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Carlos Gutiérrez: Lecciones de un gran líder

El exsecretario de comercio de EE.UU. visitó Filadelfia y compartió algunas lecciones sobre el liderazgo que ha aprendido a lo largo de su carrera, entre la…

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El exsecretario de comercio de EE.UU., Carlos Gutierrez visitó Filadelfia el pasado 31 de octubre y compartió algunas lecciones sobre el liderazgo que ha aprendido a lo largo de su carrera, entre la cual también destaca su función anteriormente como CEO de Kellogg’s, y actualmente como copresidente de la forma de consultoría Albright Stonebridge Group.

Durante el evento, parte de la serie de conversaciones de AL DÍA en el Union League, el cubano habló sobre cómo se abrió paso del mundo corporativo en México al de Latinoamérica, Estados Unidos y el mundo, y sobre las lecciones que ha aprendido de primera mano así como de otros líderes. 

Gutiérrez hizo énfasis en que un gran líder es capaz de dirigir a personas diferentes a sí mismo en cuestiones de raza o etnia, algo que él mismo tuvo que demostrar a quienes creían lo contrario. 

Gutiérrez recordó los tiempos en que luego de trabajar por años en Kellogg’s México y con gran éxito, se decidió a entrar a uno de los mercados anglosajones del mundo —Estados Unidos, Canada, Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia.

En ese entonces enfrentó la resistencia de su jefe, quien sin decirlo explícitamente cuestionó que un latino pudiera ser capaz de dirigir a no latinos. 

“Me alegra que entonces no entendí lo que me quería decir porque quizá me hubiera convencido”, dijo Gutierrez. “Si alguna vez te preguntas si puedes dirigir a un grupo de personas diferentes a ti mismo, no lo pienses demasiado”.

En 1991 Gutierrez fue nombrado a vicepresidente de Kellogg’s en EE.UU., y en 1999 CEO de esta compañía.

Su primer año como presidente, según recordó, fue un “desastre”  en el que tuvo que hacer frente al declive del valor de las acciones de la compañía, a la vez que intentaba convencer a la junta directiva de pedir un préstamo de $6 mil millones de dólares para comprar otra compañía bajo el nombre de Keebler.

“La junta estaba pensando que en vez de pedir todo ese dinero prestado para comprar otra compañía deberíamos vender la nuestra”, dijo Gutiérrez. 

Finalmente, con mucho esfuerzo, y una batalla de meses, logró convencer a la junta, y llevar a cabo la transacción. Después de esto, tuvo una conversación con su consejera general, quien le dijo que la adquisición había sido “un acto de pura voluntad” por su parte.

“Hubo muchos días en los que pudo haber sido más fácil pensar que era demasiado complicado que no iba a funcionar y darme por vencido”, dijo Gutiérrez. Pero no fue así, y el tiempo demostró que esa transacción había sido lo mejor para la compañía. 

Otra de las cualidades de los grandes líderes, según Gutierrez, es la conciencia que deben tener de sí mismos, una lección que a él mismo le gustaría haber aprendido hace 30 años, ya que en ese entonces, considera él buscaba ser siempre el que tenía la última palabra, el que tomaba cualquier decisión, y el que tenía la respuesta a cualquier pregunta. 

“Pero los grandes líderes saben para qué son buenos, para qué no, y tienen la confianza y seguridad de ser abiertos al respecto, y de construir un equipo con gente que los complemente”, dijo Gutiérrez. 

Cuando recién fue nombrado CEO de Kellogg’s contrató en un principio a una serie de personas con currículos impresionantes, y graduados de las mejores universidades para impresionar a la junta de directores, sin embargo muchas de esas personas resultaron no ser ideales para el trabajo pese a sus calificaciones. 

Finalmente Gutiérrez nombró como vicepresidente a un australiano con quien no tenía nada en común, y cuyo nombre no quiso mencionar.

“No podía haber un par más disparejo que ese australiano y este cubanoamericano”, dijo Gutierrez. “Ni siquiera nos llevábamos bien, pero él tenía lo que yo no tenía, y eso era lo mejor para la compañía”.

Esa decisión que tomó entonces, se conecta con la tercera cualidad de un gran líder, según Gutierrez, el creer en algo más grade que en sí mismo y sus propios intereses.

“La empresa es lo primero”, dijo Gutierrez. “Los líderes vienen y van, pero la institución vive”.

La última lección de Gutierrez es la “simplicidad”.

“Los grandes líderes entienden la simplicidad y saben que la complejidad no es lo mismo que la sofisticación”, dio Gutiérrez.

En ese sentido, recordó cuando estando al frente de Kellogg’s, tomó la decisión de deshacerse de una gran cantidad de consultores, que a su juicio, nublaban la visión de la compañía entre tantas estrategias distintas. 

“El problema no es que no teníamos una visión, sino que teníamos demasiadas”, dijo Gutierrez.

En ese entonces se inspiró en la celebre frase del poeta cubano José Martí, “nuestro vino es amargo, pero es nuestro”, y la reinterpretó a su manera: “Nuestra estrategia podrá no ser muy sofisticada, pero es nuestra estrategia”.