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Nazario, bella por fuera y por dentro

Familia y amigos recuerdan a la policía hispana muerta en cumplimiento de su deber en Filadelfia. 

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Familiares y amigos de la oficial de la policía Isabel Nazario lloran durante una vigilia que se realizó en en el lugar donde perdió la vida mientras realizaba su trabajo. La familia quiso ver dónde había muerto Nazario y la reunión sirvió para honrar su memoria en ese lugar.  David Cruz/AL DÍA

Isabel Nazario era una buena madre, una buena hija, una buena hermana, una buena agente de policía que perdió la vida el pasado 5 de septiembre en una persecución en el vecindario de Mantua.“Estoy bien orgullosa de ser su hija”, dijo Jazmin Nazario, de 15 años. “Ella era un orgullo hispano que siempre quería hacer algo positivo por su comunidad”.

Nazario, de 40 años, murió cuando el vehículo en el que patrullaba recibió el impacto de una camioneta robada conducida por Andre Butler, un joven que a sus 16 años ya contaba con antecedentes delictivos.
“De ese joven prefiero no hablar”, dijo Patricia Santiago, madre de la oficial fallecida en el oeste de Filadelfia. “Este es un dolor muy fuerte que no se compara con nada”.

Fue hace 18 años que Nazario, oriunda de Long Branch, Nueva Jersey, ingresó a la Academia de Policía de Filadelfia con la meta de ayudar a la comunidad.
 “Desde niña ella siempre quiso ayudar a las personas, por eso entró a la academia (…). Aunque yo siempre le decía que pidiera un trabajo adentro de la oficina ella quería estar en la calle ayudando a la gente”.

A dos días de la muerte de Nazario, sus familiares, amigos y compañeros de trabajo visitaron el lugar en que la agente de policía perdió la vida.
“En la última llamada que me hizo hablamos, y cuando yo iba a enganchar, no sé si fue un presentimiento pero le dije: ‘Dios te bendiga, hija’”, recordó Santiago.“Yo siempre le decía que Dios la cuidara, pero esa noche no sé porque le dije así… no sé”.

Poco después una llamada del prometido de su hija, el policía Carlos Buitrago, le indicó que ella había tenido un accidente.
“Yo llamé al Distrito 39, donde trabaja mi otra hija, para saber si eso había pasado y preguntaron y me dijeron que Isabel había tenido un accidente y que estaba en el hospital”, dijo. “Pero después escuché los gritos de mi otra hija y supe que algo le había pasado”.

Fue en el cruce de las calles 39 y Wallace que su unidad quedó retorcida tras la colisión con un Cadillac Escalade que la impactó justo en el lado del pasajero, donde Nazario estaba sentada.

La Policía aún no entiende cómo la patrulla conducida por el oficial Terry Tull, se cruzó en el camino de la camioneta que escapaba de otras patrullas.
Butler huyó  con  heridas menores,  fue arrestado poco después y enfrenta cargos de homicidio en tercer grado, involundario, robo de vehículo, entre otros. El juez subió la fianza a $5 millones, y la primera audiencia será en diciembre próximo.

La patrulla quedó en tal condición que fue necesaria la herramienta conocida como Quijadas de la Vida para extraer a Nazario y a su compañero, quien sólo recibió heridas menores.
Así, Isabel Nazario se convirtió en la primer latina y la cuarta mujer en perder la vida en el cumplimiento de su deber como agente del Departamento de Policía de Filadelfia.

Como una oficial debe de verse

“Trabajando en la Unidad de Narcóticos, ella quizás corría un poquito más de riesgo”, dijo Margarita Castro, detective de la Policía y amiga de Nazario. “Pero ella era una mujer fuerte que era capaz de hacer el trabajo como cualquier hombre”.
“Estábamos un día en corte y se presentó y me dijo, ‘quiero conocerte porque me dicen que me parezco a ti y creo que debemos conocernos”, dijo. “A mí eso me hizo muy orgullosa porque ella era muy bonita”.

Castro la recuerda como una persona sencilla de trato amable “muy chistosa“ y que “portaba bien su uniforme con  su cabello bien recogido, como una oficial debe de verse, me daba orgullo verla así”.
Tres semanas atrás, recordó, Nazario la visitó para conversar acerca de un plan en específico: La fiesta de 16 años de su hija.

“Ella me pidió que le dijera acerca de la fiesta que le hice a mi hija y que si le podía ayudar cuando llegara el tiempo para la suya y yo le dije que si”, dijo.
Con lágrimas en los ojos, la detective le envió un mensaje a la familia de Nazario: “Fue un orgullo trabajar con su hija y tenerla como compañera… hicieron un gran trabajo criándola… y nos hará mucha falta”.

Una chica dura

Bicicletas y bromas vienen a la mente de su primo Héctor Montes, de 38 años, quien creció con ella en Nueva Jersey y ahora es profesor en Filadelfia.
“Cuando crecimos la recuerdo como una chica dura. Yo le tenía miedo porque ella era dura en realidad”, dijo con una sonrisa.

Con ella compartió momentos especiales de infancia.
“De niños nosotros en mi familia no teníamos bicicletas y recuerdo que íbamos a jugar con Martiza e Isabel porque ellas sí tenían”, recordó Montes. “Pasábamos fines de semana, veranos, jugando con ellas, montando las bicicletas”.

De moda y de buen comer

Con una sonrisa, ya más relajada, en casa de su hija Maritza, Patricia Santiago habló de su hija.
“En su tiempo libre a ella le gustaba viajar”, recordó. “Siempre traía retratos lindos, acababa de regresar de Barbados”.

Agregó que su hija “era de buen comer, pero ahora estaba cuidando la figura, de todo un poquito, se moderaba”.
Además, dijo, era una asidua del salón de belleza.
“A ella le encantaba hacerse su pelo cada dos días, sus uñas de los pies de las manos”, dijo mientras mostraba un retrato reciente de su hija. “Mira que linda; ella era linda por fuera y linda por dentro”.