Ante la actual situación económica que afecta tanto a las grandes compañías multinacionales como a los hogares, AL DÍA salió a la calle a preguntarle a los lectores y residentes de la ciudad en qué manera se han visto más afectados y qué precauciones están tomando para el futuro.

Muchos se han quedado sin trabajo, algunos otros han perdido asistencia social. Las compras de comida en el hogar se han reducido a la mitad y los lujos forman parte del pasado.

Algunos han tenido que explicar a sus hijos el porque la situación ahora es más limitada en el hogar.

Hipólito Ortiz 

La economía está muy mala; la gente ni puede comprar comida. Ahora tengo todos los ‘biles’ atrasados, y el carro lo tuve que entregar porque ya no lo podía pagar. El gas este invierno me lo cortaron. Ahorros no tengo de ninguna clase y tampoco trabajo, por eso vengo aquí a ayudarle a la gente a cargar su mercado para poder ganar un dinero. 

José Colón

Creo que está mal la economía pero también creo que va a mejorar. Honestamente no me ha afectado mucho, no han cambiado muchas cosas porque gracias a Dios mis padres me han ayudado.
Si tengo ahorros, como mitad de lo que gano lo guardo, para si un día algo pasa, algo inesperado, lo tengo guardado. 

Ilde Mulero

En mi hogar la crisis está presente porque están quitando cupones, la asistencia social, están quitando todo.
Está todo mal. Ya no paseamos, las guaguas están carísmas, no hay trabajo, no hay nada. La comida ha subido muchísimo. Ya no da, con $50 compras muy poco. No tengo ahorros, no me ha sido posible guardar dinero.   

Maribel González

A veces uno le compraba bizcochitos y dulces a los muchachos, cosas que ya no vienen al caso. Ahora hay que limitarse al arroz, habichuelas, el pan y leche. Ya las otras cosas no, porque no da el dinero.
Antes tiraba que mis 50 o mis 100 para el ahorro, ya no me quedan ni nada de ahorro, ahora lo que utilizo es lo que tengo. Porque uno siempre tiene que pensar en el futuro y más si uno tiene niños pequeños porque uno nunca sabe cuando se le van a enfermar.

Angélica Magallanes

Disminuimos los gastos, lo que gastábamos ya no lo gastamos.
La carne ya no la compro, ahora compro más pollo. He comprado menos cosas para mis hijos. Antes gastaba $300 ahora gasto $150, he quitado cosas que a mis hijos les gustan y les he explicado que ya no podemos.
No podemos ahorrar, vamos al día. Sólo tenemos un sueldo, el de mi esposo. Antes tenia dos trabajo y ahora tiene uno. Él trabaja en un restaurante y ha bajado mucho la clientela y todo eso afecta.