El consumo de cigarrillos electrónicos entre alumnos de 'high school' y 'middle school’ se dobló entre 2011 y 2012, según datos del CDC. Cerca de 1,8 millones de menores reconocieron haber probado los conocidos como Electronic Nicotine Delivery Systems (ENDS) o personal vaporizers (PV).

Por otro lado, en el 2013 también se produjo un incremento del número de menores no fumadores que probaron los e-cigarettes por primera vez, unos 250.000, casi tres veces más que en el 2011. Pero no solo se incrementó el número de jóvenes que comenzaron a fumar de la mano de cigarrillos electrónicos, también el número de menores intoxicados con los líquidos empleados. De los 659 casos reportados a la American Asociation of Poison Control Centers en 2012 a los 3.353 que se produjeron en 2014.

Unas alarmantes cifras que, unidas al hecho que la nicotina es especialmente dañina y adictiva, especialmente perjudicial para el cerebro en el periodo prenatal y adolescente; motivan que la American Academy of Pediatrics pide que se prohíba la venta de estos dispositivos a menores; así como los sabores que lo hacen tan atractivo, a su juicio, para los menores. Además, también alienta a estados y gobiernos locales a prohibir su uso en lugares públicos y obligar a los distribuidores y fabricantes a crear envases 'a prueba de niños’ para evitar intoxicaciones.

En la actualidad, la mayoría de los estados han desarrollado o se encuentran en proceso de desarrollo de leyes que regulan el ‘vaping’. A marzo de 2015, cuarenta estados han desarrollado una ley que prohibe la venta de cigarrillos electrónicos a menores. En dos de ellos, (New Jersey y Utah), además se prohibe su uso en lugares de trabajo, bares y restaurantes. El empleo de e-cigarettes en estos lugares públicos tampoco es legal en North Dakota. En abril de 2014 la ciudad de Filadelfia también se declaraba contraria al ‘vaping’, prohibiendo, por ley, la venta de este tipo de dispositivos a menores; así como su uso en lugares públicos.