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Hillary ofrece mea culpa sobre narcoviolencia y reza ante la Basílica en México

Secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, llamó la atención a la demanda “insaciable” por las drogas y las ventas de armas de los Estados Unidos…

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Secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, llamó la atención a la demanda “insaciable” por las drogas y las ventas de armas de los Estados Unidos que acaban en las manos de los narcotraficantes en una transformación del paradigma de políticas, que la prensa mexicana caracterizó como una “mea culpa”. La declaración de Clinton se consideró una importante admisión en cuanto a la miasma violenta que aborda México.

    La militarización en México por desmantelar los carteles de narcotraficantes ha llevado a más violencia en algunas ciudades fronterizas y resultado en advertencias para los que quieren viajar en algunas partes de México.  Tijuana, Juárez, Laredo y Reynosa, con ciudades estadounidenses hermanas, con frecuencia figuran prominentemente entre lo que a Estados Unidos concierne.

    El número de muertes relacionadas al narcotráfico se ha reportado o de apenas menos de 6.000 cuando empezó la campaña después de ser electo presidente Felipe Calderón, y de 9.000 poco más de dos años más tarde. Han recibido amplia atención y una reacción de severo disgusto público algunos terribles asesinatos de combatientes, policías, periodistas y algunos ciudadanos importantes. Oleadas de temor han cruzado la frontera con especulación que la narcoviolencia ha pasado ya o podrá pronto transferirse a los Estados Unidos.

Como respuesta, la administración de Obama ha anunciado que colocará a 450 nuevos agentes de policía en la región de la frontera.

    Un diario importante de la Ciudad de México, El Universal, opinó que el reconocimiento por parte de Clinton que la demanda estadounidense de drogas ilícitas y la provisión de armas fue “un discurso auto-crítico nunca antes oído de un funcionario estadounidense de alto nivel”. La opinión de la prensa refleja la perspectiva generalizada en ese país que los Estados Unidos rápidamente critica, sin embargo no asume responsabilidad por lo que contribuye a algunos de los problemas en México.

    Durante una rueda de prensa cuando llegara a Monterrey el 26 de marzo, Clinton dijo que la violencia relacionada a las drogas era “intolerable”. Dijo, “Los Estados Unidos reconoce que el narcotráfico no es sólo un problema para México.  También es un problema para los Estados Unidos”.

    Corresponsal en Washington para El Universal, J. Jaime Hernández, notó en aquel diario que Clinton tiene una afinidad de muchos años por los mexicanos, los latinos y la región fronteriza. Reporta que Clinton ha dicho que, “México es un aliado estratégico y nosotros tenemos que estar con ellos”, a colaboradores en el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional.

En la Ciudad de México, la secretaria Clinton se reunió con Calderón el 25 de marzo en Los Pinos, la residencia del presidente. Su visita representa, y tal vez es preparatoria, de la visita que hará el presidente Obama a México a mediados de abril. Se anticipa serán temas de la reunión de los dos presidentes la asistencia a Calderón con combatir el narcotráfico, el comercio y la inmigración.

    La visita de Clinton también precede visitas oficiales de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y fiscal de la nación, Eric Holder el primero de abril. Clinton, en su visita a la Ciudad de México, visitó una nueva facilidad de comando y de control de la policía federal.

Antes de partir hacia Monterrey, Clinton rezó en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, donde apareció la Virgen María y cuya imagen se transfiriera al manto de San Juan Diego, y que está a la vista del público. Julián Sánchez y Silvia Otero reportaron en El Universal que Clinton, quien es metodista y acompañada del rector de la Basílica, Diego Monroy, dijo que le “impresionó e impactó” mucho la explicación sobre la manera en que la imagen del siglo XVI se hubiera transferido a la tela burda de agave.

    “¿Quién la pintó?” preguntó la secretaria, y el rector le respondió que la pintó Dios.   

[José de la Isla, cuyo último libro Day Night Life Death Hope, lo distribuye la Fundación Ford, redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. También es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Comuníquese con él a: [email protected]].

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