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Six successful women talked about the importance of education and opportunities looking forward to closing the gap between men and women.  Photo: Peter Fitzpatrick/AL DÍA News
Seis mujeres exitosas en sus profesiones hablaron sobre la importancia de tener acceso a la educación y a oportunidades en la lucha para cerrar la brecha que separa a hombres y mujeres en Estados Unidos.  Foto: Peter Fitzpatrick/AL DÍA News 

Hispanas: seis mujeres, una sola historia

Pese a que todavía existen brechas en temas como el acceso a la educación y la equidad salarial, miles de latinas están liderando los índices de acceso a…

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Romper el hielo no fue una tarea difícil, la conversación fluyó sin esfuerzos. Debió ser la química natural que se da entre personas que se reconocen como pares; mujeres con rasgos y acentos que delatan un origen común y cuyas historias de vida fácilmente se tejen con un solo hilo.

La cita fue en la mesa redonda de AL DÍA News. La excusa no era otra que hablar sobre el significado de ser mujeres, de ser latinas y de ser exitosas en Filadelfia, o en Estados Unidos, o -en fin- en un mundo que mantiene un balance rojo en quizá todos los temas susceptibles de ser vistos con enfoque de género. 

Y se lo tomaron en serio (no podía ser de otra manera): las seis mujeres que AL DÍA News reconocerá el próximo miércoles 12 de abril con el Women at the Top Award, por su papel como líderes en sus campos de profesión, saben que el reconocimiento es poca cosa frente a la responsabilidad que tienen con cientos de jóvenes latinas que necesitan casi con urgencia conocer sus historias y convencerse de que no importa cuántas dificultades hay en la vida, sino que no hay una sola que sea imposible de superar.

De eso sabe mucho María Vizcarrondo, la mayor del grupo. Con más de 35 años de experiencia ejerciendo cargos administrativos, esta politóloga y socióloga -directora del Instituto Nerney de Liderazgo de la Universidad Cabrini- no se olvida del lugar donde empezó todo: su hogar, en un barrio latino al noreste de New Jersey. Allí, su mamá y su abuela le enseñaron el valor de ser perseverante y transparente. 

Vizcarrondo, que ha sido la primera y única latina en cada lugar de trabajo que ha pisado, también sabe lo que cuesta ganarse un espacio en los cuadros de honor: “[Siempre] Tuve que esforzarme casi el triple de lo que un hombre lo haría solo para asegurarme de que los demás tuvieran muy claras mis capacidades. Si me hubiese escondido en una esquina y hubiese rogado que me dieran una oportunidad solo por ser mujer, creo que no hubiera funcionado”.

En un país como Estados Unidos, donde las brechas entre hombres y mujeres todavía son profundas, la autocompasión no sirve como puente para transitar hacia la equidad. Eso lo tiene claro Miriam Enríquez, abogada curtida en las salas judiciales y directora de la Oficina de Asuntos Migratorios de Filadelfia. “Creo que debemos empezar por reconocer que no importa que somos mujeres ni que somos latinas, lo importante es que debemos tener las competencias necesarias para realizar determinado trabajo”.

Quizás Enríquez tiene razón. Aunque seguro hay quienes piensan que hay que tener un poco de suerte antes de tener la oportunidad de demostrar capacidades, su opinión refleja un poco el carácter de la mujer latina que sabe que nada en la vida es regalado. 

Y como nada en la vida es regalado, pues hay que trabajar, así toque hacerlo más veces que un hombre blanco para cobras menos en promedio. De acuerdo con el informe Situación de las Mujeres en Estados Unidos, del Institute for Women’s Policy Research, hace dos años la disparidad salarial entres hombres blancos y mujeres hispanas era la más alta entre todas las brechas económicas del país: “Por cada dólar que un hombre blanco gana, una latina o hispana recibe poco menos de 54 centavos (53,8%); mientras que una mujer blanca gana casi 77 centavos (76,9%) y una afroamericana, 65 centavos (65,4%)”.

Tal vez por eso es que Alicia Kerber-Palma, cónsul de México en Filadelfia, considera que ser una “Women at the Top” es un privilegio que a la vez le impone una especie de obligación moral; trabajar más duro para lograr que sus pares compatriotas se inserten de manera protagónica en la cultura estadounidense. “La inmigración suele verse solo desde la perspectiva del hombre, por eso desde el Consulado estamos haciendo lo posible para amplificar las voces de nuestras mujeres mexicanas en la ciudad, para empoderarlas y hacerlas visibles”, afirma.

En este aspecto, el sueño americano -como relato que reivindica la grandeza del espíritu emprendedor estadounidense- juega el doble papel de inspirador y opresor. En el documental Requiem for the American Dream, el reconocido lingüista Noam Chomsky hace un descarnado análisis sobre el colapso de esta noción gracias a los altos niveles de inequidad en Estados Unidos.

Por un lado está la ecuación “esfuerzo individual más oportunidades”, elementos cuyo único resultado posible, al ser combinados, es el éxito. En este sentido, el sueño americano ha sido un mensaje poderoso que ha movilizado a millones de personas, millones de inmigrantes, para construir una vida mejor en EE.UU.  

Ese es la historia común de estas mujeres. A excepción de Kerber-Palma, todas las demás son hispanas, hijas de familias de inmigrantes que llegaron a estas tierras en búsqueda de oportunidades que no tuvieron en sus países de origen. 

Tiffany Tavárez, de la Oficina de Relaciones Corporativas de PECO, fue la primera mujer de su familia dominicana en graduarse en una universidad. Eso la enorgullece y le recuerda que aún está lejos de alcanzar la cima de su carrera que, para ella, no es estar encima de los demás sino “la forma en que la gente ve tu trabajo, tu presencia y tu incidencia en la vida de muchas personas. Tiene que ver con cuánta gente cree en tu misión y te sigue”.

Pero el sueño americano también ha servido como manto discursivo para desconocer, legitimar y perpetuar las desigualdades de la sociedad estadounidense. No es gratuito que todavía existan posturas que explican la pobreza desde una supuesta pereza de quienes la sufren y su presunta “incapacidad moral” para salir de ella.  

Sin importar la perspectiva, en cualesquiera de los dos sentidos hay un tema crucial: el acceso a la educación de calidad es la fórmula más exitosa para superar la pobreza y para abrir puertas en los círculos de poder tradicionalmente reservados para élites sociales, políticas y económicas.

Con esa premisa debe estar de acuerdo Raquel Arredondo, profesora y directora adjunto de Estudios de Posgrados de la facultad de Negocios de Drexel University, para quien “es muy importante que mis estudiantes puedan venir [al Women at the Top] y conocer la experiencia de mujeres líderes”. 

Experiencias de mujeres latinas como la jueza Sonia Sotomayor, la astronauta Elle Ochoa, la actriz América Ferrara, la activista Dulce Matuz o la sindicalista Dolores Huerta son testimonios del poder que tiene la educación para cerrar brechas. Sus experiencias son apenas unas (las más conocidas) entre miles de historias de mujeres que cada día tienen que nadar contra la corriente y vencer todo tipo de obstáculos relacionados con el hecho de ser mujeres, latinas y/o inmigrantes. 

La irrupción latina en las aulas de clase

La buena noticia es que hace rato están sucediendo cosas que auguran un mejor panorama para la comunidad en general. Por ejemplo, aunque la tasa de deserción escolar en adolescentes hispanos seguía siendo en 2015 mayor que la de cualquier otro grupo étnico, según el Pew Research Center “en la última década, la deserción escolar en los adolescente de esta comunidad disminuyó del 32 por ciento en el año 2000 al 12 por ciento en el 2014”.

Que menos estudiantes hispanos estén abandonado la escuela quiere decir que hay más probabilidades de que sigan una carrera técnica o universitaria. Al menos eso es lo que se desprende del mismo reporte: “En 2014, el 35 por ciento de los hispanos de entre 18 y 24 años estaban matriculados en una universidad, 13 puntos porcentuales más que lo registrado en 1993 (22 por ciento)”. 

Asimismo, el Pew Research Center destacó el aumento de la participación latina en la educación superior frente otros grupos étnicos. “En comparación, la inserción universitaria durante el mismo período para afrodescendientes aumentó en 8 puntos (33 por ciento), mientras que entre los blancos la participación aumentó 5 puntos (42 por ciento). En 2014, 64 por ciento de los asiáticos entre 18 y 24 años estaban matriculados en una universidad o college”. 

En este campo las hispanas logran aventajar a sus pares varones. Las tendencias marcan un leve progreso. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, “las latinas de 29 años de edad o menores superan a sus homólogos en materia académica: 20 por ciento obtienen un grado universitario frente a un 14 por ciento de los estudiantes masculinos hispanos”.

Hay una relación directa entre el acceso a la educación y el progreso. No es gratuito que cada vez más hispanos incursionen en proyectos empresariales que a la vez crean empleos en un país con más de trece millones de desempleados.

Y en ese contexto, las latinas superan con creces a sus pares masculinos. Según el informe Estado de las mujeres propietarias de negocios 2016, realizado por American Express OPEN, “entre 2007 y 2016, el número de empresas lideradas por latinas aumentó en un 137% frente a un 45% del resto de mujeres.

Graduarse es solo el principio

Un buen ejemplo de lo que puede significar que más niñas y adolescentes tengan acceso a la educación de calidad lo representan estas seis Women at the Top. Sin embargo, el diploma no es garantía de éxito. Si bien ser profesional significa dominar unas competencias específicas, aún en los ámbitos profesionales existen prácticas y micromachismos que suponen más barreras para el desarrollo profesional de miles de mujeres.

Arredondo lo ha vivido en carne propia. Recuerda que en algún momento de su vida pecó por exceso de ingenuidad por haber pensado que el hecho de haber sido una profesional destacada era suficiente mérito para ascender en su carrera. Sin embargo, un detalle cambió su suerte.

“Estaba esperando mi primer hijo y me encontraba en proceso de promoción en mi empresa. Éramos dos los candidatos: un hombre blanco y yo, una mujer. [En principio] todo indicaba que yo era a quien iban a promover, pero cuando les informé que estaba embarazada, todo cambió, Lo eligieron a él”. Raquel recuerda que ese fue el hecho detonante que la llevó a convertirse en una “activista de sí misma”.

Para Yasseline Díaz, de la oficina de Asuntos Comunitarios de la Independence Blue Cross, no solo hay que abrirse paso de manera individual, también hay que saber construir relaciones sobre todo con personas con las que se comparte la misma filosofía de vida. “Es clave conectarse con gente que coincida con tu misión de seguir trabajando por tu comunidad”.

Mujeres en la cima

Cualquier esfuerzo vale a la hora de derrumbar muros y tender puentes. En ese sentido el Women at the Top Award es el grano de arena de AL DÍA News para promover experiencia exitosas de mujeres latinas que han logrado vencer obstáculos como la pobreza o la discriminación.

En Filadelfia, una ciudad con una población hispana de más de 190.000 personas (muchas de ellas viviendo en zonas deprimidas, golpeadas por la pobreza y la criminalidad), mostrar que hay mujeres latinas ocupando cargos de mando en corporaciones, universidades y entidades públicas envía un mensaje poderoso.

Tal y como opina Enríquez, “Mostrar la multitud de caras de latinas que están desempeñando cargos de liderazgo debe servir para inspirar y motivar a las mujeres jóvenes, para que se den cuenta de que hay mujeres que lucen como ellas, que tienen sus apellidos, y que pudieron llegar allá”.

Es por eso que AL DÍA News reconocerá a estas seis líderes ejecutivas que por sus logros académicos y profesionales en los sectores público, privado, académico y diplomático, representan un referente para miles de jóvenes latinas que luchan cada día para hacer sus sueños realidad.

La ceremonia de premiación se llevará a cabo el próximo miércoles 12 de abril, a las 8:00 de la mañana en el Raquet Club of Philadelphia (215 S 16th St). 

 
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