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"Siempre te recordaremos"

Centenares de hispanos dieron el último adiós a ecuatoriano Sucuzhañay en Queens

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Varios centenares de hispanos se reunieron el miércoles en el distrito neoyorquino de Queens para dar el último adiós al ecuatoriano José Osvaldo Sucuzhañay, quien murió el pasado viernes víctima de un crimen racial en Nueva York.

Allegados de la familia del fallecido y miembros de la comunidad latina esperaron durante varias horas junto al coche fúnebre en la la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, situada en la zona de Corona, en el barrio de Queens, a que llegara la madre del fallecido, Julia Quintuña, para comenzar el funeral.

Todos portaban unas calcomanías con la cara de José Sucuzhañay (6 de junio 1977-12 de diciembre de 2008) que habían repartido los voluntarios de la Casa Ecuatoriana en Nueva York, en las que se podía leer la frase "Siempre te recordaremos".

Primero llegó Diego Sucuzhañay, hermano de la víctima y portavoz de la familia, y se quedó en la puerta de la iglesia junto al párroco y varias autoridades hasta que llegó su madre, visiblemente afectada y que tuvo que ser acompañada por varios de sus hijos hasta el interior de la parroquia.

Mientras tanto, el resto de familiares llevaron a hombros el féretro con los restos mortales de José, y lo situaron cerca del altar.

"Queremos expresar a la familia nuestro más sentido pésame, con toda sinceridad, les acompañamos en el sentimiento", dijo el sacerdote Thomas Healy al comenzar la misa.

El religioso, de padres irlandeses, aseguró: "Los fieles de esta parroquia son inmigrantes. Estados Unidos es un país de inmigrantes. La ciudad de Nueva York también lo es. Así somos. José y sus hermanos vinieron aquí para ayudar a sus familias, buscando una vida mejor, para trabajar y luchar con tanto sacrificio".

En su homilía el sacerdote señaló la "pena y vergüenza" que produce que un incidente de ese tipo "le pase a un hombre que buscaba el bien de su familia. No tengo palabras para dar una explicación. Todos tenemos que partir, a veces temprano, a veces más tarde. Nadie esperaba lo que le ocurrió a José, una muerte tan cruel".

Al terminar la ceremonia religiosa, Diego Sucuzhañay se dirigió a todos los presentes para agradecer su apoyo, y destacó la ayuda que su familia ha recibido por parte de las autoridades políticas de Ecuador, las embajadas de su país y de Estados Unidos, la Fiscalía de Nueva York, la policía de Brooklyn y el hospital Elmshurst, donde trataron a su hermano tras la paliza.

La madre y los hermanos de José sacaron el féretro entre lágrimas por el pasillo central de la iglesia, cubierto por una bandera ecuatoriana, mientras los presentes se despedían de él, y se fueron en un coche sin querer hacer declaraciones a los medios de comunicación.

Los restos mortales de la víctima serán trasladados esta semana a su país natal, donde será enterrado.

El comisionado de Asuntos Migratorios de la Alcaldía de Nueva York, Guillermo Linares, condenó el brutal ataque y señaló: "no vamos a permitir una atrocidad como esta que socave el trabajo que hacemos a través de nuestra familia y nuestra comunidad".

El inmigrante ecuatoriano de 31 años fue atacado hace diez días en Nueva York con una botella y un bate de béisbol presuntamente por varios afroamericanos, falleció tras haber estado varios días en coma.

Sucuzhañay fue agredido mientras volvía de un bar para su casa del brazo de su hermano por tres hombres que bajaron de un automóvil y gritaron insultos contra los latinos.

El ecuatoriano sufrió una fractura craneal y daño cerebral cuando fue agredido. Las heridas de su hermano Romel fueron menores.

La policía ha ofrecido una recompensa de 22.000 dólares para quien proporcione información que lleve al arresto de los culpables.

Sucuzhañay es el segundo ecuatoriano que muere en un mes en la ciudad de Nueva York, tras el asesinato de Marcelo Lucero, ambos víctimas de crímenes de odio.

Lucero fue atacado por un grupo de adolescentes, uno de los cuales lo apuñaló en la localidad de Patchogue, en Long Island.

Tras el ataque a Lucero, al menos una veintena de latinos han denunciado haber sido víctimas de agresiones por ser hispanos.

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