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Sandra Cisneros retratada por Al Rendon en su casa de Chicago, en 1988. Lorraine Hansberry fotografiada por David Attie para Vogue en 1959.
Sandra Cisneros retratada por Al Rendon en su casa de Chicago, en 1988. Lorraine Hansberry fotografiada por David Attie para Vogue en 1959.

De Lorraine Hansberry a Sandra Cisneros: Las escritoras BIPOC que cambiaron la literatura americana

La National Portrait Gallery acoge hasta el próximo 18 enero una exposición que reúne los retratos de 24 escritoras que han revolucionado la narrativa de…

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Pedro & Daniel

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 “Algún día tendré mi propia casa, pero nunca olvidaré quién soy y de dónde vengo”, dice Esperanza Cordero, la joven chicana protagonista de The House on Mango Street.

Una novela escrita por la Sandra Cisneros que cuando aparició publicada en 1984  supuso un punto de inflexión en la literatura chicana y, por extensión, también en la norteamericana. Haciéndonos reflexionar sobre la raza, el género y la clase a través de una suerte de memoir e historia de iniciación con la que podían identificarse los jóvenes latinx estadounidenses.

“Empecé a escribir historias sobre las vidas de mis estudiantes y las introduje en el vecindario de mi infancia”, explicó en 2016 la autora, que por aquel tiempo trabajaba en una escuela en Chicago, ciudad donde creció. 

“Siento que como escritora tengo el don de expresar lo que las otras personas sienten, y poder hablar por ellos, aportando claridad y tendiendo puentes entre comunidades que no se entienden las unas a las otras”, añadió. 

Cisneros, retrata en 1988 por el icónico fotógrafo Al Rendon, está sentada en los escalones de su casa, junto a su mascota y vuelta hacia el vecindario, como si conversase con él. Su pose relajada y su apariencia nos recuerda a una suerte de discípula orgullosa de Frida Kahlho. 

La chicana es una de las escritoras cuyas fotografías y otros objetos personales y obras figuran en la exposición Her Story: A Century of Women Writers, que acoge la National Portrait Gallery hasta el 18 de enero.

Una veintena de autoras que devinieron un influyentes narradoras de realidades que hasta entonces estaban muy lejos de aparecer en los grandes obras de la literatura americana. 

Como Toni Morrison, Alice Walker, Anne Sexton, Joyce Carol Oates, Maya Angelou, Lorraine Hansberry o Ayn Rand, quienes ganaron, al igual que Sandra Cisneros, algunos de los galardones literarios más importantes del siglo XX.

“Es un grupo muy bien armado”, explica al Smithsonian Magazine la historiadora Gwendolyn DuBois Shaw. “Y los objetos de la exposición también son muy diversos. Tenemos esculturas, pinturas, dibujos y fotografías. Así que realmente proporciona al espectador una muestra muy potente de 100 años de mujeres de diferentes orígenes”.

Una de las autoras más radicales de la exposición es, sin duda, la escritora, dramaturga y activista afroamericana Lorraine Hansberry, que a pesar de morir joven, hizo grandes contribuciones a la lucha contra el racismo y una feroz crítica que aún sigue estando muy en presente.

Hansberry fue retratada por el fotógrafo de Vogue David Attie en su apartamento del Green Village. Attie captó con su cámara todos los detalles del estudio en donde la autora había escrito A Raisin in the Sun y explorado la horrible violencia racial a partir de sus propias vivencias. 

La imagen se tomó en el momento en que la activista tenía 29 años -faltaban 5 años para su muerte- y su dura y certera obra sobre la sagregación racial se había estrenado en Broadway, dirigida por Sidney Poitier. 

De hecho, Lorraine Hansberry fue la primera mujer negra cuya obra se produjo en Broadway, convirtiéndose en una pionera.

La escritora había vivido de lleno la violencia racial desde niña, cuando su familia se mudó de vecindario desianfiando los vecindarios-guetto de Chicago y sentando precedente, aunque tuvieron que sufrir las agresiones de turbas de blancos furiosos, como se refleja en A Raisin. 

Otras imágenes son casi como latidos. 

Responden a un impulso interno de la propia escritora, como si el paisaje que la rodea no existiera o fuera confuso e inasible para la protagonista. Así ocurre en el retrato de Maxine Hong Kingston, realizado por Anthony Barboza, y que muestra a la chino-estadounidense en una habitación borrosa. Lo que acentúa, según las curadoras, los sentimientos de liminalidad presentes en la escritura de Hong Kingston, que siempre se sintió atrapada entre el folclore y la cultura chica y la americana. 

Her Story es, en suma, un puzle de instantáneas que narran a celebradas escritoras y también un viaje que nos habla de las grandes contribuciones de mujeres que desde la raza, la clase y el género construyeron el “otro” relato de la América real.