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Los oros y las platas que ganó Latinoamérica

México, la República Dominicana, Cuba, Argentina, Brasil,  Panamá, Colombia, Chile, Ecuador y Venezuela ganaron medallas.

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Los oros de la selección argentina de fútbol, el nadador brasileño Cesar Cielo y su compatriota la atleta Maurren Maggi, el saltador panameño Irving Saladino y el vallista cubano Dayron Robles han mitigado la medianía de Latinoamérica en los Juegos de Pekín.

Sólo diez países iberoamericanos han inscrito su nombre en el medallero final de los Juegos.

El descalabro más notable lo ha sufrido Cuba, que de nueve títulos olímpicos en Atenas ha pasado a dos, mientras que Brasil también ha descendido de 5 oros en la capital griega a tres en la china. Argentina repite dos premios mayores, aunque ha cambiado el dorado por el bronceado en el baloncesto.

México ha logrado dos oros, gracias al taekwondo, algo que no conseguía desde los Juegos de Los Ángeles'84.

Irving Saladino, campeón de longitud, es el nuevo héroe de Panamá, al haberle dado al país centroamericano el primer oro de su historia.

La República Dominicana, Colombia, Chile, Ecuador y Venezuela son los restantes países latinoamericanos que se han colado en el medallero.

Con respecto a Atenas 2004, Paraguay es el único país que no repite en el podio.

El fútbol argentino conserva la corona olímpica al revalidar en Pekín el brillante oro conseguido en Atenas, además con el récord absoluto de doce encuentros consecutivos ganados.

Un gran gol de vaselina con la zurda de Ángel di María doblegó a Nigeria en la final y certificó el título para el equipo albiceleste, presente en China con grandes estrellas como Lionel Messi, Juan Riquelme, Sergio Agüero y Ezequiel Garay.

Con Diego Maradona como testigo de lujo en la grada del estadio de los Trabajadores de Pekín, Argentina celebró el título casi como si de un Mundial se tratara y el triunfo tuvo un claro sabor a revancha ante Nigeria, que arrebató a la albiceleste el metal más preciado en la final de los Juegos de Atlanta'96.

El otro oro argentino tuvo también un gusto entrañable. Juan Curuchet y Walter Pérez ganaron la prueba de Madison, merecida recompensa a dos veteranos ciclistas, especialmente el primero que con 43 años ha alcanzado la gloria olímpica en sus quintos Juegos.

La selección de baloncesto no pudo reeditar el triunfo de Atenas porque se topó con un intratable equipo estadounidense, a la postre vencedor aunque con muchos apuros ante España.

Sin embargo, Manu Ginóbili y sus compañeros no se han ido de vacío al superar a Lituania hoy y adjudicarse el bronce.

Ese mismo metal es el que han repetido las Leonas del hockey al ganar a Alemania, en un partido emotivo que sirvió de homenaje y despedida a la gran figura Luciana Aymar y a la gran capitana, Magadalena Aicega, exponentes de la mejor generación de este deporte en su historia.

Los otros dos bronces argentinos fueron para la judoca Paula Pareto y los veleristas Santiago Lange y Carlos Espínola.

Cesar Cielo marcó un hito para Brasil y Sudamérica al convertirse en el primer nadador de esta región que ganaba una prueba olímpica en natación, la de la velocidad pura: los 50 libre.

Otro oro de muchos quilates es el que ganó la atleta Maurren Merit en el salto de longitud y no menos valioso el gran botín cosechado por la selección femenina de voleibol.

Si las chicas han logrado su primer oro en la historia en voleibol, el equipo masculino no pudo reeditar el título de Atenas y se ha tenido que contentar con la plata.

La mayor decepción brasileña ha vuelto a ser el fútbol. El oro olímpico es el único torneo importante que le falta al país pentacampeón del mundo y en Pekín se llevan sólo la honra del bronce Fiel exponente de ello fue la cara de amargura de Ronaldinho cuando su eterno rival, Argentina, les dejó fuera de la final con una goleada (3-0).

Cuba, la tradicional gran potencia deportiva de Latinoamérica, abandona Pekín por la puerta de atrás, con sólo dos oros y un estrepitoso fracaso en sus dos deportes favoritos: boxeo y béisbol, en los que nunca subieron a lo más alto del podio.

Cuatro platas y otros tantos bronces es el pobre saldo de los púgiles antillanos. Desde los Juegos de Múnich'72 siempre había subido un boxeador cubano a lo más alto del podio.

El mayor éxito de la mayor de las antillas en Pekín ha sido la consolidación de Dayron Robles como el mejor vallista de 110 metros del mundo. Su triunfo fue cómodo porque su principal adversario, el ídolo local Liu Xiang se retiró lesionado antes de competir.

México regresa a la parte noble del medallero 24 años después, ya que desde Los Ángeles no ganaba un oro, si bien los dos títulos son en un deporte de menor relevancia como es el taekwondo. Guillermo Pérez y María del Rosario Espinoza se llevaron la gloria.

Irving Saladino corroboró que es el mejor saltador del momento y con ello le dio la mayor alegría deportiva de la historia a Panamá, cuyo himno no había sonado con anterioridad en los Juegos.

Félix Díaz, campeón del peso ligero welter en boxeo, se adjudicó el único oro para la República Dominicana, mientras que Jefferson Pérez reverdeció laureles para retirarse de la competición con una plata en los 20 kilómetros marcha, prueba en la que ya se había proclamado campeón en Atlanta'96.

Chile se mantiene en el medallero una vez más gracias al tenis. Si en Atenas asombraron con dos oros Nicolás Massu y Fernando González, este último ha conseguido mantenerse en el medallero aunque en el segundo escalón porque el primero se lo arrebató el ciclón Rafael Nadal.

Diego Salazar, plata en 62 kilos de halterofilia, y Jackeline Rentería, bronce lucha libre 55 kilos, mantienen a Colombia en el cuadro de honor, al igual que Dalia Contreras, bronce en taekwondo 49 kilos, a Venezuela.