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Una aplicación de realidad aumentada desarrollada por investigadores de la Universitad Politécnica de Valencia (España), enseña a los niños diabéticos a relacionar alimentos con raciones de hidratos de carbono. EFE
Una aplicación de realidad aumentada desarrollada por investigadores de la Universitad Politécnica de Valencia (España), enseña a los niños diabéticos a relacionar alimentos con raciones de hidratos de carbono. EFE

Diabetes, claves de prevención

La obesidad y el sedentarismo están produciendo un aumento de los casos de diabetes tipo 2 en todo el mundo. Sin embargo, ciertos cambios en el estilo de vida…

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La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de niveles elevados de azúcar en la sangre. Esta patología aparece cuando el páncreas no produce una cantidad suficiente de la hormona insulina o bien cuando el organismo no puede utilizar de manera eficaz dicha hormona.

 La función de la insulina es hacer que el azúcar presente en el torrente sanguíneo penetre en las células para que éstas puedan obtener energía. Pero, cuando el azúcar no puede entrar en las células, se acumula en la sangre hasta alcanzar niveles perjudiciales para el organismo.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que el efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia, es decir, el aumento del azúcar en la sangre, que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.

Inactividad física y peso excesivo

Existen varios tipos de diabetes. La tipo 1 se caracteriza por una producción deficiente de insulina y necesita la administración diaria de esta hormona. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el propio organismo ataca y destruye las células que producen insulina.

Por su parte, la diabetes tipo 2, también llamada no insulinodependiente, se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la inactividad física, indica la OMS.  Así, los especialistas de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) explican que el exceso de grasa acumulado va deteriorando los mecanismos de producción y acción de la insulina. 

Esta situación obliga al páncreas a trabajar más, hasta que se agota y no es capaz de seguir produciendo la insulina necesaria para metabolizar los azúcares que ingerimos. En ese momento aparece la diabetes, detallan.

Hasta hace poco, este tipo de diabetes sólo se observaba en adultos, pero en la actualidad también se está manifestando en niños, apunta la OMS. 

Otro tipo de diabetes es la gestacional, en la que se da un aumento de azúcar en la sangre durante el embarazo. 

Según explica la OMS, en estos casos el azúcar en sangre alcanza valores que, pese a ser 

superiores a los normales, son inferiores a los establecidos para diagnosticar una diabetes. No obstante, la OMS subraya que las mujeres con diabetes gestacional corren mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto. Además, tanto ellas como sus hijos tienen más probabilidades de padecer diabetes tipo 2 en el futuro.

Uno de cada 10 adultos para 2040

La OMS advierte de que, con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. 

Así,  señala que los adultos con diabetes tienen un riesgo entre dos y tres veces mayor de infarto de miocardio y accidente cardiovascular. 

Del mismo modo, precisa que la retinopatía diabética es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. 

De hecho, expone que el 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes. También destaca que se encuentra entre las principales causas de insuficiencia renal.

Muchas personas viven con diabetes de tipo 2 durante un largo periodo de tiempo sin ser conscientes de ello. Para cuando se les diagnostica la enfermedad, ya se han producido complicaciones, señala la Federación Internacional de Diabetes. 

Esta entidad, manifiesta que es un problema creciente, pues en 2015 habrá 415 millones de adultos con diabetes y se estima que esta cifra pueda alcanzar unos 642 millones en 2040, lo que equivaldría a uno de cada diez adultos.

La diabetes tipo 1 no se puede prevenir, pero esto sí es posible con la tipo 2. Los estudios de factores de riesgo, estilos de vida y nutrición han permitido establecer una relación clara entre el desarrollo de diabetes tipo 2 y la obesidad, afirma Eduard Montanya, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).

El especialista subraya que una alimentación saludable, mantener el peso adecuado y realizar una actividad física constante son elementos fundamentales en la prevención de la diabetes tipo 2.

En lo relativo a la alimentación, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición hace una serie de recomendaciones:.

• Comer siempre a la misma hora y hacerlo sentado a la mesa.

• Emplear aceite de oliva (preferiblemente virgen) para cocinar y aliñar los platos pero con moderación, unas 3 o 4 cucharadas al dÌa.

• Seleccionar carnes con poca grasa.

• Consumir al menos tres raciones de pescado a la semana.

• Aprender a identificar en las etiquetas de los productos envasados la cantidad total de 

grasas y calorÌas que aportan estos alimentos.

• Mantener un adecuado estado de hidratación a base de bebidas sin calorías.

• Incrementar la actividad física del día a día, por ejemplo, subiendo por las escaleras en lugar de usar el ascensor, aparcando el vehículo más lejos o caminando para hacer los pequeños recados. 

La regla básica de los cincos

Esta entidad hace hincapié en la regla básica de los cincos, que consiste en consumir cinco raciones al día de frutas y verduras, pasear cinco minutos por cada hora que se esté sentado en el trabajo o en casa y caminar rápido durante 55 minutos al menos cinco días a la semana.

Todas estas medidas ayudarán a mantener un peso saludable y, además, sirven como ejemplo para los más pequeños. 

En este sentido, Rubén Bravo, especialista en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, afirma que la clave para reducir los niveles de obesidad infantil es predicar con buen ejemplo y hacer bien las cosas en casa para asentar las bases de una relación saludable con la comida.

La actividad física también es fundamental. De hecho, la Federación Internacional de Diabetes considera que es uno de los principales pilares en la prevención de la enfermedad.

Incrementar la actividad física es importante para mantener la pérdida de peso y está ligada a una reducción de la presión sanguínea, de la frecuencia cardiaca en reposo, incrementa la sensibilidad a la insulina y mejora el bienestar psicológico, indica.

La Federación Internacional de Diabetes también destaca la importancia de evitar el tabaco. 

Fumar es un factor de riesgo de muchas enfermedades crónicas, incluida la diabetes y sus complicaciones. Además de otros efectos perniciosos, incrementa la acumulación de grasa abdominal y la resistencia a la insulina, detalla. 

Asimismo, señala el papel del sueño en la prevención de la enfermedad. De este modo, manifiesta que dormir menos de seis horas al día o hacerlo durante más de nueve puede asociarse con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. 

La falta de sueño puede afectar al equilibrio de las hormonas que regulan la ingesta de alimentos y el balance energético. Por otro lado, dormir muchas horas puede ser síntoma de depresión o de un trastorno respiratorio del sueño, que deben recibir el tratamiento apropiado. Además, existe una estrecha relación entre la obesidad y el síndrome de apnea obstructiva, el trastorno respiratorio del sueño más común, subraya. 

Prevenir es posible. El Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y del Riñón de Estados Unidos afirma que para alcanzar este objetivo es necesario hacer al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada cinco días a la semana, por ejemplo, caminar rápidamente. También hay que comer alimentos bajos en grasa y reducir el número de calorías consumidas.

No es necesario que haga un esfuerzo enorme para prevenir o retrasar la diabetes, pero sí tiene que poner de su parte y hacer unos pequeños cambios en su vida, destaca esta institución.