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Sonidos de la tierra

Enormes camiones descargan basura en un barrio de los alrededores de Cateura, Paraguay, uno de los barrios más pobres de Latinoamérica que subsiste reciclando…

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Enormes camiones descargan basura en un barrio de los alrededores de Cateura, Paraguay, uno de los barrios más pobres de Latinoamérica que subsiste reciclando basura. El mundo genera un billón de toneladas de desechos al año; los que viven con la basura y de ella son los pobres, como la gente de Cateura. Y ahí transforman la basura en belleza.

Fabio Chávez, maestro de música, era feliz al escuchar a un niño tocar su violín en las clases gratuitas de música. ¿Cómo fabricar uno para él? Un violín cuesta más que una casa. ¿Con qué recursos? Con basura reciclada: tambos de aceite vacíos, pedazos de madera, partes de tubos de cobre, cucharas como clavijas, tenedores para estirar las cuerdas, botones, monedas, candados… El maestro, los pepenadores y un grupo de chicos del barrio empezaron a crear instrumentos musicales con objetos desechados.

Se construyó el primer violín. El maestro Fabio Chávez sintió mariposas en el estómago al escuchar por primera vez al niño tocar el instrumento hecho con basura. Después 5 violines más para 50 solicitantes. Los padres de familia, pepenadores, se interesaron en ayudar a construir los instrumentos musicales para el resto de los niños y jóvenes: violines, chelos, flautas, tambores. Así nació una comunidad productiva, creativa y alegre.

 En Cateura las familias reciclan la basura y la venden para sobrevivir; no desechan la basura así como así, ni a las personas. Separan con cuidado aquello que les servirá en el proyecto del barrio y lo donan para fabricar los instrumentos musicales. El hacer arte juntos se ha convertido en un disparador social. Chicos que antes consumían drogas hoy trabajan en el taller del maestro y aprenden a tocar el violín y la flauta. Algunos vierten lágrimas de emoción: no se compara volar con drogas que volar con la música tan alto hasta tocar el cielo.  

La basura puede cambiar una vida, y esa vida puede cambiar muchas más. 'Melodía de la Basura' lleva en sí una filosofía de barrio: el replanteamiento del valor de la propia vida con los que tienen todo pero les falta lo esencial, el gozo del alma. Los acordes de los pequeños músicos, de pie, descalzos, sobre los charcos de la calle sin pavimento, estremece. Escuchar la Serenata Nocturna de Mozart y la Primavera de Vivaldi fluyendo de esos toscos instrumentos llega profundamente a lo más íntimo del corazón de las personas y sí, en efecto, fluyen también las lágrimas. 

El proyecto musical iniciado por el maestro Fabio Chávez es llamado Landfill Harmonica. Su lema es: "El mundo nos envía basura, y nosotros regresamos música".  El ayudar a crear el propio instrumento produce una relación muy íntima entre los chicos y las melodías. Así nació la idea de crear 'Sonidos de la Tierra' con objetos reciclables; una orquesta dirigida por el maestro Luis Szarán. Sus asombrosas interpretaciones y composiciones han tenido tanto éxito que hoy se encuentra de gira con los pequeños músicos en América Latina, Europa y Estados Unidos.  

Landfill Harmonica es una hermosa historia verídica acerca del poder de transformación de la música. Dicen que la música es la sonrisa del alma. Niños y jóvenes, la mayoría analfabetas, aprendieron pronto a leer y escribir para leer las notas y participar en la sinfonía. No tenían un lugar donde practicar así que lo hacían sobre una montaña de basura. No sabían nada de música, y menos de música clásica, pero aprendieron. Era difícil contactar a los padres porque muchos de ellos no vivían con sus hijos. La música fue una forma de alejar a los niños de hurtar, pelear, pertenecer a pandillas, de las drogas. Los padres, al verlos tocar un violín, una flauta, un chelo, o platillos de repercusión, conocieron lo que significa el orgullo de la paternidad y volvieron a sus familias. La música permite entrar al alma de las personas para rescatarlas.  

Los chicos de Cateura, después de siete años del inicio del proyecto, aún no tienen una escuela de música; trabajan al aire libre. Sin embargo, 200 niños reciben clases gratuitas de música y construyen sus propios instrumentos bajo la supervisión de su querido maestro Fabio. 

Sonidos de la Tierra es una orquesta juvenil cuyo fin es utilizar la música para crear buenos ciudadanos y reducir la pobreza. La música es un puente que une dos mundos diferentes, pero no irreconciliables.

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