Que un ecuatoriano ebrio y enfurecido mate a una persona en Bensalem (PA) no justifica que unos jóvenes adolescentes maten a golpes y cuchilladas a un ecuatoriano en Long Island (NY).

Ambos hechos son reprochables, lamentables, indignantes… y ambos enlutan familias.

El estado de dolor, de pena, de amargura es el mismo sentimiento en ambos casos sin importar si es mujer, hombre, blanco, afro-americano, indio, hispano, no hispano, asiático, homosexual, no homosexual, católico, protestante…

La raza, la religión, el país de procedencia, el género no hacen la diferencia entre las víctimas, ni entre los victimarios: Un crimen en un crimen sin importar quien lo comete, y una víctima es una víctima sin importar quien es.

Es lamentable, reprobable, pero sobre todo anti-humano justificar que maten en Nueva York a golpes a un hispano no criminal, trabajador, con un hecho que sucedió después en Pensilvania, en el que un hispano mató a un blanco.

Sería lamentable, reprobable, pero sobre todo anti-humano justificar que un hispano, criminal, ebrio, mate a un cantinero blanco en represalia por algún crimen cometido por un blanco.

Ambos hechos son bochornosos, en estos casos para la comunidad blanca y para la comunidad hispana.

La sensata comunidad blanca rechaza el crimen del ecuatoriano en Long Island y la sensata comunidad hispana rechaza el crimen en Pensilvania; avergüenza a ambas lo que hacen sus conciudadanos criminales.

Desafortunadamente hay mujeres criminales, hombres criminales, afroa-mericanos criminales, blancos criminales, hispanos criminales, no hispanos criminales, homosexuales criminales, no homosexuales criminales, católicos criminales… ¡Qué bueno que el ICE pudiera deportarlos a todos ellos  fuera de este planeta!

Cada que un hispano comete un crimen recibimos a través de www.pontealdia.com comentarios en los que justifican crímenes contra inmigrantes.

Un crimen no justifica otro, los invitamos a una conversación constructiva; claro que para ello se debe dejar primero el odio.