El activismo del educador Joaquín Rivera ha traspasado la leyenda que rodea el legado que dejó atrás para llegar hasta los escenarios de teatro en Nueva York.

En 2009 la muerte de Rivera conmocionó a la comunidad latina de Filadelfia ante la serie de  hechos negligentes que llevaron al fallecimiento del músico.

Rivera murió en la sala de emergencia del hospital Frankford Aria health center mientras esperaba ser atendido por un dolor en el pecho.

Esa noche el músico duró más de una hora sin vida en la sala, misma hora en la que fue asaltado por tres indigentes según muestran las cámaras de seguridad del hospital.

Más de cuatro años después la obra de Rivera inspiró a la dramaturga boricua de Filadelfia Quiara Alegría Hudes.

"The Happiest Song Plays Last", la cual se presentó hasta el 23 de marzo en Nueva York, se sitúa en 'North Philly' y está basada en parte en el activismo y el arte de Rivera.

"Estoy muy contenta. A veces solo ponemos atención en personas reconocidas como Nelson Mandela, pero tenemos héroes de la comunidad que cambian vidas todos los días y que no reconocemos", dijo Nilda Ruiz, presidenta de Asociación de Puertorriqueños en Marcha (APM).

Tras la muerte de Rivera, Ruiz se ha encargado de celebrar el legado del educador, a quien asegura le debe toda su carrera profesional. (Lea Una muerte que no corresponde a un héroe)

"Yo asistí a la universidad gracias a él. En ese  momento no entendí lo importante que fue para mí, pero hoy cuando pienso en lo que él hizo, sé que cambió mi vida", agregó.

Ruiz ha descrito a Rivera como un tesoro americano que le dio un verdadero  futuro.

"Él impactó a muchos de los estudiantes, y ahora yo estoy tratando de hacer lo mismo al dar oportunidades", dijo Ruiz.