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"No voy a comentar estas cosas"

Transparencia llega a la Casa Blanca, pero no para la prensa, dicen medios.

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió liderar con transparencia, pero la prensa ha sufrido ya sus primeras restricciones y tensiones con el Gobierno, lo que ha puesto fin, en tan sólo 48 horas, a la "luna de miel" entre ambos.

Los medios de comunicación, acusados durante la campaña electoral por los republicanos de ser demasiado pro Obama, han tenido un difícil comienzo con la nueva administración, a juzgar por los comentarios que se pueden leer en diarios, revistas e Internet, y de lo que comentan los periodistas en los pasillos.

Titulares como "The Press vs. Obama" (La prensa contra Obama), "Media Frustration Spills Into Briefing" (La frustración de los medios entra en las ruedas de prensa) o "Press Relations Already Tense" (Las relaciones con la prensa ya comienzan a estar tensas) encabezan estos días los comentarios periodísticos sobre su primera experiencia con el nuevo Gobierno, del que esperaban más apertura.

Todo comenzó el primer día de trabajo del presidente en el Despacho Oval.

En lugar de invitar a los fotógrafos para que saquen imágenes de este momento como manda la tradición, la Casa Blanca prefirió dejar en manos de sus propios profesionales esta tarea.

No podían prever, sin embargo, que los medios de comunicación se molestaran tanto que las agencias Associated Press (AP), Reuters y Agence France Presse (AFP) se negaran a difundir las fotografías.

El enfrentamiento entre el Gobierno y la prensa continuó cuando Obama repitió su juramento ese mismo día. De nuevo, solamente el fotógrafo oficial de la Casa Blanca dio cuenta de ese momento.

El malestar de los medios de comunicación se trasladó a la sala de prensa, donde el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, tuvo que responder a preguntas incómodas de periodistas veteranos que, en su tono, no dejaba duda del enfado que sentían.

"¿Cómo puede ser esto transparencia si controlan la única imagen de la segunda jura? No hubo nadie allí dentro. Sólo cuatro periodistas de medios escritos, pero ninguna televisión o radio para distribuir las imágenes o el sonido", se quejó el veterano periodista Bill Plante, de la cadena CBS.

Además de este episodio hubo más a lo largo de la primera rueda de prensa de Gibbs, quien intentó defenderse como pudo.

Las cosas no mejoraron tampoco cuando por la tarde el propio presidente visitó la sala de prensa y los periodistas le preguntaron por el próximo subsecretario de Defensa, que trabaja como cabildero para una empresa contratista del Pentágono.

"No puedo venir aquí y saludarlos si me fríen siempre con preguntas", dijo Obama.

El presidente firmó en su primer día de trabajo una orden ejecutiva que establece rígidos límites a los cabilderos, aquellos que representan intereses de grupos de presión o de empresas ante las entidades políticas, pero ahora el Gobierno quiere hacer una excepción para nombrar al subsecretario de Defensa, William Lynn.

La segunda rueda de prensa, el viernes, no marchó mejor que la primera para Gibbs, ni tampoco para los periodistas.

El secretario de Prensa fue preguntado por el ataque aéreo con misiles lanzado aparentemente por Estados Unidos en Pakistán, pero Gibbs, para sorpresa de todos, dijo: "No voy a comentar estas cosas".

El periodista que le hizo la pregunta le replicó: ¿Qué quieres decir con esto Robert, que no vas a hablar nunca de una operación efectuada por el Ejército de Estados Unidos, es eso lo que estás diciendo?".

Otro incidente ocurrió el viernes cuando la prensa que cubre el Departamento de Estado se quejó de la imposición de ciertas restricciones a sus movimientos, las cuales consideraron más duras incluso que las que tienen sus colegas en el Pentágono.

El "idilio" que suele tener la prensa con un nuevo Gobierno durante los primeros días, semanas o incluso meses, es visto como normal en Estados Unidos, según comentan los propios periodistas en sus blogs, pero también es normal que se termine este periodo, recuerdan. Solo que en este caso se ha acabado en solo dos días.