LIVE STREAMING

La Milagrosa fue rebelde

MORE IN THIS SECTION

Colombia's Rock Icon

Latinas in Tech Launches

Latinas In Tech Launches

Mayor Parker's Vision

Tragedy in Kansas City

Boriqua Pride

SHARE THIS CONTENT:

A esta escuela elemental, McCall, en la calle, acudieron a clase muchos
de los niños
inmigrantes.
David Cruz/AL DÍA

“El barrio como hoy lo conocemos, en muchos aspectos es el resultado de muchos retos que los inmigrantes han superado. Consecuencia de estos retos fue también la necesidad de negociantes, artistas y líderes de la comunidad de crear una esencia latina vibrante y visible la cual ha transformado Filadelfia”, reseña una revista de la Asociación Histórica de Pensilvania.

Uno de esos comerciantes,  Candelario Lamboy, pisó por primera vez suelo estadounidense en 1953. Llegó de Puerto Rico junto con sus siete hermanos a una casa en la calle 7 y Colombia (ahora Cecil B. Moore).

Como mucho niños inmigrantes, Lamboy llegó a la escuela McCall, en el número 325 de la calle 7, que en ese entonces era el lugar en el que niños recién llegados podían aprender inglés.

Lamboy tenía entonces 11 años y todavía la recuerda con mucho cariño. Tampoco olvida la iglesia La Milagrosa.

Era una institución importante en esa época ya que fungía como un milagroso refugio de miles de hispanos recién llegados.

La comunidad latina de principios de los años 1950 se establecía en los alrededores de esta iglesia ubicada en la calle Spring Garden y Fairmount ya que ésta les proporcionaba ayuda social como: Vivienda, ropa y comida para ayudar a las familias recién llegadas a establecerse.

“La Milagrosa fue fundada en 1910 por trabajadores que fueron traídos de México y Suramérica para construir las vías del ferrocarril que se creaba en esa época”, dice Lamboy.

Recuerda que así como restaurantes y piscinas, entre otros, eran restringidos para las minorías, carecían también de servicios religiosos. Es por eso que La Milagrosa era independiente de la Arquidiócesis de Filadelfia y proporcionaba sus servicios en español.

Hoy en día, esta capilla, aún en pie, ya es parte de la  Arquidiócesis y todavía recibe a aquellos que buscan escuchar misa en su lengua natal: El español, los viernes a las 8 a.m. y los domingos a las 10 a.m.

En 1959 tras contraer nupcias con su todavía esposa Carmín, Lamboy se mudó a un apartamento y comenzó su propio negocio de mueblerías, mismo que todavía administra en el llamado Bloque de Oro (hoy centro de Oro), en el norte de Filadelfia.

“Yo aquí conocí la discriminación”, mencionó. “El latino aquí no tenía trabajo, había una discriminación bastante seria, y se tenía que empezar en algún lugar. Los latinos teníamos que hacer que se nos entendiera, se nos respetara y se nos apreciara”.

Es por eso que con la ayuda de este puertorriqueño y otros activistas de los años 1960, poco a poco la comunidad hispana se fue ganando un lugar mediante movimientos sociales.

Lamboy fundó la Asociación de Comerciantes Hispanos en 1969, y otro grupo de líderes latinos ya había creado en 1962 Concilio, otra organización que ha sido de gran importancia para la comunidad.

Lamboy comenta que mientras pasaba el tiempo, las familias hispanas se establecían en el norte de Filadelfia, y conforme iban emigrando principalmente de Puerto Rico, llegaban más y más personas a su negocio en busca de muebles para formar un hogar.

“Tenía cientos de clientes y a todos les fiábamos para que poco a poco compraran sus muebles; tu no necesitabas más que su dirección, su nombre y ellos pagaban puntualmente cada semana, esa fue la confianza que establecimos”, recuerda.

La mueblería de Lamboy lleva 40 años en el Bloque de Oro. “Estos bloques estaban todos abandonados debido a los “riots” (disturbios) de 1964. Quemaron toda esta zona y los comerciantes en su mayoría blancos se fueron”.

En los años 1970 la zona del Bloque de Oro, según describe Lamboy, estaba llena de hoyos, aceras desbaratadas y negocios abandonados.

En 1973 la Asociación de Comerciantes Hispanos comenzó una lucha para renovar el Bloque de Oro, y tras recibir ayuda del gobierno se pudo transformar en un lugar lleno de comercios hispanos.

“Tenía gente de todos lados, restaurantes, panaderías, “coffee shops”, joyerías, supermercados, algo muy organizado y muy bueno. Teníamos actividades sociales como orquestas los sábados”.

Sin embargo, señala que a medida que pasaron los años, la afluencia de gente ha bajado, entre otras razones, por el crimen, lo cual no ha espantado a establecimientos  lugares como el restaurante El Bohío;  la carnicería Díaz, que se estableció en 1972, y la mueblería que Lamboy inició en 1968.

Por su negocio han pasado muchos inmigrantes y muchos han dejado allí también sus historias.

“El sistema nunca cambia, en esos tiempos el puertorriqueño mandaba dinero para allá; él no pensaba en quedarse, sólo quería trabajar e irse. Hoy hay técnicas más avanzadas, pero igual la mayoría de los mexicanos que vienen a trabajar acá mandan dinero a México”, dice.

“A medida que las familias puertorriqueñas comenzaron a desarrollarse a tener familias aquí, las cosas cambiaron, porque ahora están tan adaptados en el sistema que ya ni siquiera se diferencian del resto de la población, ahora vienen para quedarse”, agrega.

  • LEAVE A COMMENT:

  • Join the discussion! Leave a comment.

  • or
  • REGISTER
  • to comment.
  • LEAVE A COMMENT:

  • Join the discussion! Leave a comment.

  • or
  • REGISTER
  • to comment.
00:00 / 00:00
Ads destiny link