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El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump (C), anoche durante su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso en la Cámara de Representantes. Trump se ganó hoy halagos de sus compañeros republicanos, pero también críticas de los…

Trump ante el Congreso: un discurso minado

“Hoy, cuando termina nuestra celebración del Mes de la Historia Afroamericana, recordamos el camino de nuestra nación hacia los derechos civiles y el trabajo que queda por hacer”. Con estas palabras inauguró el primer discurso frente al Congreso, el Presidente Donald J. Trump.

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“Hoy, cuando termina nuestra celebración del Mes de la Historia Afroamericana, recordamos el camino de nuestra nación hacia los derechos civiles y el trabajo que queda por hacer”. Con estas palabras inauguró el primer discurso frente al Congreso, el Presidente Donald J. Trump.

Apoyándose en las consecuencias de su discurso populista, racista y discriminante, el nuevo Presidente de los Estados Unidos hizo referencia, paradójicamente, a la nación “dividida por las políticas”, pero que permanece “unida al condenar el odio y la malicia en todas sus formas”.

En un discurso más cercano a la estrategia comercial de un empresario, Donald Trump intentó seguir los lineamientos tradicionales que suelen minar las palabras de los Presidentes durante su presentación frente al Congreso, fracasando a todas miras en el intento.

Uno de los factores más catastróficos de sus declaraciones fue la alteración de cifras en varios de los puntos que resaltó. Como ha reportado USA Today, Trump aseguró que los Estados Unidos ha gastado 6 billones de dólares en el Oriente Medio cuando, y de acuerdo al Departamento de Defensa, el gasto no ha superado los 1.7 billones.

Asimismo, seleccionó aleatoriamente los resultados de un reporte reciente, asegurando que la inmigración cuesta “miles de dólares al año” a los contribuyentes, cuando la verdad del reporte asegura que la inmigración tiene “un efecto general positivo en el crecimiento económico a largo plazo”.

Trump dijo también que “94 millones de americanos se encuentran fuera de la fuerza laboral”, una cifra que incluye retirados, estudiantes universitarios y padres que se quedan en casa. La vasta mayoría – unos 88.5 millones – aseguraron que no querían un trabajo.

Entre otras contradicciones, Trump aseguró que quería “promover la limpieza del aire y del agua”, una declaración vaga que prosiguió la firma previa de una orden ejecutiva que hacía retroceder la Ley del Agua Limpia del 2015.

Con coletazos de su campaña electoral en la punta de los labios, Trump enfrentó una sala dividida, debiendo siempre referirse al campo izquierdo, donde pareciera haberse concentrado todo su apoyo.

Según reporta el New York Times, “algunos republicanos miraron fijamente al suelo, mientras otros demócratas comenzaron a reírse a viva voz, lo suficientemente alto como para que la nación entera pudiera escucharlos”.

Entre gestos de desaprobación e incredulidad, muchos de los asistentes utilizaron la ocasión para pronunciarse en silencio, como fue el caso de muchas mujeres demócratas que se organizaron para asistir vistiendo el color de las sufragistas (blanco) en señal de confrontación ante la postura de Trump frente a los derechos de la mujer.

A pesar de subrayar la necesidad de unirse y trabajar juntos sin importar el partido al que se pertenezca, el Congreso – y el país entero – pareciera estar más dividido que nunca.

Una muestra invaluable de ello fue la respuesta del ex gobernador de Kentucky, Steve Beshear, quien recordó al Presidente y a la nación que el rol de los dirigentes políticos es trabajar por el país, y no por sus intereses personales.