LIVE STREAMING

Los mexicanos emigran para tener una vida nueva, pero también para salvarla

El aumento de los secuestros y las extorsiones en México ha provocado, según algunos expertos, una afluencia de personas hacia EEUU. Mexicanos con familiares…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

 

Un maestro estimo que de las 400 casas en Felipe Ángeles, unas 200 están vacías. Cincuenta fueron abandonadas últimamente.

Cuatro encapuchados entraron derribando la puerta de la casa de adobe de un campesino de 80 años en esta población en noviembre, esposaron sus muñecas frágiles y lo condujeron a una cárcel improvisada. Lo liberaron después de que parientes y amistades pagaron un rescate de nueve mil dólares, que incluyó los ahorros de toda su vida.

El secuestro fue una historia funesta de crueldad y sufrimiento, conocida en todo México, pero con un giro nuevo: la hija de esta víctima vive en Estados Unidos y pudo enviar dinero para completar el rescate, dijo en una entrevista el campesino, quien habló a condición de guardar el anonimato.

Una serie de secuestros similares, en los que se escoge en particular a gente que tiene hijos o cónyuges en EEUU, atemorizó a tal grado a este pueblo en el estado de Zacatecas, que muchas personas clavaron tablas en sus casas y se dirigieron al norte, algunas legalmente y otras no, en busca de refugio con parientes en California y en otros estados de EEUU.

"Los parientes de mexicanos en Estados Unidos se han convertido en una nueva ganancia para la actividad delictiva en México", dijo Rodolfo García Zamora, un catedrático de la Universidad Autónoma de Zacatecas que investiga las tendencias migratorias. "Cientos de familias están emigrando por temor a un secuestro o una extorsión, y los mexicanos en EEUU están haciendo todo lo que pueden para evitar regresar. En lugar de eso, están sacando a sus parientes".

Que la gente del estado de Zacatecas se precipite a irse a EEUU, según se ha informado, es otro signo de que el caos creciente en México es un nuevo factor volátil que afecta la afluencia de trabajadores inmigrantes en toda la frontera estadounidense. La violencia agrega una capa nueva a la incertidumbre del tema siempre tirante de la emigración mexicana, ya en estado de cambio debido a la desaceleración económica en EEUU.

Académicos y formuladores de políticas en ambos lados de la frontera, que observan muy de cerca los cambios en los patrones migratorios, dicen que es demasiado pronto para saber el impacto a largo plazo de la violencia relacionada con el narcotráfico o de que miles de trabajadores inmigrantes hayan perdido el empleo en EEUU. Sin embargo, hasta ahora, los pronósticos anteriores sobre el éxodo de mexicanos sin trabajo de regreso a sus lugares de origen parecen haber sido prematuros.

Más bien, pareciera que el patrón en el estado de Zacatecas -- donde muchas personas tienen familia en EEUU -- podría ser un buen indicador de lo que está sucediendo en todo México. Hay una espiral delictiva ascendente que parece no sólo estar manteniendo a algunos mexicanos en EEUU, sino también podría hacer que más huyan de su país. "Es una combinación dañina en este momento", comentó Denise Dresser, una politóloga que vive en al Ciudad de México. "Los mexicanos al norte de la frontera enfrentan el desempleo y la persecución, pero en su propio país el Gobierno no puede proporcionar la seguridad básica para muchos de sus ciudadanos".

El incremento extraordinario en la violencia en México en los últimos años es producto en parte de la guerra del presidente Felipe Calderón contra los señores de la droga. Su campaña para detener a los líderes de los carteles y a los oficiales militares y de las fuerzas del orden a los que han comprometido, ha desatado una lucha facciosa entre organizaciones rivales de narcotraficantes, así como de violencia contra el Gobierno.

Tradicionalmente, la mayor parte de la violencia criminal en México se había concentrado en las ciudades fronterizas del norte, como Tijuana, por donde entra la cocaína a EEUU. Sin embargo, el imperio de la ley se ha estado deteriorando en muchas regiones y estados del centro, como Michoacán, Jalisco y Zacatecas, lugares de origen de millones de emigrantes en EEUU y rutas de contrabando de drogas de tiempo atrás, que ahora también informan sobre un aumento drástico en los asesinatos y secuestros.

Jerez de García Salinas, un pueblo de 60,000 habitantes a unas cuantas millas al noroeste de Felipe Ángeles en Zacatecas, solía ser, hasta hace poco, un lugar tranquilo, al que el crimen organizado no había tocado casi para nada, dijo Abel Márquez Haro, un abarrotero al mayoreo.

Sin embargo, recientemente, veintenas de hombres que conducen camionetas todo terreno Chevrolet y que portan rifles automáticos se establecieron con una presencia atemorizante porque amenazan a los habitantes en las calles y extorsionan a los comerciantes. La identidad de los hombres sigue siendo un misterio, pero muchas personas en el pueblo suponen que son narcotraficantes que abandonaron algún otro estado mexicano, quizá para evitar las medidas enérgicas del Ejército.

El 10 de noviembre, una docena de pistoleros llegó al almacén de Martínez, lo sacaron a rastras, lo golpearon a él y a varios empleados con la culata de los rifles y después se lo llevaron. Lo tuvieron con los ojos vendados por 30 horas, mientras los secuestradores exigían 500,000 dólares por su libertad, contó Márquez en una entrevista. Al final, su familia acordó un rescate menor, continuó. Cuando su hijo entregó el dinero, los secuestradores liberaron a Márquez, pero lo capturaron a él, y demandaron un segundo rescate, que también pagó la familia.

Quienes viven en la región dicen que tales crímenes -- y la atención que se les da en la televisión en español en EEUU -- parecen haber atemorizado no sólo a quienes viven en la zona todo el año. Casi todos los años, durante las fiestas navideñas, cientos de hombres con sombreros vaqueros que trabajan al norte de la frontera regresaban a Jerez de García Salinas, congestionando las calles con sus picops y coches con placas de California e Illinois, y reuniéndose con viejas amistades y familiares en la plaza del pueblo.

Este año, Jerez de García Salinas y los pueblos aledaños vieron el regreso de pocos emigrantes. Y demógrafos en Jalisco y Michoacán dijeron en entrevistas que también fueron pocos los emigrantes que retornaron en esta temporada vacacional a esos estados.

En Felipe Ángeles, la afluencia de personas se dio hacia el norte en lugar de al sur al final del año.

Los habitantes estaban tan atemorizados por los secuestros del octogenario y de cerca de una docena de otras personas que vivían en o cerca de este pueblo en los meses recientes, que cientos de ellas levantaron un bloqueo en la carretera principal con tractores y camiones el mes pasado. Exigían que el Ejército enviara tropas para protegerlos.

"Los secuestradores estaban eligiendo gente con familiares en Estados Unidos porque saben que tienen dinero", comentó Santana Luján, un agricultor que participó en el bloqueo. "Han dejado una psicosis de miedo y preocupación".

La hija del hombre de 80 años que fue secuestrado le ha pedido con insistencia que se vaya a vivir con ella a EEUU, pero dice que se siente demasiado viejo para emigrar.