“Regala un año y cambia el mundo”, es el eslogan del programa City Year de Filadelfia, el cual es un espacio para jóvenes de entre 17 y 24 años interesados en ayudar a otros de su comunidad.

Durante un año trabajan tiempo completo para la organización y reciben un estipendio de alrededor de $180 por semana.

Un día típico de trabajo en City Year comienza en la Alcaldía, que es el punto de reunión de los diferentes equipos de jóvenes.

Después cada grupo se traslada a una escuela asignada en donde realiza tutorías de diferentes materias, habla con los estudiantes acerca de sus problemas personales, comparte con ellos la hora de la comida y ayuda con sus tareas después de la escuela.

Este programa nacional tiene sedes en 19 grandes y medianas ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago.

City Year de Filadelfia surgió en 1997 y desde entonces 1.650 jóvenes han trabajado sirviendo a alrededor de 100 mil niños de escuelas con necesidades.

 “Los jóvenes que trabajan con nosotros normalmente se acaban de graduar de ‘high school’ y se toman un año libre, ya que el trabajo en City Year es de tiempo completo y no les da tiempo para estar en la escuela. Sin embargo, es una buena referencia para su currículo”, dijo Rebecca Orsher, asistente de Desarrollo de City Year.

El alcalde Michael Nutter se reunió el pasado 26 de septiembre y fue el orador principal en el evento de lanzamiento del City Year 2008-2009, en donde felicitó y animó a los jóvenes a dar lo mejor en este próximo ciclo.

“Faltan latinos”

Cristal de Jesús, voluntaria en el programa por segundo año consecutivo, dijo que hace falta ayuda de la comunidad hispana en el programa.

“La mayoría de las escuelas que ayudamos son del norte de Filadelfia en donde hay muchos latinos y actualmente sólo siete de los 250 voluntarios somos hispanos”, dijo la puertorriqueña.

Para entrar al programa hay un proceso de selección en el cual se busca a jóvenes que con espíritu de vocación.

“Actualmente mi equipo y yo trabajamos en la escuela Kensington High School.La actividad que más disfruto es después de clases porque podemos hablar acerca de problemas personales que a ellos les afectan y que muchas veces no les permiten concentrarse en sus clases”, dijo la voluntaria de 18 años.