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“100% reales, psicológicamente perturbadores y a menudo paranormales”. FOTOGRAFÍA: Haunted Latinoamérica
“100% reales, psicológicamente perturbadores y a menudo paranormales”. FOTOGRAFÍA: Haunted Latinoamérica

Haunted Latinoamérica: terror latino

Mañana se estrena la serie de Netflix que aborda leyendas urbanas y sucesos inexplicables de México y Colombia.

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Dicen que Latinoamérica es tierra de leyendas. Suelen olvidar que también esconde monstruos.

Haunted Latinoamérica es el spin-off de una de las series más exitosas del gigante del streaming Netflix, que desde 2018 aborda el terror psicogeográfico en forma de leyendas urbanas y recuerdos sin explicación. La nueva serie se estrena con el continente sudamericano el 31 de Marzo.

Se centrara en esta ocasión en casos y entrevistas de México, de la zona de Monterrey, así como en Colombia con testimonios de Bogotá. Puede comprenderse esta nueva temporada como una ampliación de la propia saga The Haunted así como parte de la campaña de ampliación al continente latino de la propia plataforma.

El tráiler escalofriante confirma que continuarán con el formato mixto de entrevistas y recreaciones cinematográficas de la anterior temporada, con seis episodios de casos distintos de personas cotidianas.

Las recreaciones siguen la estética del cine de terror más moderno con muchos efectos especiales a intensas velocidades.

En palabras de la plataforma, la nueva temporada ofrecerá “una mirada escalofriante a los relatos, de primera mano, de personas latinoamericanas que han sido testigos de horripilantes y extraordinarios sucesos sobrenaturales y otros fenómenos inexplicables”. Todos ellos “100% reales, psicológicamente perturbadores y a menudo paranormales”.

Fértiles pesadillas

El terror en lecho latinoamericano brota en forma de fértiles pesadillas, con todos los ingredientes. Existe además una gran cantera de autores y autoras que continuamente en nuestra cultura afrontan lo más fundamental del miedo, las preguntas que brotan sobre la identidad a través de la Otredad de lo monstruoso.

Los ingredientes son cercanía basada en una rica cultura oral que se inscribe en las urbes causando lo que llaman psicogeografía, una relación entre mente y territorio explotada artísticamente. Son los casos de cementerios y casas encantadas los que cumplen con estas reglas pero también con los fantasmas que funcionan como ancla temporal sobre una localización.

En segundo lugar hay una rica heterogeneidad espiritual, expresada en gran cantidad de credos anteriores a la llegada del cristianismo. Tal es el caso del candomblé -que no solo es importante en Brasil, pues también se venera a los orishas en Colombia. Por supuesto también la falta de unidad con el Vaticano se expresa en una mayor diversidad de interpretaciones del fenómeno de las posesiones y exorcismos.

El tercer y más triste elemento es la obvia existencia de particulares monstruos. Con forma humana, sí. Regímenes dictatoriales y narcotraficantes han alimentado monstruosos egos que dejaron sus víctimas inexplicables por todo el continente, en ocasiones expresadas las atrocidades de modo alegórico para evitar el horror de lo que no podía ser nombrado.

En definitiva, material fértil para pesadillas y para una docuserie.