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Ni nos gustan los cheesesteaks

Pero ahora toca hablar de nuevo de alguien que los vende.

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Ya antes AL DÍA había declarado que no le daría bola a Joey Vento, el sandwichero que se la pasa hablando de los inmigrantes como si fueran invasores, criminales y haraganes que vienen a destruir la cultura americana.

Pero esta semana uno de nuestros lectores, Breg Bucceroni, quien además es un activista comunitario en Filadelfia, nos mandó un editorial en el que tacha a este comerciante de racista, no sólo por sus comentarios, sino por su reciente aparición en el Mummers Parade.

Yo no vi su aparición. Pero por lo que me contaron no me perdí de mucho. De hecho, la resaca con la que desperte la primera "mañana" de este 2009 me pareció de mejor gusto y más apta de disfrutar que el espectáculo que, gracias a la "magia" de la internet está a tan sólo un clic de distancia.

Para quienes no saben de qué estoy hablando, les cuento. Resulta que Vento apareció—junto con su polémico letrero—en el carnaval a bordo de un carro alegórico de la Comics brigade B, cuyo tema era "Aliens of an Illegal Kind" (Extraterrestres del Tipo Ilegal).

En la rutina que rodeó a dicho carro, se veía a unos vaqueros que pretendían ser la Patrulla Fronteriza levantando una cerca. Poco después apareció un grupo con banderas de diferentes países (México, Cánada, Japón, Inglaterra) y vestidos con trajes típicos de diferentes lugares del mundo.

El acto terminaba con Vento arrojando réplicas de cheesesteaks al público mientras el carro alégorico salía de escena. 

Cualquier cosa que yo pudiera decir al respecto, se las dije hace mucho tiempo al mismo comerciante y a sus abogados en sus caras. Pero siempre se agradece la solidaridad que, esta semana, mostró el blog www.youngphillypolitics.com, sitio en el que se critica la presentación de esta brigada y su sentimiento racista, bajo el título ¿por qué le damos dinero a esto?

En philly.com se publicó una nota cuestionando si el acto rayaba en el mal gusto. La pieza cita a varias personas involucradas en el desfile y ninguno de ellos parece molestarse por el espectáculo.