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El legado de John Morton en ICE

El legado de John Morton en ICE

En los últimos cuatro años, John Morton —director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés)— se ha desempeñado en uno de…

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En los últimos cuatro años, John Morton —director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés)— se ha desempeñado en uno de los cargos más difíciles de Washington.

Eso se debe, en parte, a que tiene dos jefes —el presidente Obama y Janet Napolitano, secretaria de Seguridad del Territorio— que envían mensajes contradictorios. Obama representa al policía bueno, el que informa a los hispanos que algunos inmigrantes ilegales ya no serán deportados. Napolitano, al policía malo, que impone cuotas de deportación y se vanagloria ante el Congreso por la cantidad de inmigrantes ilegales que han sido sacados del país.

La política migratoria del gobierno es un picadillo. La tarea de Morton es servirla y darle la apariencia de caviar.

Ya no más. Morton ha anunciado que abandonará su puesto en julio.

Morton, que parece honesto y directo, siempre me ha caído bien. En 2009, despojó a Joe Arpaio, sheriff del Condado de Maricopa (Arizona), de su autoridad para imponer la ley migratoria en la calle, bajo el programa federal 287 (g), que capacita a la policía local. Y me gustó que después de que Arizona aprobara su restrictiva medida migratoria en 2010, Morton expresara a la junta editorial del Chicago Tribune que la ley "no [era] una solución" y que ICE podría no arrestar a los inmigrantes ilegales apresados en Arizona.

Entrevisté a Morton media docena de veces y me encontré con él en San Diego y en los cuarteles generales de ICE, en Washington. Llegué a conocerlo y a comprender las exigencias de su trabajo en esas reuniones extraoficiales. También hablamos oficialmente varias veces.

La relación se acabó cuando empecé a criticar al gobierno de Obama por sus políticas migratorias deshonestas. Tuvieron como resultado un número de deportaciones récord, que fueron posibles gracias al programa Comunidades Seguras, que obliga a la policía local a imponer la ley migratoria federal.

¿Recuerdan la ley de Arizona que no le gustó a Morton? Comunidades Seguras es como esa ley corregida y aumentada.

Las deportaciones son parte del legado de Morton. Y dada la manera torpe en que se llevó a cabo esa política, debería estar avergonzado de ella. Irónicamente, al hablar con Morton, siempre pensé que nunca se sintió cómodo con un enfoque automático para imponer la ley migratoria.

En 2010, durante una de nuestras visitas, Morton me dijo:

"Cuando uno empieza a sacar del país a gente que ha estado aquí 25 años, no es tan simple. Hay toda una vida envuelta en esa persona, la mayor parte de la cual es lícita y positiva como el hecho de haber criado hijos aquí. Ésa persona es el padre de alguien, el abuelo. Debemos preguntar, '¿Es la remoción el único remedio?' No. Y quizás no sea el mejor remedio en todos los casos. Como fiscal de carrera, creo en imponer la ley. Pero también creo que hay múltiples maneras de hacerlo, y que debe hacerse con la cantidad máxima de discreción y sentido común."

Otra parte de su legado es el Memorando Morton, en el que indicó a los fiscales federales que consideraran desestimar casos contra algunos inmigrantes ilegales, es decir, los casados con un ciudadano estadounidense.

El memorando constituyó un gesto amable, pero careció de poder. Por lo que fue finalmente ignorado.

Morton trató de tener influencia de otras maneras. En los primeros dos años del gobierno de Obama, el director de ICE asistió a reuniones sobre inmigración en la Casa Blanca donde, según mis fuentes, representó una de las voces más enérgicas a favor de la reforma migratoria.

Podría parecerles extraño a algunos, pero a mí no me sorprende.

Tal como me dijo Morton:

"La exclusiva imposición de la ley no es una solución a largo plazo. Es parte de la solución, pero no toda la cuestión. Lo que necesitamos es que individuos serios de este gobierno encaren este asunto y hallen una solución duradera."

Creo que el pensamiento de Morton era el correcto, pero cometió el error de seguir a supervisores que hicieron política con el asunto de la inmigración. En ese tema, Obama y Napolitano no son gente seria.

Aún así, cuando hablamos de veintenas de deportaciones y familias divididas, la responsabilidad final es de Morton. Tendrá que vivir con eso.

No hay nada malo en imponer la ley, si se hace siguiendo las reglas, sin tener en cuenta la política y con la discreción que Morton señaló que es tan importante. El gobierno de Obama debilitó la discreción, tanto de la policía local como de los agentes federales, con horribles resultados. Vendedores de helados y esposas maltratadas, e individuos que portaban su tarjeta verde fueron preparados para la deportación. Los inmigrantes entraron en pánico.

Qué caos. Y a pesar de sus buenas intenciones, Morton ayudó a crearlo.

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