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El prejuicio y la ignorancia – no son poca cosa

Santos frijoles, Batman, ¿qué hemos de hacer con todos esos mensajeros de la radio de derechas que difunden temores pandémicos mediante el prejuicio racial?

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    ¿Fajita flu?

    Santos frijoles, Batman, ¿qué hemos de hacer con todos esos mensajeros de la radio de derechas que difunden temores pandémicos mediante el prejuicio racial?

    Como nativo de Texas, orgulloso de las contribuciones culinarias de mi estado, estoy resentido que un ataque de la influenza se ligue a uno de los más sabrosos platos de res que conozca el hombre en un menú tex-mex, las fajitas.

    Neal Boortz, un sureño y personalidad de la radio, ha tildado esta vertiente en particular de la influenza la “fajita flu”.  Señor Boortz, para su información, las fajitas nacieron en el Valle del Río Grande en Texas, y no en México.

    Para no quedarse atrás, Lou Dobbs, de CNN, quien desprecia a los hispanos, le ha puesto la etiqueta de “Mexican flu” al virus H1N1.

    El vociferante tipo de la costa oeste, Michael Savage, alega que todos los trabajadores indocumentados no son más que portadores del virus H1N1; por ende, hay que cerrar las fronteras. Claro está, ésa es una de sus ambiciones de por vida. Les advierte a sus fieles que no vayan a restaurantes que emplean a inmigrantes en la cocina, y que visiten comedores en los que no trabaje ningún lavador de platos extranjero.

    Seguro, Savage, los únicos dos que existen.

    Hay de desearle suerte cuando vaya al supermercado en busca de verduras y frutas que cosechan los “verdaderos americanos” este verano.

Después están los personajes locales o de pequeños mercados que hacen eco de la esquizo-retórica de sus locutores héroes de la radio.

    Y así sigue, día tras día, en vez de impartir información importante, inteligente, sobre la epidemia, optan por arrojar más mentiras y mala información sobre sus blancos favoritos – las personas de apellido español.

    Este virus de influenza en particular, parece ser, ha infectado los cerebros de todos estos derechistas quienes siguen lamiéndose las heridas de después de las elecciones para presidente. Junto con la muerte del partido republicano como lo hemos llegado a conocer, su necesidad de reemplazar a cuerpos demócratas que golpear debe ser crucial. Entonces, volvemos a la vuelta, otra ronda de culpar a los inmigrantes de habla hispana por los males que aquejan al país.

    No es que sea nada nuevo. Miremos a los judíos, por ejemplo. La “muerte negra” del siglo XIV – una plaga que arrasó con Europa – se lo atribuyeron a ellos. Esos tempranos adivinos ignorantes hasta acusaron a los judíos de envenenar los pozos de los pueblos cristianos. Peor, lograron convencer a sus pares idiotas a quemar en la hoguera a miles de judíos.

    En los últimos 600 años, nuestro conocimiento y nuestra comprensión de los virus y de otros organismos microscópicos ha mejorado tremendamente. No obstante, ese mismo tribalismo primitivo inspira hoy la xenofobia letal que se oye a diario en nuestras ondas radiales.

    Con toda su retórica de rectitud auto-proclamada y peroratas de Dios Bendiga a los Estados Unidos, ¿por qué no se han molestado en ver los medios en México? Según el diario La Jornada, de la Ciudad de México, las autoridades allí declaran que los vectores de este brote son las nubes de moscas que salen de las granjas porcinas, y de las lagunas de desechos.

    Periodista y bloguera bilingüe de Ciudad Juárez, Paz Macías, escribe que “Smithfield Foods, la empacadora y productora de puerco más grande del mundo, opera en el estado de Vera Cruz, donde originó el brote, dicen las autoridades mexicanas.  Las operaciones de la subsidiaria mexicana de la empresa estadounidense, Granjas Carroll, crían a 950.000 puercos al año”.

    Por lo visto los de la radio no quieren confundirse con los hechos. Las falacias resultan en mejores rating. Esta nueva influenza provee el pretexto perfecto para difundir el racismo por la radio.

    Es posible que haya llegado ya la hora que el director del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, se declare contra estos locutores vociferantes. La mayoría de su público, aún con la mitad de su mente atada a sus espaldas, debe haber comprendido que los inmigrantes no son los culpables en difundir el la influenza del virus H1NI.

    Lo que queda del partido republicano tendría que entender ya que estos locutores están difundiendo algo mucho más contagioso: la ignorancia.

    (Andy Porras edita Califas, un boletín bilingüe, bimensual en Sacramento, California. Comuníquese con él a: [email protected]).

    © 2009