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"El arte no es un lujo es una necesidad vital"

Carmen Febo habló de la lucha por conseguir recursos para Taller Puertorriqueño en Filadelfia.    

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“Nuestra intención” es trabajar en el contexto de que somos dominicanos, venezolanos, puertorriqueños”, dijo Carmen Febo.  

 

¿Cómo comenzó Taller Puertorriqueño?

El Taller comienza en 1974 como un programa de ASPIRA, un programa educativo donde la idea era utilizar las artes para estimular en los jóvenes un sentido de autoestima, de historia y de cultura de donde ellos vienen, con la idea de estimularlos académicamente para que continúen sus estudios y se conviertan en ciudadanos productivos de la comunidad y de la sociedad.

Este grupo de artistas se da cuenta de que el vacío cultural de la comunidad no era solamente con los jóvenes, sino que no había ninguna otra organización trabajando culturalmente y entonces se separa de ASPIRA y se crea Taller Puertorriqueño como una organización cultural separada e independiente.

¿Qué hace Taller?

Uno de nuestros programas más grandes es el de arte después de las  escuelas, para enseñar diferentes disciplinas como baile, drama, escritura y artes visuales.  También programa de artes para jóvenes, estudiantes de escuelas superiores vienen por dos años para aprender, además de dibujo, películas y proyectos de fotografía.

El programa de exhibiciones continúa porque es una forma de dar oportunidad para que la comunidad conozca a nuestros artistas y tratamos de mantener un balance entre los artistas reconocidos y los locales.

Tenemos una serie de festivales que celebran  aquellas cosas que son muy importantes en nuestra cultura como es el Día de los Reyes, la Feria del Barrio, que es un festival que nos une a todos como latinoamericanos; todos nosotros de una forma o otra celebramos estos festivales y nos reunimos todos y es una serie de actividades culturales.

En el Mes de la Herencia Africana celebramos con un simposio llamado Arturo Schomburg, quien fue un puertorriqueño de descendencia africana que vino a Estados Unidos se auto-educa y se convierte en uno de los investigadores y estudioso hasta el punto que hay un centro llamado con su nombre en Nueva York y que honra esa conexión de nuestra cultura.

¿Cómo conectamos la labor de Taller con la violencia en Filadelfia, especialmente la generada por adolescentes que se matan por drogas?

El trabajo que nosotros hacemos es un trabajo que se ha demostrado que mantiene a los jóvenes ocupados e interesados en esas horas, para poder hacer más, pues necesitaríamos más recursos para poder tener más jóvenes. Pero nuestros jóvenes cuando asisten a nuestros programas mejoran su asistencia a la escuela, sus grados (calificaciones), su actitud académica y si en vez de 15 pudiéramos tener 60 pues podríamos hacer mucho más, pero el envolver a los jóvenes no solamente en las artes pero en deportes y en otras actividades.

¿Cuántos estudiantes atienden, cuántos quisieran atender, cuánto dinero necesitan?

En total son un promedio de 5.000 estudiantes por año. Nuestro presupuesto para el programa educativo es de medio millón anual (de dólares), el presupuesto de la organización completa es de un millón anual que tenemos que recabar año con año, centavo por centavo.

Tenemos cuatro iniciativas: El programa que llamamos Cultural Awareness servimos a 50 estudiantes por semestre.

En Youth Artist Program servimos 15 estudiantes y durante el verano tenemos un programa donde se hacen películas también con entre 15 y 20.

También tenemos un programa de visitas de las escuelas, en donde servimos a  1.500 estudiantes al año, vamos a las escuelas a impartir talleres dependiendo de los artistas que tengamos en residencia.

Nos gustaría doblar la cifra y necesitaríamos más espacio.

¿Qué porcentaje de la población estudiantil hispana atiende?

 Yo diría que mínima, si nosotros estamos ahora mismo un promedio de 300 estudiantes al año y necesitamos medio millón de dólares, necesitaríamos un millón, además, de espacio adicional.

¿Cuál es el reto más grande?

Yo veo dos retos bien grandes: Uno es que en Estados Unidos el arte se visualiza más como un lujo, una comodidad y no hay un compromiso en hacer llegar las artes, por eso cuando el Distrito Escolar se mete en problemas lo primero que se recorta son las artes, no se ve como una necesidad, mientras nuestra visión es que para nosotros no es algo que tenemos la opción de tener o no tener.

The Greater Philadelphia Cultural Alliance en una segunda edición de un estudio que realizó en la región de Filadelfia estudiando las finanzas de 300 organizaciones de arte, publicó que el 40 por ciento de estas organizaciones se están manejando con un déficit y a esto se le suma que el Taller no está en una comunidad pudiente.

Para nosotros generar la membresía que comienza con $10 es una batalla campal y lo hacemos, pero no es suficiente, porque en un presupuesto de un millón de dólares poder recabar $30 mil no es suficiente. Por un lado, tenemos que enseñarle a la comunidad que las artes sí son una necesidad vital, además de eso tenemos que decirles a nuestros compañeros puertorriqueños y latinoamericanos que necesitamos que nos apoyen, es cuestión de hacer un compromiso.

Por ejemplo, aunque no hay punto de comparación del Taller con el Museo de Arte, Annenberg Center le acaba de dar $50 millones, es una realidad que es tan diferente a lo que nosotros vivimos día a día.

¿Cómo afecta la crisis económica a Taller?

La situación económica hace ese trabajo todavía más cuesta arriba. Las fundaciones son bien variables, un año te apoyan significativamente y después se va, y ese hueco que se queda hay que llenarlo de otra forma.

¿Cómo involucran a otras comunidades hispanas, además de la puertorriqueña?

Cuando el Taller comenzó, sobre el 90 por ciento de la comunidad hispana de Filadelfia era puertorriqueña; esa realidad ha cambiado porque ahora es mucho más diversa, y Taller en todos sus programas incluye a toda la representación latinoamericana mediante sus artistas.

Ninguna organización puede pretender representar a todas las comunidades, todos somos un poco diferentes, pero a la vez todos tenemos elementos y componentes que son comunes. La tienda vende literatura latinoamericana, la galería presenta artistas que representan toda esa diversidad.

Aunque todavía mantiene ese enlace con la comunidad puertorriqueña y en nuestros programas educativos nos concentramos en ella, porque es la que más conocemos.

Nuestra intención es trabajar en el contexto de que somos dominicanos, venezolanos, puertorriqueños pero también somos parte de una comunidad grande de latinos y esa es la realidad de lugar en donde estamos viviendo.

El premino Pulitzer dominicano Junot Díaz va a estar en Taller¿Qué es lo que más valora de su obra?

Su historia, la historia de los dominicanos que emigran a Estados Unidos resuena con nuestra historia, de los puertorriqueños y muchos otros latinoamericanos que emigran a los centros urbanos de Estados Unidos,  en el caso de Junot en el área de Nueva York y Nueva Jersey; pero cuando leemos su novela nos vemos retratados en esa historia, La vida de Oscar Wao, que es la novela que acaba de ganar ese premio, mantiene un recuento de lo que está pasando en Santo Domingo, que a través de esta obra de ficción nos enteramos de esa realidad durante el trujillato y cómo ese momento político en un país impacta lo que está pasando también en Estados Unidos que nuevamente resuena en lo que somos como personas que hemos emigrado a este país… cómo los eventos y las realidades políticas de nuestro país impactan y son parte del movimiento de la gente y por qué la gente se muda, entonces esa obra además de que es refrescante porque su trabajo literario es muy rico y mantiene una serie de elementos de hablar y la mezcla del español con el inglés y es un lenguaje muy rico y fantástico para leer.

¿Cómo rescata tradiciones como la bomba y la plena?

Cuando enseñamos baile de folclor, enseñamos la bomba y la plena, escogemos temas que resuenen en la cultura puertorriqueña, el compromiso con la organización es que esa conexión no se pierda, que nuestros niños aprendan esa tradición cultural que han dejado atrás, pero que puede continuar existiendo. No solamente nuestros niños, sino nosotros como adultos, si no tenemos esa conexión con nuestra herencia, nuestras historia y nuestra cultura, sentimos un vacío.

 Para quienes no saben ¿Qué es la bomba y qué es la plena?

Son dos cosas completamente diferentes, pero además dentro de la bomba hay múltiples variedades, la bomba del norte de Puerto Rico es diferente a la del sur, y la bomba es intensamente africana, la conexión con los tambores, el ritmo, los movimientos, y los tambores, las palabras se cantan en español por lo tanto también tiene influencia europea. La plena incorpora instrumentos europeos como son las cuerdas, mantiene el componente africano que tiene que ver con los tambores, pero es una forma mucho más melódica y el propósito de la plena es más de ser como una historia oral.

 ¿Cómo podemos integrarnos y aceptar las raíces negras (en Puerto Rico, la República Dominicana y el resto de Latinoamérica)?

Puerto Rico comparte esa combinación entre las tres razas, África, Europa y los indígenas, y los estudios genéticos dicen que todos somos una mezcla; sin embargo hay racismo en nuestros países y resistencia a aceptar que tenemos esa participación en nuestra sangre. Yo he recibido llamadas en el Taller cuestionando porque nosotros concentramos en nuestros murales en mantener esa presencia negra de Puerto Rico.

Aquí en Estados Unidos tenemos una experiencia donde vemos una separación mucho más marcada y entonces cuando venimos es muy fácil decir los americanos son racistas nosotros no, pero nuestra realidad es que los efectos del racismo todavía persisten.

En términos de la convivencia de razas tenemos mucho que aprender todavía.

Hasta cierto punto yo creo que las personas cuando dialogan es que empiezan a entenderse, si nosotros como seres humanos no hacemos un esfuerzo para abrir nuestras mentes y romper esas barreras no vamos a poder nunca sobreponernos a esos conceptos.

Para mí personalmente ha sido un enigma entender en qué parte a través de la evolución de la raza humana sale esa animosidad en contra de gente que son de un color diferente. Realmente no entiendo quién y cómo le dijo a la raza blanca que era superior y que la negra era inferior, pero lo que sí creo es que nosotros como seres humanos tenemos la capacidad de aprender y romper esas barreras.

Es por eso que entre las actividades del Taller está (...) el simposio de Schomburg, en donde se escoge un tema que puede ser el baile o la comida y vemos cuáles son los componentes que nos han llegado a lo que hacemos hoy que viene a través de esas conexiones con nuestra ascendencia africana. Creo que estableciendo esas conexiones es que los seres humanos empiezan a entenderse mejor.

¿Cómo funciona el programa de artistas residentes?

Si hay un artista que va a abrir una exhibición vemos la disponibilidad del artista, vemos qué recursos tenemos y entonces ver si puede pasar una semana con nosotros; ellos trabajan con nuestros jóvenes, pero también tratamos de coordinar con las escuelas para que ese artista pueda presentar un taller o hablar con ellos en una forma de asamblea.

Esta es una de las formas con la que generamos un poco de recursos, porque cobramos por esas visitas, tenemos un contrato con el Distrito Escolar para proveer visitas para 2.300 estudiantes al año y cuando son escuelas fuera  del Distrito cobramos por cada una de las visitas. Esto ayuda a sostener ese programa y las actividades del Taller.

¿Cómo ayuda el arte para que los niños puedan expresarse, especialmente en el norte de Filadelfia?

Cuando los niños expresan sus trabajos sí refleja no solamente las preocupaciones que pueden ser las drogas y la violencia, sino que también refleja sus sueños, puede ser un hogar lleno de amor y de calor, o otro niño que fue víctima de la violencia lo refleja en su arte.

Miguel Luciano hizo un trabajo interesante en este tema, se reunió con diferentes clases de jóvenes y los retó a expresar las cosas que no peden expresar.

Él tiene una obra que se llama “Cuando las gallinas mean”, porque el refrán en Puerto Rico implica que los niños hablan cuando las gallinas mean, es decir como dicen los americanos, los niños son para verlos y no para escucharlos y el proyecto es para estimularlos en decir lo que no se atreven a decir.

En la gama de expresiones había uno que decía,  amémonos todos, yo ví a mi hermano cuando lo mataron.

¿Qué significa el logo de Taller Puertorriqueño?

El tema del corazón cultural del barrio lo incorporamos en nuestro mural y cuando estábamos haciendo ese mural, la gente se detenía, ponían la mano en el corazón y se tocaban el corazón. Para nosotros refleja la conexión de cultura con corazón y sentimiento.

¿Qué la motivo a ser parte de este movimiento?

Ese entendimiento de la importancia que la cultura tiene para mí a nivel personal y entender lo vital que es para la comunidad la presencia cultural que en este momento  a través de Taller Puertorriqueño se mantiene es lo que me llena de satisfacción. 

Yo me crié en Puerto Rico en donde la cultura es parte de todos los días, a mis padres les encantaba entretener, la música y el baile, si estábamos en el automóvil estábamos siempre cantando. Con mi padre aprendí a ir a la orquesta, él se crió en un pueblo agrícola y decía ‘Yo no se nada de música pero yo se que cuando voy a escuchar la orquesta y me siento transformado por la música’.

Cuando yo llego a este país a hacer mi residencia en medicina de familia, no había ninguna representación ni expresión cultural.

Yo estaba trabajando en una clínica en el norte de Filadelfia y me entero que Antonio Cabán un cantaautor iba a estar en Filadelfia  y quien lo trajo era el Taller en 1976, me envolví como voluntaria y estoy aquí todavía.

¿Qué pasó con la medicina?

Trabajé como médico  de tiempo completo hasta 1999, las realidades del sistema de salud este país son bastante frustrantes, y esa frustración me había hecho empezar a reducir el tiempo que estaba dedicándole a la medicina, en eso  el taller necesitaba un director entonces he organizado mi vida para tratar de hacer las dos cosas aun estoy viendo pacientes a un porcentaje pequeño.

¿Qué prefiere la cultura o la medicina?

Desde que yo tengo conocimiento y me acuerdo yo quise ser médico así que son los amores de mi vida, por eso he tratado de mantener un pie en cada uno. 

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