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Super Bowl inédito

Los Cardenales y Acereros serán los protagonistas del Super Bowl XLIII, la competición que el próximo domingo paralizará a todo el país. Es la primera vez que…

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Troy Polamalu tendrá con toda seguridad la nada agradable misión demarcar al receptor estrella de los Cardenales

 

Desde que llegaron los Acereros de Pittsburgh y los Cardenales de Arizona a Tampa para protagonizar la 43 edición del Partido del Super Bowl admitieron que sus triunfos para luchar por el título de campeones los consiguieron con estilos completamente opuestos.

Pero ambos equipos son conscientes que cuando se enfrenten el próximo domingo, en el Raymond James Stadium, de la ciudad de Tampa Bay (Florida), sólo uno de ellos se quedará con el título de campeones de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).

El entrenador jefe de los Acereros, Mike Tomlin, de 36 años, dejó muy claro en su primer contacto con la prensa que todo lo que habían hecho durante los partidos anteriores les iba a servir para buscar la gran victoria.

"No tenemos que cambiar nada, simplemente adaptarnos al ambiente especial que tiene un Super Bowl y luego hacer en el campo las cosas para las que hemos trabajado durante toda la temporada", comentó Tomlin. "Respetamos a nuestro rival y eso es lo más importante".

Tomlin, que ya vivió, en el 2003, la gran fiesta del Super Bowl, pero como entrenador de la secundaria de los Bucaneros de Tampa Bay, que bajo la dirección de Jon Gruden consiguió el título, ya conoce como funciona el "circo" la semana del Super Bowl y dijo que estaban preparados para superar todas las pruebas.

También llegó con la lección aprendida el mariscal de campo de los Acereros, Ben Roethlisberger, que hizo historia al ser el más joven que lanzó el ovoide en un Super Bowl, pero también fue el peor.

Roethlisberger ganó, en el 2004, el quinto Super Bowl en la historia de los Acereros, cuando ganaron 21-10 a los Halcones Marinos de Seattle, en Detroit, pero sufrió dos interceptaciones y el triunfo no se debió a su trabajo sino a las peores decisiones de los árbitros que se recuerdan en la historia de la NFL.

"Personalmente tengo una espina clavada, y vengo decidido a jugar mejor en esta ocasión, aunque al final lo único que cuenta es la victoria, sin importar lo que hayamos hecho cada uno", destacó Roethlisberger.

Otro que es consciente que su trabajo será importante con el equipo es el profundo Troy Polamalu, que tendrá con toda seguridad la nada agradable misión de marcar al receptor estrella de los Cardenales Larry Fitzgerald, pero está seguro que toda la defensiva del equipo funcionará.

"Vamos a lograr detener no sólo a Larry Fitzgerald sino al resto de los buenos atacantes que tienen los Cardenales", comentó Polamalu, que disputará su segundo Super Bowl. "Ha llegado el momento de demostrar que nuestra defensa siempre da la oportunidad al ataque para que anote un punto más y podamos ganar".

Mientras que en el ataque de los Acereros, equipo que busca su séptimo título, de la NFL, esa responsabilidad la tendrá una vez más el receptor abierto Hines Ward, que para nada quiere hablar de la lesión que sufrió ante los Cuervos de Baltimore en la final del Conferencia Americana (AFC) y dijo que está listo más que nadie.

"Voy a jugar, y hubiese jugado si el partido era la semana pasada", comentó Ward, ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP), en el 2004. "Es el sueño de cualquier profesional, estar en el Super Bowl y para nada me lo voy a perder y más cuando podemos hacer historia si conseguimos el sexto título".

Tampoco lo quieren hacer los jugadores de los Cardenales que llegaron a Tampa para disputar el primer Super Bowl en la historia del equipo, más conocido en la NFL, por ser el "gran perdedor".

El entrenador jefe de los Cardenales, Ken Whisenhunt, que trabajo con los Acereros y conoce mejor que nadie a su rival, dijo que se equivocaban los que pensasen que su equipo llegaba con menos posibilidades que sus rivales.

"Somos un equipo que hemos logrado mejorar muchos aspectos de nuestro juego y cuando salgamos al campo tendremos todas las opciones a conseguir la victoria", señaló Whisenhunt. "Nada de lo que se diga de nosotros nos afecta como cuando dijeron que con marca de 9-7 no íbamos a llegar a ninguna parte".

Mientras, el veterano mariscal de campo, Kurt Warner, de 37 años, gran líder del equipo, que vuelve a conseguir su segundo título de Super Bowl, dijo que todos estaban preparados para hacer historia.

"Tengo suerte de ya haber pasado por todas estas festividades antes, por lo cual en estos momentos me estoy concentrando únicamente en el partido del domingo", declaró Warner, que buscará ganar dos Super Bowls en décadas distintas y hará su tercera participación en el partido por el título de la NFL.

Mientras que los receptores abiertos Anquan Boldin y Fitzgerald, a diferencia de lo que se ha dicho del enfrentamiento que existía entre ellos por el protagonismo del segundo en el partido de la final de la Conferencia Nacional (NFC) ante las Águilas de Filadelfia, reiteraron que estaban más únicos que nunca.

"Nuestra mayor virtud es la unión de equipo", subrayó Boldin. "Todos debemos estar juntos e ir en la misma dirección, los roces en el campo son algo normal entre profesionales, que al ir al vestuario murieron".

Lo que sí tienen muy claros todos los jugadores de los Cardenales es que con su juego y especialmente con hombres como Boldin y Fitzgerald están listos para seguir haciendo historia, aunque a su llegada a Tampa sean la Cenicienta de la 43 edición del Super Bowl.

El Super Bowl podría estar en el juego por tierra

Las líneas ofensivas de los Cardenales y de los Acereros, no se caracterizaron durante los partidos de temporada regular por ser sus mejores armas dentro del emparrillado.

Pero en la fase final ambos equipos se vieron obligados a mejorar ante las exigencias de la competición, y al final las líneas ofensivas de ambos equipos se convirtieron en las piezas clave para llegar a la final del Super Bowl.

En el terreno de juego se enfrentarán las tácticas desarrolladas por Russ Grimm, entrenador ofensivo de los Cardenales, contra las de Larry Zierlein, encargado de la ofensiva de los Acereros.

Grimm, ex jugador de los Pieles Rojas de Washington se unió a Arizona en la campaña del 2007, y logró convertir a la línea ofensiva de Cardenales en la sexta de la NFL con menor número de capturas de mariscal de campo en contra, con 24, mientras que un año después concluyó con 28, en el lugar 12.

Mientras que Zierlein, quien trabajó para los Cafés de Cleveland y los Bills de Bufalo, en su segundo año como especialista con los Acereros, permitió 49 capturas de mariscal de campo, la cuarta peor marca de la NFL.

Pero ambos equipos modificaron sus tácticas, ya que mientras Grimm y Arizona han permitido tres capturas en el mismo número de partidos, los Acereros permitieron que alcanzaran a su mariscal de campo Ben Rothlisberger en cinco ocasiones en dos juegos.

Todo parece indicar que del Super Bowl del próximo domingo podría esperarse un juego que se defina por tierra porque ambas escuadras han estado mejorando sustancialmente su ofensiva en el ataque terrestre.