El púgil dominicano Félix Díaz, que vivió el día más grande su carrera como deportista al convertirse en el nuevo y flamante campeón olímpico del peso ligero welter (64 kilos), dijo que el gran triunfo logrado se lo dedicaba a "toda la República Dominicana" y a su familia.

Díaz reconoció que había llegado al torneo con el objetivo de conseguir medalla, pero nunca se imaginó que iba a ser campeón olímpico y tener en su poder la de oro.

"Tengo que darle las gracias a mi entrenador Pedro Luis Díaz, que ha sido el mago, el que me ha permitido conseguir el gran triunfo", declaró Díaz. "La estrategia que definimos ambos después de ver el vídeo de mi rival fue perfecta".

Díaz dijo que se sentía muy orgulloso de haber hecho historia y darle a su país la primera medalla de oro de boxeo y también la segunda en todo el deporte olímpico.

"Es algo maravilloso, saber que puedo ofrecer a mi país este gran triunfo, y más después de saber que han estado pendiente de todo lo que he hecho en este torneo", señaló Díaz. "Ahora es el momento de recoger los frutos del esfuerzo y sacrificio realizado desde que comencé a boxear en 1994".

Díaz, de 24 años, que todavía no tiene decidido si se pasará al boxeo profesional, dijo que con la experiencia que adquirió en Atenas 2004, donde llegó con 20 años, y se quedó a las puertas de los cuartos de final, en Pekín sabía que podía conseguir medalla.

"Nunca tuvimos duda de que me llevaría una medalla de aquí y para eso me preparé, pero la verdad que el oro es lo máximo y lo conseguí porque hice la estrategia perfecta", subrayó Díaz. "No hubo más secreto que cerrarle todas las salidas, tirarle golpes y no quitarle presión".

Díaz dijo que una vez que comenzó a meterle los golpes nunca dudó del triunfo y que sentía que también iba a más con su fuerza física.

"Llevo ya más de 325 peleas desde que comencé a boxear en 1994 y mi preparación ha sido la mejor de siempre", destacó Díaz, que todavía no sabía si se iba a pasar al profesionalismo, algo que tendrá que decidir en el futuro.

Díaz dijo que había llegado el momento de pensar en su familia, que tanto sacrificio había hecho para apoyarle, pero ahora sólo quería disfrutar de la sensación de ser campeón olímpico.

"Quiero muy pronto, cuando regrese a República Dominicana, compartir el gran triunfo con mi hija Jennifer, de 4 años, y Adonis, mi hijo de dos", señaló Díaz. "Toda mi familia ha sido un apoyo único".

Díaz dijo que esperaba que su triunfo, que había sido también de todo el equipo dominicano, que llegó a Pekín con seis púgiles, sirviese para seguir haciendo mejor las cosas.

"Es el triunfo de todos los dominicanos y también para el boxeo de Latinoamérica que en este torneo nunca nos trataron bien, en cuanto a la manera como los jueces vieron las peleas", comentó Díaz. "Sé que es el momento de la celebración, pero también quiero reivindicar el esfuerzo y sacrificio que hicieron el resto de los peleadores dominicanos y latinos".

El triunfo de Díaz compensó la jornada negra que tuvo el boxeo cubano después que viese como sus dos representantes, en las finales del peso mosca, con Andris Laffita, y el mediano Emilio Correa, perdían sus respectivos combates y se tenían que conformar con la medalla de plata.