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Tras los estragos de "Ike" y "Gustav"

Occidente cubano, entre reconstrucción, escasez y resignada tranquilidad.

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Un mes después de que los huracanes "Ike" y "Gustav" devastaran Cuba, el occidente de la isla convive con una reconstrucción que llevará tiempo concluir y siente con resignada tranquilidad los efectos del desabastecimiento.

Golpeada por el huracán "Gustav" el 30 de agosto y por el "Ike" una semana después, la provincia de Pinar del Río muestra en la principal carretera que cruza su territorio carteles recientes con consignas revolucionarias como "sólo de nuestro trabajo podrán salir los recursos" o "nuestro deber es vencer".

En Los Palacios, uno de los pueblos más castigados por los ciclones, nuevos tendidos de electricidad evidencian los trabajos impulsados por las autoridades, pero las casas destechadas y semiderruidas recuerdan que los recursos no terminan de llegar a todos.

Yosvani tenía una licencia sin sueldo en su trabajo para construir una casa antes de que los huracanes entraran por las calles del pueblo.

Ahora, con arena en dos salas sin más techo que las maderas podridas de una estructura sin tejado, dice que gastará en contratar a un albañil que le ayude entre 4.000 y 5.000 pesos cubanos (entre 160 y 200 dólares), más de diez veces el salario promedio del país.

"¿Y qué hago? ¿Espero tres años a que me manden una microbrigada (cuadrilla de albañiles del Estado)? Si no lo tengo, lo invento", dice, y aclara que hermanos suyos residentes en La Habana le ayudarán a afrontar el gasto.

Ismael, de 25 años, no confía en que le lleguen los materiales necesarios que viene demandando desde que otro huracán golpeó en 2002 la vivienda en que vive con su tía.

"A mí me da igual dormir debajo de un puente, pero mi tía tiene 53 años y sigue esperando los materiales", dijo.

La tía de Ismael no es la única que espera.

A la entrada de Los Palacios, 24 estructuras de las llamadas "petrocasas" -de un total de 44 que llegarán a la localidad- aguardan el arribo de un grupo de constructores de Cienfuegos, la ciudad pionera en Cuba en la instalación de esas viviendas de policloruro de vinilo.

"Estoy esperando a que me den los materiales. No sé cuándo me los darán, pero esto, creo, va a demorar", dijo a Efe Felipe frente a lo que hace un mes era el porche de su casa y hoy apenas son tres columnas sin nada que sostener en la localidad de Paso Real.

Técnicos de la provincia central de Sancti Spiritus enviados por la empresa telefónica ETECSA restablecen las conexiones y esperan que para el día 20 estén normalizadas en todo el pueblo, situado a unos 90 kilómetros al oeste de La Habana.

En los mercados agropecuarios de la zona, las esperas en las colas son generalizadas en busca de los escasos vegetales y granos que se pueden encontrar, fundamentalmente fríjol y arroz.

"Aquí no hay nada desde los ciclones", dijo a Efe Araceli, limpiadora por cuenta propia.

Muchos de los productos del campo que llegaban a las localidades pinareñas más occidentales provenían de la provincia de La Habana, pero "Gustav" y "Ike", que arrasaron oficialmente 110.000 hectáreas de cultivos de hortalizas y otros vegetales en todo el país, tampoco perdonaron al principal territorio productor de Cuba.

El Gobierno ha asegurado que el país no caerá en una "situación desesperada" y que no hay razones para especular ni levantar expectativas sobre una "hambruna".

Sin embargo, los mercados regidos por la oferta y la demanda de La Habana han visto mermados considerablemente sus suministros y muchos vendedores han optado por el cierre ante la imposición de precios topes establecidos por el Gobierno para controlar la especulación.

En la ciudad de Pinar del Río sólo hay grandes cantidades de boniato y papaya verde en los mercados agrícolas del Estado.

Aunque se pueden encontrar acelgas, cebollinos y algunos otros vegetales, productos como la cebolla, el ajo, el pimiento o la yuca son impensables.

En otro mercado de particulares, supuestamente mejor abastecido, salvo el ajo, las carencias eran similares.

"Las cebollas que venían de Villa Clara para acá están siendo enviadas a La Habana. Para que lleguen a aquí va a haber que esperar", dijo un vendedor que no quiso dar el nombre.