Al menos veinte muertes en su mayoría relacionadas con el crimen organizado se registraron desde el domingo en el norte de México.

Doce de los crímenes tuvieron lugar en el estado de Chihuahua -de esta cifra, ocho en la fronteriza Ciudad Juárez- y los demás en las localidades de Tijuana y Rosarito, en el estado noroccidental de Baja California.

Estos dos últimos puntos, habitualmente conflictivos, llevaban varias semanas sin registrar crímenes del narcotráfico.

En el cañón Rosarito, junto al enclave bajocaliforniano del mismo nombre, fueron hallados tres cadáveres, dos en el interior de un vehículo con un tiro en la frente y el otro calcinado de cintura para abajo a pocos metros del automóvil.

En Tijuana, donde se originó el cartel de la familia Arellano Félix, fueron halladas dos mujeres de entre 18 y 25 años también con el "tiro de gracia", la seña de los asesinatos cometidos por sicarios.

Otro de los fallecidos fue un policía municipal, que al parecer se vio involucrado en una riña en un local de ocio después de su turno de trabajo.

Las dos últimas muertes fueron consecuencia de sendos ataques en una zona urbana, uno con arma de fuego y el otro con arma blanca.

Por su parte, en Chihuahua se registraron doce asesinatos por arma de fuego y en cuatro casos las víctimas aparecieron atadas de pies y manos, informó el diario El Universal.

En lo que va de año se han producido en México 1.628 asesinatos relacionados con el crimen organizado.