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Familias que Chávez separó

Rafael era tan cercano con su hermano mayor que lo llamaba "papi". Pero eso era antes de que Hugo Chávez fuera presidente.

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Rafael Alvarez era tan cercano con su hermano mayor que lo llamaba "papi". Pero eso era antes de que Hugo Chávez fuera presidente. Ahora ambos hermanos no se hablan.

La familia Alvarez se parece a una gran parte de Venezuela: partida en dos por 10 años de mandato de Chávez y por la lucha feroz de sus opositores por poner fin a su gobierno. El referendo del domingo, que podría eliminar los límites constitucionales de reelección, ha polarizado al país aun más.

Rafael Alvarez, un biólogo de 59 años, ha sido un ferviente partidario del presidente Chávez desde su elección en 1998. Su hermano Yldemaro, un contador retirado de 68 años, ha incrementado sus suspicacias sobre Chávez y habla en su contra en un programa de radio semanal.

Durante encuentros familiares, los dos discutieron cada vez más, dijo Yldemaro Alvarez, hasta que la campaña del referendo se calentó, y ellos dejaron de hablarse por completo.

"Está contaminado, como está medio país -- medio país que está ciego, que está engañado", dijo Yldemaro Alvarez por teléfono desde su casa en la población central de San Juan de los Morros. "Lo quiero, porque es mi hermano, pero estamos del cielo a la tierra."

Rafael Alvarez declinó ser entrevistado por un medio de comunicación con sede en Estados Unidos. "Solamente quieren sabotear el proyecto democrático del presidente", dijo a través de un sobrino.

En Venezuela uno está con Chávez o está en contra. Hay periódicos y televisoras chavistas, y periódicos y televisoras de la oposición. Hay urbanizaciones chavistas y urbanizaciones antichavistas.

Hasta el paisaje está partidizado: "Plaza Altamira es ahora chavista", proclamó el miércoles el periódico Vea, explicando que un kiosco antichavista había desaparecido de la plaza.

El propio Chávez se maravilló en una entrevista el martes que algunas personas aún no se han decidido, pidiendo el apoyo de "los que tienen dudas o los que son apolíticos -- si es que quedan todavía algunos sectores indiferentes a la política en Venezuela hoy --".

Efectivamente, los indecisos son pocos, y las dos partes se están poniendo cada vez más distantes.

"Siento una profunda tristeza de un país dividido, de un país fracturado, de un país dividido en dos polos, de un país radicalizado y polarizado", dijo el líder estudiantil de la oposición, David Smolansky, de 23 años.

"Siempre este país ha sido un paraíso para la convivencia, de todo tipo -- racial, cosa política, de nacionalidades, de clases sociales", agregó.

Chávez culpa a la oposición por las crecientes divisiones.

"Nosotros somos la fórmula de la paz", dijo el martes. "¡Ellos! Esta jauría enferma de odio, ah, bueno. Ustedes quieren que el país entre en un maremágnum de violencia y de terror...Y por eso el referendo del 15 de febrero, para frenar esta locura, para impedir que esa locura vuelva a tomar las riendas del país".

Chávez sigue con una amplia popularidad, especialmente entre los pobres quienes se han beneficiado de sus programas sociales financiados por el petróleo, y que fueron excluidos por gobiernos más de la derecha que se favorecieron de booms petroleros anteriores.

Pero un intento de Chávez de cambiar la Constitución en diciembre del 2007 le dio una derrota sorpresiva. Ese esfuerzo incluyó a varios cambios populares como la jornada laboral de seis horas junto con una cláusula que hubiera dejado al presidente postularse indefinidamente. Pero muchos temían que ya había pocos contrapesos de su poder.

Muchos estudiantes venezolanos se movilizaron ese año, y siguen teniendo un papel importante en la oposición.

Pero esta vez, Chávez ha limitado el referendo solo a la elección indefinida, y lo ha extendido para que de aprobarse se beneficien todos los funcionarios electos por voto popular. A la vez Chávez se ha entregado a la campaña, a tal punto que el presidente, normalmente incansable, ha aparecido exhausto en las últimas semanas. En días recientes sus discursos normalmente maratónicos han sido más cortos.

Sus esfuerzos le han ayudado a subir en las encuestas, las cuales sugieren que el apoyo por el "sí" ha igualado -- y tal vez ligeramente superado -- el respaldo por el "no".

La oposición dice que Chávez ha logrado esto con el uso ilegal de recursos gubernamentales. A las puertas de algunos ministerios han sido instalados grandes altavoces con estridentes canciones a favor del "si", y los empleados vestidos con el característico color rojo de Chávez entregan folletos afuera. La televisión estatal transmite propaganda del "si" casi sin parar, y algunos trabajadores del gobierno se han quejado de recibir presiones para que voten a favor de Chávez o pierden su trabajo.

Los críticos dicen que Chávez tiene mucho poder ya que sus aliados dominan los gobiernos estatales, así como los tribunales, la Asamblea Nacional, y el Consejo Nacional Electoral y los medios estatales. Ellos resaltan que el único país de América que permite la reelección indefinida es Cuba, que no tiene precisamente una democracia.

Chávez dice que necesita más tiempo para profundizar la "revolución" que él comenzó. El mandatario sostiene que los políticos tradicionales de Venezuela habían marginado a los pobres del país durante varias décadas, y que necesita más que diez años para reparar el daño.

El desestima a sus críticos llamándolos agentes del "imperio" estadounidense, y sus seguidores no toman en consideración los argumentos de la oposición.

"Son manipulados del imperio. Estamos acabando con el sistema capitalista. Esto es una revolución", dijo la profesora de inglés Ana lavado, de 58 años.

Hasta el momento la "revolución" se ha caracterizado por una ola de nacionalizaciones y programas sociales los cuales según las Naciones Unidas redujeron la pobreza en Venezuela del 51% en el 2002 a 28% en el 2007. Los venezolanos pobres gozan de mejor educación y servicios de salud que nunca, y muchos sienten fortalecidos por el mensaje de Chávez de lucha de clases.

Los críticos dicen que los avances contra la pobreza son de esperar durante un boom petrolero, y argumentan que el gobierno hubiera podido hacer mucho más si no fuera por la corrupción y la ineficiencia generalizada.

También notan que la inflación supera el 30% y que el gobierno ha sido incapaz de resolver problemas básicos como son la recolección de basura y la delincuencia.

Y donde algunos se sienten fortalecidos, otros ven una tendencia peligrosa que podría condenar a Venezuela a generaciones de odio y división.

"Se ha creado una fractura social que se ha profundizado, y eso va a ser muy difícil de superar", dijo el líder opositor, Julio Borges, a la AP. "Venezuela es un país que había logrado domesticar sus peores rasgos — la indivualidad, el caudillismo, la viveza, la violencia. Y el régimen de Chávez ha despertado todo esto".

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