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Ahora sí a controlar los mercados financieros

Los poderosos se reunieron y ya tienen 7 puntos para que el G-20 discuta en Londres en su reunión. (actualización 6:04 p.m.)

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Los principales países de la UE avanzaron hoy en el proceso lanzado en Washington hacia un mayor control de los mercados financieros, al formular un catálogo de medidas para afrontar la crisis, y dejaron para la cumbre extraordinaria de la Unión asuntos problemáticos como las ayudas al sector del automóvil.

La conclusión unánime de esta reunión en Berlín de los líderes de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, España, Holanda y Luxemburgo fue que "la crisis global sólo puede solucionarse a escala global".

Por ello, todos coincidieron en que la próxima cumbre del G-20, el próximo 2 de abril en Londres, debe ser un éxito "porque no nos podemos permitir un fracaso".

La cita de hoy, que reunió a los miembros europeos del G-7 además de los países que acudieron a la cumbre de Washington en noviembre pasado, tuvo como principal objetivo buscar un máximo de coincidencias de cara al encuentro de Londres.

La canciller alemana y anfitriona de la reunión, Angela Merkel, destacó que los países de la Unión Europea (UE) acudirán con una postura "sólida y conjunta" a esa cita.

Concretamente, en Berlín se elaboró un catálogo de propuestas de siete puntos que contempla medidas estrictas de control de los mercados financieros y otorga mayor protagonismo al Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos fondos se duplicarán para que pueda respaldar mejor a los países con problemas acuciantes.

Asimismo, exige que todos los productos financieros de riesgo, como los "hedge funds", y las agencias de calificación de riesgos (rating) sean sometidas a una entidad reguladora que controle estrictamente su funcionamiento.

El catálogo contempla también el desarrollo de un mecanismo de sanciones "contra jurisdicciones que no cooperen, incluidos los paraísos fiscales".

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, destacó la importancia que constituye haber podido ponerse de acuerdo sobre un mecanismo de sanciones contra los paraísos fiscales, cuando, como añadió, en Washington todavía "había problemas para incluir la palabra 'paraíso'" en el documento final.

Sarkozy subrayó el compromiso de todos para que la cumbre de Londres sea un éxito y su convicción de que así será porque esa cita es "la última oportunidad" para encarrilar la crisis y los países industrializados y las naciones emergentes no pueden permitirse un fracaso.

"Europa necesita de una refundación de su sistema", con medidas que no sean sólo pasajeras, sino también "estructurales", resaltó.

En su catálogo de propuestas, los Estados europeos coinciden en la necesidad de tomar medidas para evitar que se distorsione la competencia y subrayan que esperan lo mismo del resto de los miembros del G-20 (grupo de países ricos y emergentes).

En ese sentido, se comprometen a no aplicar medidas proteccionistas y a impulsar la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Los líderes europeos evitaron analizar, al menos de puertas afuera, concretamente el problema del proteccionismo en el sector del automóvil, un asunto que -entre otros- divide a Francia y Alemania, y dijeron que es un tema que se tratará en el Consejo extraordinario del próximo domingo en Bruselas.

El primer ministro checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek, afirmó que todos los países incluyen algún tipo de medida de apoyo industrial en sus programas de reactivación económica y que, por eso, no ve por qué debía constituir un problema.

"Se tata más de problemas en la prensa que uno nuestro", indicó Topolanek, mientras que Sarkozy evitó pronunciarse al respecto.

Por su parte, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien calificó el proteccionismo como "un espejismo de la economía", manifestó su plena confianza en que la Comisión Europea, "como garante de los tratados", sabrá evaluar si las ayudas concretas de cada Estado están en cumplimiento con éstos.

Con respecto a los problemas de solvencia en algunos países de la eurozona, como Grecia, Italia, Irlanda y España, los líderes europeos se esforzaron por restar importancia a la gravedad de la situación.

Tanto el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, como el presidente del eurogrupo y primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, insistieron en que en estos momentos no hay riesgo para la eurozona mayor del que haya fuera.

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