentalidad victimista o como el resultado de conductas evasivas. Todo ello, además, se ve sumamente complicado por el devastador panorama de la salud mental que nos deja la pandemia, sobre el que ya muchos doctores han advertido que supone un aumento de problemas relacionados como la depresión. 

Las noticias de las últimas horas no ayudan nada a aquellos ansiosos y ansiosas conectados a los telediarios, a Twitter o fuentes de información más dudosas. Entre los mensajes con imágenes de la Guardia Nacional en Portland, los informes engañosos o fake news sobre el recuento en Pensilvania que se han hecho virales, los anuncios de querellas por parte de Trump respecto a los ajustados resultados o el sorprendente impacto republicano entre los latinos de Miami que ha facilitado la victoria en Florida, es prácticamente imposible iniciar ecuánimes procesos mentales que nos permitan discernir el futuro y anticiparnos a él, rindiéndonos así a los miedos y terribles sensaciones corporales que causan la zozobra. 

El filósofo materialista alemán Ernst Bloch (1885-1977), conocido por importantes obras como El principio esperanza o El espíritu de la utopía, buscó el modo de hablar de la manera en que el futuro reside en el presente. No a través de proyectos ideológicos ni planes estatales, sino en el modo material concreto en el que las semilla del futuro vive en el presente. Por ello solía hablar del “faro del instante presente”, una metáfora para referirse al modo en que, como un faro, somos a veces capaces de mirar a lo lejos e interpretar el futuro sin, por el otro lado, ser capaces de mirar a nuestros pies y comprender las condiciones del presente. 

Es ese mismo “faro del instante presente” el que se despliega en todos aquellos sufriendo ahora mismo de zozobra, que atemorizados por estos cuatro años hacen cábalas imposibles de determinar con seguridad sobre un futuro en el que, gane quien gane en las elecciones de hoy, suelen perder los de siempre.

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