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Demócratas reiteran promesa de reforma migratoria en primer año de Obama

Si gana Barack Obama en noviembre, la reforma migratoria será una de sus prioridades en el primer año de su mandato, y así lo han dejado en claro los…

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Si gana Barack Obama en noviembre, la reforma migratoria será una de sus prioridades en el primer año de su mandato, y así lo han dejado en claro los demócratas en la plataforma política que será aprobada.

Aunque la legalización de los inmigrantes indocumentados abarca sólo una página, los demócratas afirman estar "comprometidos con una reforma migratoria fuerte, práctica y humana en el primer año de la próxima Administración".

Los demócratas, que históricamente han contado con el respaldo de los hispanos, ahora se ven en la necesidad de defender ese terreno conquistado frente al cortejo de los republicanos.

En buena medida, la plataforma, que según el Comité Nacional Demócrata fue elaborada con el aporte de 30.000 personas que participaron en más de 1.600 "consultas" en todo EEUU, recoge y reafirma las posturas que ha mantenido Obama a lo largo de la reñida contienda.

La plataforma, de unas 94 páginas, ofrece en su tercer capítulo, titulado "Renovación de la Comunidad Estadounidense", la visión demócrata para corregir el "maltrecho" sistema de inmigración.

"Necesitamos una reforma migratoria integral, no esfuerzos por retazos. Debemos trabajar juntos para aprobar una reforma migratoria de forma que una al país, no que la divida explotando nuestros peores miedos e instintos", dice el documento, que sirve de guía para las políticas que adopte eventualmente un Gobierno demócrata.

El documento reconoce que si bien Estados Unidos fue creado con el sudor de los inmigrantes y es fuente de oportunidades para millones de personas, el país no puede permitir que continúe el flujo de personas que entran sin revisión, sin documentos y sin ser detectadas.

Así, los demócratas se decantan, al igual que los republicanos, por medidas punitivas contra quienes contraten a indocumentados y por un recrudecimiento de la vigilancia en las fronteras y todos los puntos de entrada al país, especialmente mediante la contratación de más agentes de la Patrulla Fronteriza y equipos de alta tecnología.

También consideran que, en paralelo a estos esfuerzos, Estados Unidos debe promover el desarrollo económico de los países emisores de inmigrantes, para así reducir los incentivos de la inmigración ilegal.

Para los que ya están dentro del país y "siguen las reglas del juego", el documento propone un sistema que les obligue a pagar una multa, se pongan al día con sus impuestos, aprendan inglés, y se pongan "al final de la cola" hacia un eventual proceso de ciudadanía en EEUU.

En cada encuentro con hispanos, Obama ha prometido que, si gana el próximo 4 de noviembre, la reforma migratoria será una de sus prioridades durante su primer año de mandato.

La plataforma será debatida y aprobada hoy durante la Convención Demócrata en Denver (Colorado), a la que asisten alrededor de 4.000 delegados.

"No importa lo que diga la plataforma del Partido Demócrata ni quien gane en noviembre, esperamos que el próximo presidente y el próximo Congreso aborden el asunto a comienzos del próximo año", dijo a Efe Douglas Rivlin, portavoz del Foro Nacional de Inmigración.

Ante las redadas "devastadoras", la separación y el terror que viven las familias inmigrantes y una anémica economía, "la reforma migratoria es una necesidad clave e impostergable", agregó.

Se calcula que alrededor de 12 millones de inmigrantes indocumentados viven en Estados Unidos, buena parte de ellos de México y Centroamérica.

La falta de consenso en el Congreso sobre una reforma migratoria ha dado pie, desde 2007, al incremento de las redadas.

La más reciente ayer, en Misisipi, donde se arrestó a 350 extranjeros clandestinos. No es la primera ni será la última, según las autoridades.

Aunque el Gobierno del presidente George W. Bush ha reconocido públicamente que sería imposible echar a toda la población ilegal, la idea detrás de la "mano dura", según observadores, es crear un ambiente de hostilidad y miedo que obligue a los indocumentados a irse, por las buenas o por las malas.

El tema migratorio figura entre las prioridades del electorado hispano pero suscita poquísima mención -salvo en encuentros con latinos- por parte de Obama y su rival republicano, John McCain.

Ambos cortejan activamente a los hispanos que, aunque sólo representan el 10 por ciento de electorado, en algunos estados conforman un bloque electoral decisivo en esta contienda.