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Rescate en Camden

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Mientras en el mundo económico se discute el rescate para los bancos, el rescate para las hipotecas, el rescate para la industria de vehículos, en Camden se inició con éxito un programa de rescate de la tranquilidad para muchos fugitivos por delitos no violentos que se quieran entregar de forma voluntaria durante cuatro días.

Es una iniciativa de la oficina de los Marshals de EEUU que vale la pena resaltar no sólo porque Camden ha figurado como una de las ciudades más violentas del país, sino por la situación de violencia que enfrenta la vecina ciudad de Filadelfia.

Esta semana otra vez la Policía puso los muertos. Ya son cuatro los policías caídos en cumplimiento del deber este año.

Tan indignante como el hecho en sí, es que la autoridades no entienden por qué estaba en las calles el sospechoso, cuando debía estar preso después de ser arrestado dos veces en el condado Bucks por  robo y pese a que había violado su libertad bajo palabra en Nueva Jersey.

La tragedia de los policías se convirtió en un círculo vicioso como el tema de la armas.

Siempre que hay una masacre en una universidad, escuela o centro comercial, comienza la discusión, ya gastada, sobre el control de armas y su aplacamiento gracias al poder de la Asociación Nacional del Rifle.

En el caso de los policías en Filadelfia el círculo vicioso es: Mataron un policía en Filadelfia ¿Por qué estaba libre el agresor?

La justicia tiene que ser más efectiva, y una forma de descongestionar los tribunales son iniciativas prácticas como la que se realiza en Camden.

Sólo el primer día del programa, el miércoles 19 de noviembre, se entregaron 500 personas, y de ellas 298 resolvieron sus casos. No importó el frío, las filas eran largas y con miradas esperanzadoras de saldar cuentas con la justicia.

De igual forma, cayó uno que otro agresor violento, que fue directo a la cárcel.

En Filadelfia, donde también se realizó meses antes el programa, 1.249 personas rescataron su tranquilidad y, de ellas, sólo 22 fueron puestas en custodia.

En cuanto al rescate para las compañías de autos, y cambiando de tema, sí hay que rescatar a los trabajadores de esta industria, pero no a los multimillonarios dueños ni altos ejecutivos de una industria que fabrica carros que no están acorde con la realidad de una crisis energética mundial.

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