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Mercedes Cortés cobraban algo más de $4 por hora cosiendo etiquetas que valían $12. ¿Cuántos "likes" tiene eso? Vía LA Times
Mercedes Cortés cobraba algo más de $4 por hora cosiendo etiquetas que valían $12. ¿Cuántos "likes" tiene eso? Vía LA Times

Esclavitud prête-à-porter: La triste realidad tras la ropa que visten la mayoría de instagrammers

El Departamento de Trabajo investiga cientos de casos de explotación laboral en fábricas de Los Angeles, donde se cose la moda que llevas puesta

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¿Nunca te has preguntado cómo pueden unos jeans costar 24 dólares? ¿Ni por qué el ropero de una influencer de Instagram parece la chistera de un mago, con nuevos complementos y modelitos diarios con los que nutren sus feeds?

En menos de dos semanas, las empresas que visten a las gurús de la moda por Internet, cosen y envían vaqueros, vestidos y abrigos que aparentan costar cientos de dólares a precio de saldo. Una caricia para tu bolsillo, sí, y un martillazo en las manos de quienes enhebran la aguja. La mayoría de ellos, personas indocumentadas que trabajan en condiciones de semi esclavitud.

El Departamento de Trabajo federal ha reportado cientos de casos en que las factorias contratadas por intermediarios para realizar prendas de moda económica tenian trabajando a personas en situación de vulnerabilidad.

“Los Angeles -escribía la periodista de investigación Kitty Bennett en NYT- están lleno de fábricas que pagan a sus trabajadores ilegalmente y lo menos posible, luchando contra competidores extranjeros, que pueden pagar aún menos”, y de esa forma alimentan un sistema de “talleres de explotación”.

Desde 2016 hasta el presente año, Trabajo descubrió que la ropa de Fashion Nova se manufacturaba en fábricas que debían 3,8 millones de dólares en salarios atrasados a cientos de empleados, de acuerdo a documentos federales revisados por NYT. 

Con el agravante de que estas factorías, contratadas a su vez por vendedores, para producir lo que te pones dos veces y luego guardas en el armario paga alrededor de 2,77 dólares por hora; casi la propina que se lleva el chaval que te corta el césped al salir del colegio. 

La compañia Fashion Nova ha informado recientemente a este periodico que "Fashion Nova siempre ha pagado a sus empleados en cumplimiento de la ley" y que fueron los vendedores quienes subcontrataron a estos talleres sin su conocimiento. 

¿Quién lava los trapos sucios?

Mercedes Cortés (56), antigua trabajadora de Coco Love, una fábrica destartalada cerca de las oficinas de Fashion Nova, en California, ganaba algo más: unos 270 euros por semana, el equivalente a 4,66 dólares por hora. Trabajaba todos los días, sin descanso, aunque cobraba a razón de lo rápido que moviera los dedos: primero unos 4 centavos por manga de camisa, unos 5 por las costuras laterales… “Había cucarachas. Había ratas”, le explicó a Bennett. “Las condiciones no eran buenas”.

Cuando en 2016 Cortés dejó Coco Love y llegó a un acuerdo con la compañía por un monto de 5.000 dólares en sueldos atrasados, las etiquetas que cosía valían 12 dólares -más del doble de su salario por hora-. 

De hecho, fueron esas mismas etiquetas de Nova Fashion las que los investigadores federales encontraron este año en las fábricas de ropa donde se abusa de los trabajadores, según reportó NYT.

“En septiembre, tres funcionarios del departamento se reunieron con los abogados de Fashion Nova para decirles que, durante cuatro años, la ropa de la marca había sido encontrada en 50 investigaciones de fábricas que pagaban menos del salario mínimo federal o que no pagaban horas extras”, escribió la reportera.

Desde 2016 hasta el presente año, Trabajo descubrió que la ropa de Fashion Nova se manufacturaba en fábricas que debían 3,8 millones de dólares en salarios atrasados.

No obstante, de acuerdo a la ley federal, las marcas no pueden ser penalizadas si pueden probar que desconocían estos abusos. A día de hoy, afirma NYT, ningún retailer ha sido multado en Los Angeles por contratar los servicios de estos talleres de explotación. 

La empresa, en declaraciones a The Times, aseguró que todos sus trabajadores son debidamente compensados y que “cualquier sugerencia de que Fashion Nova es responsable de pagar mal a cualquiera que trabaje en nuestra marca es categóricamente falsa”.

En tanto, la cadena de precariedad continúa. Mientras las influencers de moda siguen vistiendo ropa de saldo que parece cara, quienes coses y remachan sus vestidos no pueden hacerse un solo selfie en el que aparezcan sonrientes.