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Protestas en contra de Donald Trump y del Foro Económico Mundial (WEF) que tendrá lugar entre el 23 y 26 de enero en Davos, Suiza. Trump es el primer presidente americano en asistir a Davos en veinte años. EFE/EPA/CHRISTIAN MERZ
Protestas en contra de Donald Trump y del Foro Económico Mundial (WEF) que tendrá lugar entre el 23 y 26 de enero en Davos, Suiza. Trump es el primer presidente americano en asistir a Davos en veinte años. EFE/EPA/CHRISTIAN MERZ

Querido diario: sobreviví al primer año de Trump

La prensa española reflexiona sobre el primer año de mandato de Donald Trump, un presidente marcado por su marcada política nacionalista y antinmigración.  

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Quedan cinco días para que se cumpla el primer aniversario de la llegada de Donald Trump al poder. El 20 de enero de 2017, un empresario y reality show multimillonario que nadie hubiera imaginado que llegaría a ganar las presidenciales asumió el poder de la Casa Blanca, transformándose en el líder de la primera potencia del mundo.

“La figura y la estrategia de Donald Trump rompen uno tras otro todos los esquemas tradicionales de la forma de ejercer el poder en Occidente y convierten su liderazgo en un inmenso e imprevisible “show” mediático global”, señalaba el diario El País este domingo.

Provocador, corto y directo. No hay nada de lo que quiera decir que no pueda reducirse a un tuit, añade el prestigioso rotativo español en un especial de tres páginas dedicado a analizar el carácter del presidente de EE.UU.

Trump hizo este fin de semana gala de su brevedad al tuitear “no soy un racista” en defensa por las duras críticas recibidas tras filtrarse en la prensa que en una reunión con legisladores en Washington, el presidente soltó “que por qué EE.UU tenía que recibir inmigrantes de países de mierda como Haití”.

Los polémicos comentarios surgieron en miedo de las negociaciones de Trump con los miembros de la Cámara para que se apruebe el presupuesto de 2018. Uno de los objetivos principales de Trump es que el congreso apruebe su plan de 18,000 millones de dólares para construir un muro en la frontera con México – una promesa electoral que nunca ha abandonado-. A cambio, Trump ofrece buscar una solución para los casi 800,000 “Dreamers”, jóvenes indocumentados que se benefician del programa DACA, una ley implementada por el ex presidente Barack Obama en 2012 que da permiso para vivir y trabajar en EE.UU a todos los inmigrantes que entraron sin papeles en el país con menos de 16 años.

 El pasado septiembre, en línea con su política antinmigración, Trump ordenó eliminar el programa DACA, dejando el futuro de todos estos jóvenes en un limbo. La mayoría no han vivido en otro lugar que EE.UU. Su deportación implicaría el fin de su sueño americano y el regreso a un país del que muchos se marcharon en pañales.

Trump había dado plazo al Congreso hasta marzo para que buscase una solución alternativa para los Dreamers. Sin embargo, la situación ha cambiado desde que la semana pasada, en medio de las negociaciones presupuestarias en el congreso, un juez federal en San Francisco ordenara a Trump bloquear la orden de eliminar el DACA, al menos hasta que se resuelvan las demandas interpuestas. Son numerosos los estados, ciudades y organizaciones que han puesto demandas en contra de la suspensión del DACA.

También fue en medio de estas negociaciones que Trump ordenó eliminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) a los inmigrantes de El Salvador. El TPS ofrece una especie de “asilo político” a todos aquellos inmigrantes cuya vida corre peligro si regresan a su país, sea por una catástrofe natural, un conflicto armado o una situación sociopolítica extrema.

Las medidas antiinmigración son la mejor cara del “trumpismo”, señala La Vanguardia. Y el presidente sabe que este trumpismo respira en la base de sus votantes, que esperan que cumpla con sus promesas electorales: muro con México, mano dura con los indocumentados, más proteccionismo económico y empleos para los americanos.  

“Lejos de adoptar la pose olímpica de ciertos presidentes tras ganar las elecciones, el multimillonario ha sido incapaz de abandonar su tono de campaña. No hay día en que no mime a los suyos y desprecie a los contrarios”, critica El País.

Las negociaciones sobre el futuro de los DACA son una prueba de ello. Trump acusa a los congresistas demócratas de no colaborar en buscar una solución para los DACA, algo que los defensores de los Dreamers ven como un chantaje. 

"Los demócratas son todo palabras y nada de acción. No están haciendo nada para arreglar DACA. Una gran oportunidad perdida. ¡Muy mal!", escribió  el magnate en su cuenta de Twitter sobre la situación de los jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños.

Sin embargo, varias fuentes del Senado consultadas por Efe y citadas por El Mundo no dan por muertas las negociaciones, pero reconocen que tenían más posibilidades de éxito antes de dicha reunión, a la que acudieron senadores y asesores republicanos del ala más extrema del partido.