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Algunas pistas para desentrañar el secreto en un patio de la CIA

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Es, quizás, uno de los secretos más pícaros de la CIA.

"Kryptos", la escultura colocada en uno de los patios de las oficinas centrales del organismo en Virginia desde 1990, es una obra de arte con un código secreto incrustado en las letras inscritas en sus cuatro paneles curvos de cobre.

"Nuestro trabajo se trata de descubrimientos –de descubrir secretos", dijo Tony Hiley, el director del museo de la CIA. "Y esta escultura está llena de ellos, y todavía no ha entregado el último de sus secretos".

No ha sido por no intentarlo. Para muchos miles de aspirantes a descifrador de códigos, "Kryptos" se ha convertido en un objeto de obsesión. Dan Brown se refirió a ella en sus novelas.

Los descifradores de códigos han tenido algunos logros. En 1999 se resolvieron tres de los enigmas de 768 caracteres de longitud, revelando pasajes –uno lírico, uno oscuro y otro tomado de la historia. Sin embargo, el cuarto mensaje de "Kryptos" –el nombre, en griego, significa "oculto" –ha resistido los mejores esfuerzos de cerebros y computadoras.

Y Jim Sanborn, el escultor que creó a "Kryptos" y sus enigmas, está algo frustrado por la espera.

"Presumí que se descifraría el código en bastante poco tiempo", dijo, y agregó que la intrusión en su vida por parte de personas que creen haber resuelto el cuarto enigma es mayor de lo que esperaba.

Así que ahora, tras 20 años, Sanborn está impulsando un poco el proceso. Proporcionó a The New York Times la respuesta a seis letras del pasaje final de la escultura. Los caracteres del 64 al 69 de la serie final en la escultura corresponden a NYPVTT. Al descifrarlas, dicen BERLIN.

Sin embargo, hay muchos pasos para descifrar el código, y aún se tienen que determinar los otros 91 caracteres y su orden correcto.

"Tener algunas letras donde sabemos que se supone que deben estar podría ser extremadamente valioso", explicó Elonka Dunin, un diseñador de juegos para computadora que maneja la más popular página web "Kryptos".

Nada de esto realmente se tenía en mente cuando la CIA planeó la ampliación conocida como edificio de las Nuevas Oficinas Centrales en los 1980 y se le pidió a artistas que presentaran propuestas de una obra de arte para el patio. Los criterios principales proporcionados para la comisión de 250,000 dólares incluían la noción de que debería "engendrar sentimientos de bienestar y esperanza".

El ganador fue Sanborn, y el organismo se lo presentó a Edward Scheidt, un criptógrafo por retirarse de la CIA, quien le impartió un curso intensivo en el arte de esconder textos y lo ayudó a diseñar los códigos utilizados en la escultura.

Una de las razones por las que el cuarto acertijo ha resultado tan difícil es que, con sólo 97 caracteres, es más corto que los demás. Fragmentos de texto más largos son más fáciles de descifrar porque hay más información para estudiar patrones.

Los mensajes forman los dos paneles del lado izquierdo del muro de texto de la escultura; los otros dos paneles a la derecha proporcionan la clave para decodificar parte del texto. Cada uno está codificado de una forma diferente a los otros.

El primero dice: "Entre el sombreado sutil y la ausencia de luz, yace el matiz de la hilución". (Sanborn admitió haber introducido errores de ortografía para agregar un grado de dificultad.)

El segundo pasaje incluye la latitud y la longitud de las oficinas centrales de la CIA y pregunta: "¿Acaso Langley sabe de esto? Debería: está enterrado por ahí, en alguna parte. X ¿Quién conoce la ubicación exacta? Sólo WW".

Esta es una referencia a William Webster, el ex jefe de la CIA, a quien Sanborn dio una clave para descifrar los mensajes.

El tercer pasaje parafrasea, con errores de ortografía intencionales, la narración de Howard Carter, el famoso egiptólogo, de cuando abrió la tumba del rey Tutankamón. Sanborn ha comentado que el pasaje lo inspiró desde la infancia.

"Lentamente, desperadamente lento, se removieron los restos de los escombros del paso que estorbaban la parte baja de la puerta. Con manos temblorosas, abrí un huequito en la parte superior izquierda. Y, entonces, ampliando un poco el hueco, metí la vela y me asomé. El aire caliente que escapaba de la cámara hizo parpadear la vela, pero en ese momento, en medio de la neblina, surgieron detalles del salón allí dentro. x ¿Puede ver algo, q?".

Aunque "Kryptos" ha sido famosa desde hace mucho en los círculos donde se rompen códigos, obtuvo mayor notoriedad cuando Brown, disimuladamente, se refiere a ella en la sobrecubierta de su novela de grandes ventas, "El código Da Vinci", y la incorporó a la trama de "El símbolo perdido".

Mientras que a muchos artistas podría haberlos emocionado tal publicidad, Sanborn estaba bastante irritado por la forma en la que se describió a su obra como una posible clave para "antiguos secretos masónicos" en "El símbolo perdido".

"En lo que a mí se refiere, no me hizo ningún favor", refunfuñó Sanborn sobre Brown.

El mensaje de su obra de arte, y su relevancia para la CIA, está más matizado que un punto de giro en una novela comercial, notó.

"Quienquiera que guarde un secreto está en una posición de poder, aunque sea un secreto trivial", dijo Sanborn.

Para los descifradores de códigos, Sanborn, no la CIA, está en la posición real de poder. Le envían correos electrónicos. Le hablan por teléfono. Algunos han elaborado ensayos de 100 páginas o más en los que explican sus teorías sobre los 97 caracteres finales.

"En su mundo, es una hazaña completa", señaló Sanborn, excepto por una cosa: "No tiene nada qué ver con Kryptos".

Respeta a muchos de sus admiradores, pero a otros los considera "d–ementes".

Recientemente, un admirador incluso se presentó en el patio delantero de su casa en una isla en la bahía Chesapeake, con una carpeta de tres argollas, convencida que contenía la respuesta. No fue así.

Le pidió a un amigo –Sanborn le dio algunas de las respuesta, pero no todas –que se encargara de las averiguaciones de quienes dicen haber resuelto el enigma.

"Mi amigo dice: ¿Qué tiene en la posición 27 de las letras?", explicó Sanborn. "Si no es la misma letra: Se acabó el juego, y no descifró el código"'. (Recientemente estableció un sitio web, www.kryptosclue.com, para recibir entregas automáticamente.)

Hasta ahora, nadie ha acertado en más de dos letras, aunque hay quienes cuestionan eso.

"Dicen, claro, que descifré el código – ¿quién es usted para decir que no lo hice?", comentó Sanborn. Algunos hasta sugieren que él mismo no sabe la respuesta.

Espera que otros se apresuren a resolverlo.

"No puedo hacer esto por muchas décadas, ¿de acuerdo?", dijo Sanborn. "Ahora tengo 65 años. Podrían obtener unas cuantas pistas más a los 75. ¿Pero a los 85?".

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