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El mexicano Francisco Javier González, casado con una estadounidense con la que tiene tres hijas y respetado por la comunidad en Palm Beach (Florida) por su trabajo duro y su amabilidad, teme por primera vez en años su deportación. EFE/Archivo
El mexicano Francisco Javier González, casado con una estadounidense con la que tiene tres hijas y respetado por la comunidad en Palm Beach (Florida) por su trabajo duro y su amabilidad, teme por primera vez en años su deportación. EFE/Archivo

Una comunidad en Palm Beach se organiza y evita que un ciudadano sea deportado

El mexicano Francisco Javier González, casado con una estadounidense con la que tiene tres hijas, recuperó hoy la tranquilidad tras temer su deportación en una…

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En entrevista con Efe, González dijo que las autoridades migratorias le dieron tres meses más y que confía que en ese plazo acabe el proceso y pueda quedarse para siempre en Estados Unidos.

El inmigrante, nacido en Jalisco y muy respetado por la comunidad en Palm Beach, forjó su vida en ese pueblo del sureste de Florida desde los 15 años, donde estudió, se casó y ahora tiene tres hijas de 5, 7 y 10 años.

González agradeció el apoyo de miembros de la comunidad, que firmaron una petición en contra de su deportación en change.org en la que lo resaltaban como una persona muy trabajadora y amable.

El caso del mexicano tuvo además eco en los medios por trabajar en una pizzería cerca de Mar-a-Lago, el club privado del presidente Donald Trump, quien ha puesto en marcha una dura política migratoria que incluye deportaciones masivas, no necesariamente de indocumentados con antecedentes criminales.

El inmigrante, que solía hacer cada año este trámite sin ningún problema, temía en esta ocasión su deportación.

Sin embargo, contó que su abogado le evitó presentarse y que ahora tiene tres meses de "ventaja".

Señaló, no obstante, que de todos modos aún hay temor, el cual solo se irá cuando finalice el proceso definitivamente.

"Esperemos que en esos tres meses me aprueben los waivers (motivos que lo hacen inadmisible en EE.UU.) y si eso pasara se terminaría el proceso", expresó a Efe González.

Desde los 15 años de edad, González fue escalando poco a poco hasta llegar a administrar una pizzería, de Palm Beach, una pequeña ciudad de millonarios y multimillonarios, unos 100 kilómetros al norte de Miami, donde ya vivía su hermano.

El mexicano dijo que cursó dos años de universidad, pero al no poder renovar sus papeles migratorios, tuvo que trabajar en restaurantes, como su hermano.