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La tormenta automotriz

Fuerte caída de ventas en enero pone en duda recuperación del sector.

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Los resultados de ventas del sector del automóvil en enero fueron incluso peor que lo esperado por los analistas, con pérdidas de General Motors y Chrysler del 50 por ciento o más, lo que plantea dudas sobre su capacidad de recuperación.

Los resultados de enero pondrán aún más presión sobre los dos fabricantes estadounidenses que el próximo 17 de febrero tienen que presentar al Congreso de EE.UU. sus planes de viabilidad para tener acceso a más dinero público.

Chrysler cerró enero con pérdidas catastróficas del 55 por ciento de su demanda y la venta de solo 62.157 vehículos en todo el país.

Por su parte General Motors (GM) perdió un 49 por ciento de su demanda. Y con solo 129.227 unidades vendidas, el principal fabricante de automóviles estadounidense aventajó a Toyota en 22.000 vehículos.

De seguir esta tendencia, General Motors, que el año pasado perdió en favor de Toyota la posición del mayor fabricante mundial de automóviles, podría quedar relegado también al segundo puesto en su mercado doméstico.

El dramático desplome de la demanda en Estados Unidos queda reflejado en las previsiones de producción de los fabricantes.

GM dijo que en enero produjo 65.000 vehículos en Norteamérica, un pálido reflejo de los 297.000 que la empresa fabricó en enero de 2008. Para el primer trimestre de 2009, la compañía prevé producir en la región 380.000 vehículos, un 57 por ciento menos que en el mismo periodo del año pasado.

Tanto GM como Chrysler destacaron que en enero redujeron sus ventas de vehículos a empresas un 80 por ciento lo que repercutió en sus resultados.

Pero también, las dos empresas se aferraron a cualquier elemento positivo que pudieron encontrar entre las cifras.

"Muchos más consumidores querían comprar un vehículo de los que podían cualificar para financiación bajo las actuales condiciones de crediticias", afirmó Steven Landry, vicepresidente ejecutivo para Ventas del grupo Chrysler.

"Pero aunque el medio ambiente económico sigue extraordinariamente difícil, casi a finales del mes empezamos a ganar tracción de ventas con la financiación a cero por ciento", añadió Landry.

Por su parte, Mark LaNeve, vicepresidente de Ventas de GM para Norteamérica, destacó que la empresa está manteniendo en torno al 21 por ciento su cuota de mercado entre particulares y que la demanda parece estabilizada.

Ford, el segundo fabricante estadounidense y que de momento ha evitado pedir fondos públicos a Washington para garantizar su supervivencia, sufrió menos que sus dos rivales pero aún así tuvo resultados peores a los esperados por los analistas.

La marca del óvalo azul perdió un 38,9 por ciento de su demanda en Estados Unidos y sus tres marcas (Ford, Mercury y Lincoln) vendieron 90.596 vehículos frente a las 148.355 unidades facturadas durante enero de 2008.

Mientras las japonesas Toyota, Honda y Nissan siguieron la tendencia. Toyota perdió un 34,4 por ciento, Honda un 30,7 por ciento y Nissan un 31,2 por ciento.

Entre toda esta situación, solo las surcoreanas Hyundai y Kia y la japonesa Subaru consiguieron cerrar enero con números positivos.

No en vano, las ventas del sector se situaron en enero casi en su punto más bajo en 27 años lo que permitió que los ejecutivos de las compañías utilizaran todo tipo de dramáticos calificativos para describir la situación.

"Estamos en las fauces del monstruo", afirmó Landry durante una conferencia telefónica con medios de comunicación.

Por su parte, Bob Carter, gerente de Toyota en Estados Unidos, describió la situación de todo el sector del automóvil como estar "en el ojo de la tormenta económica"