Saducirse de los hombros su responsabilidad sobre la tragedia ecológica lanzando tiros indiscriminadamente se ha convertido en una de las estrategias más comunes del ultraderechista Jair Bolsonaro, que el pasado viernes acusó al conocido actor Leonardo DiCaprio de estar detrás de los incendios que han arrasado grandes extensiones de la selva amazónica durante los últimos meses. 

“Este Leonardo DiCaprio es un tipo ‘cool’, ¿correcto? Donando su dinero para incendiar el Amazonas”, afirmó Bolsonaro en una charla con los medios, tras haber declarado que la Word Wildlife Fund (WWF), la mayor organización conservacionista del mundo, compró a los bomberos voluntarios para que tomasen fotos de los incendios que después utilizarían en sus campañas benéficas.

“Entonces, ¿qué hizo la ONG? ¿Qué es lo más fácil? Incendiar la selva, tomar fotografías, hacer un vídeo”, añadió el presidente, apuntando que DiCaprio donó 500.000 dólares a dicha campaña. 

Y dirigiéndose al actor, concluyó:

“Leonardo DiCaprio, estás contribuyendo con los fuegos en el Amazonas y no te va a funcionar. Una parte de eso (la donación) fue a parar a quienes están encendiendo las antorchas”.

DiCaprio, reconocido activista contra el cambio climático, salió al paso de las declaraciones de Bolsonaro, asegurando en redes que no había donado ningún dinero a dicha campaña. 

“Aunque dignos de todo apoyo, nosotros no financiamos a las organizaciones señaladas. Sigo comprometido con el apoyo a las comunidades indígenas brasileñas, gobiernos locales, científicos, educadores y el público en general que trabaja incansablemente para asegurar el Amazonas por el futuro de todos los brasileños”, anunció el actor.

En tanto, la WWF comunicaba que no había comprado ni promovido que se tomasen fotos de los incendios amazónicos. 

Los hechos empezaron el jueves, cuando cinco bomberos vinculados a la ONG Alter do Chao fueron arrestados, acusados de provocar incendios en la selva para documentarlos y emplear el material en la campaña de recolección de fondos. Ese mismo día un juez ordenó que quedaran en libertad.

No hubo pruebas en su contra. 

Lo que hay, al menos así lo asegura la oposición y varios grupos ecologistas, es una estrategia del gobierno no solo para amedrentar a ambientalistas, sino para sacudirse la responsabilidad de estar facilitando que madereros ilegales y grandes corporaciones arrasen la selva con fines comerciales. 

Y no dice nada a su favor que el pasado mes de agosto, el presidente brasileño rechazase la ayuda financiera prometida por el G7 para apagar los incendios, que están devastando de forma cada vez más frecuente y cruenta grandes extensiones del llamado “pulmón verde” del planeta. 

Medios mentirosos, actores pirómanos y las redes sociales como herramienta para extender y alimentar la caza de brujas. ¿Quién será el próximo en pagar el precio de la politica de Jair Bolsonaro? 

El Amazonas ya lo pagó.