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Ivonne Garcia, Philadelphia resident and community activist recieving her COVID-19 vaccine. 
Ivonne García, residente en Filadelfia y activista comunitaria, recibiendo la vacuna COVID-19. Foto por cortesía de: Ivonne Garcia.

A medida que Filadelfia reabre, algunos códigos postales se quedan atrás en la tasa de vacunación

Mientras Filadelfia levanta las últimas restricciones sobre mascarillas y protocolos de seguridad COVID-19, los datos públicos revelan que las comunidades de…

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El Departamento de Salud Pública de Filadelfia anunció elpasado viernes 11 de junio que levantaría las restricciones restantes sobre el uso de mascarillas en interiores.

A partir de ahora en la mayoría de lugares es opcional usar mascarilla en interiores, con algunas excepciones, y los restaurantes podrán poner fin a la restricción de solo atender pedidos hasta las 11 p.m. El fin de estos mandatos, que han estado vigentes durante casi 15 meses, sirve como un faro de esperanza para la ciudad, que atisba por fin el  fin de la pandemia.

Sin embargo, debido a una variedad de factores socioeconómicos y culturales, no todas las comunidades de Filadelfia pueden disfrutar de estas buenas noticias. Mientras los grupos demográficos más ricos pueden respirar aliviados, la lucha contra el COVID-19 sigue siendo una realidad en curso para las comunidades menos privilegiadas.

Una ojeada a los datos públicos  sobre el ratio de vacunación por raza nos revela que  existe una disparidad asombrosa entre las tasas de vacunación entre los habitantes de Filadelfia en general y los de color, particularmente dentro de la comunidad hispana.

A partir de la semana del 14 de junio, la cantidad de habitantes de Filadelfia de 18 años o más que recibieron al menos una dosis será del 69% en toda la ciudad. Sin embargo, la tasa para la población hispana se reduce a casi la mitad, con solo el 37% de los hispanos en el mismo rango de edad que habrán recibido al menos una dosis.

Este problema se vuelve aún más visible si se enfoca en los códigos postales del norte de Filadelfia, 19133 y 19134. Ambos representan a Kensington y sus vecindarios circundantes, con una de las poblaciones hispanas más altas de la ciudad, un 65.8% y 49.5% de la población total, respectivamente. 

También son los códigos postales que se encuentran entre los más bajos en términos de tasa de vacunación, y ambos tienen menos de 3,500 personas con al menos una dosis de vacuna por cada 10,000 personas.

Ivonne García, residente de Filadelfia y activista comunitaria, se sorprendió cuando se enteró de la disparidad en el ratio de vacunación y apuntó como posible razón la falta de información en español: 

“Es importante que la información les llegue [a la comunidad hispana] en español… es importante para que tengan más confianza”, dijo.

Superar la barrera del idioma también abre la puerta a otras recomendaciones, que incluyen, según García, más transparencia sobre el costo de la vacuna (no hay ninguno, ya que el gobierno federal la proporciona de forma gratuita) y la garantía de que los residentes son elegibles para recibir la vacuna independientemente de su estatus legal o nacionalidad (lo son).

Gloria, que solicitó solo ser identificada por su nombre de pila, es una ex voluntaria del equipo de vacunación COVID-19 en el Esperanza Health Center, que atiende a los vecindarios predominantemente hispanos de Hunting Park y Kensington.

Recordó haber sido testigo de la vacilación y la ansiedad de algunos de los pacientes hispanos que se vacunaron.

"No sabía si era miedo a la inyección, miedo a una reacción, miedo a desarrollar coágulos de sangre, etc.", dijo Gloria.

Señaló que la clínica trató de hacer que los residentes se sintieran lo más cómodos posible en un intento de frenar la desconfianza médica en la comunidad. Considerándolo todo, Gloria concluyó que tuvo bastante éxito.

"Creo que la clínica tuvo éxito porque tienen el tiempo y el espacio para prestar más atención a las diferencias culturales y el miedo y la ansiedad de la gente", dijo. 

Gloria comentó también que parte de su trabajo era brindar tranquilidad a los pacientes y estar siempre presentes y atentos por si alguno de los receptores de la vacuna se sentía mal.

También señaló, al igual que García, que expandir la presencia de sitios de vacunación bilingües para romper la barrera del idioma es un elemento crucial para facilitar una distribución equitativa de vacunas en Filadelfia.

A pesar del buen manejo del Esperanza Health Center y el éxito de la FEMA, que operaba desde el Centro de Convenciones, los datos generales de la ciudad todavía revelan la dura realidad sobre las barreras socioeconómicas y culturales que determinan quién está y quién no está protegido contra el COVID-19.

Para obtener más información sobre el protocolo COVID-19 de la ciudad, haga clic en este enlace a la página de inicio de actualizaciones de COVID-19 de la ciudad.

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