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La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton (d), durante su primera aparición pública tras los comicios ante miembros de su campaña y simpatizantes en un hotel de Nueva York, EEUU Foto: EFE
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton (d), durante su primera aparición pública tras los comicios ante miembros de su campaña y simpatizantes en un hotel de Nueva York, EEUU Foto: EFE

Pude hacerlo, debí hacerlo, lo hubiese hecho… pero no lo hice.

Millones de Demócratas se están preguntando cómo la maquinaria política denominada Hillary Clinton, se quedó sin combustible el día de las Elecciones. Hubo una variedad de asuntos que la persiguieron incluso hasta el momento de la apertura de los centros de votación.

Uno de los mayores problemas fue la confianza o la falta de ella por parte de algunos Americanos. Empezó con una multitud de discursos pagados descubiertos por el antiguo candidato Bernie Sanders.

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Millones de Demócratas se están preguntando cómo la maquinaria política denominada Hillary Clinton, se quedó sin combustible el día de las Elecciones. Hubo una variedad de asuntos que la persiguieron incluso hasta el momento de la apertura de los centros de votación.

Uno de los mayores problemas fue la confianza o la falta de ella por parte de algunos Americanos. Empezó con una multitud de discursos pagados descubiertos por el antiguo candidato Bernie Sanders.

Los discursos en la Goldman Sachs y algunas conexiones de negocios cuestionables por parte de la Fundación Clinton, puso a algunas personas a dudar en cuanto a su honestidad frente a la economía.

La sumatoria de candidatos como Gary Johnson y Joll Stein no facilitó las cosas para la presidencia de Clinton. Todos los candidatos combinados sumaban seis millones de votos en todos los 50 estados. Es difícil analizar si esto fue un factor para la derrota de Clinton, pero es una leve posibilidad.

WikiLeaks fue una espina profunda en el costado de Hillary Clinton. La cantidad de emails recuperados por el Comité Democrático Nacional y el presidente de su campaña fueron muy perjudiciales. Proveyó una serie de preguntas y distracciones e hizo que los votantes asumieran que Clinton obtenía dinero de algunos intereses corporativos.

Hubo charlas en las que Hillary Clinton fue muy complaciente tanto personal como políticamente en esta temporada electoral. En el 2008, la campaña de Clinton no puso mucha atención en los estados pequeños, enfocándose más en las grandes competencias.

Ella asumió que la estrella naciente del Partido Demócrata, Barack Obama, no podía ganarle y los votantes se conformarían con el status quo. Esto sentenció su desaparición y Obama se transformó en el cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos.

En estas elecciones, la mayor parte de su energía y de su financiamiento se concentró, nuevamente, en un territorio seguro, en áreas donde creía que podría ganar. Clinton tampoco escuchó las advertencias hechas tanto por Bernie Sanders como por Donald Trump.

Trump le advirtió sobre los estados indecisos entre Demócratas y Republicanos. Hillary por su parte no tomó la advertencia con la seriedad necesaria. El mensaje de Sanders sobre organizar una agenda en conjunto para ajustar la seguridad económica y la inequidad, también rebotó en los oídos sordos de la anterior Secretaria de Estado.

Comparando el resultado de las votaciones entre 2008 y 2016, se demostró un importante descenso en la participación Demócrata votante. En el 2008, casi 70 millones de demócratas salieron a votar. Para el 2012, ese número descendió en 66 millones. Este año, sólo 59 millones de demócratas salieron a votar. Esto puede esbozar una teoría de que fue más el colapso de la campaña de Clinton que el resurgimiento de la campaña Trump.

Tomemos por ejemplo al estado de Florida, que fue un terreno de batalla clave. Clinton fue incapaz de aferrarse a los votantes blancos de clase media y trabajadora, que siempre han sido demócratas. En la sección de Pinellas en Tampa Bay, que es fundamentalmente una comunidad de retirados, Donald Trump ganó el 48 porciento del voto, mientras Clinton sólo obtuvo el 47. Cuatro años antes, el Presidente Obama arrasó con la comunidad en un 52%.

El número de votos Latinos en el estado del sol, es mucho más inquietante. Los Latinos representan el 24% de la población, un 18% de los votos elegibles del estado. 68% de la población Cubano-Americana reside en el estado de Florida.

En una encuesta de la decisión Latina, Donald Trump obtuvo una ventaja de 13 puntos por encima de Clinton dentro de la comunidad Cubano-Americana. Si Clinton se hubiese enfocado un poco más  en esta comunidad, los números se habrían desplazado a su favor en este estado.

Aún cuando su ventaja entre los Latinos fue un poco más alta de la que Obama tuvo en el 2012, aún no era suficiente para que ganara el estado. Trump tuvo un apoyo sorpresivamente más alto entre los Latinos, con un 29%.

De vuelta en Pennsylvania, el antiguo Gobernador Ed Rendell trató de aconsejar a la campaña de Clinton para que empezara a concentrarse en los votantes fuera de las ciudades mayores como Filadelfia o Pittsburgh, y que se enfocara en áreas rurales blancas dentro del estado. El cuartel general de la campaña Clinton en Brooklyn, le dijo a Rendell que realmente no querían hacerlo. Esto ayudó a que Trump ganara Pennsylvania.

Un problema grande que Clinton pasó por alto fue el cambio demográfico. Los Estados Unidos que conocemos ahora es muy distinto al país que ella conocía cuando su esposo era presidente en los 90.

Los votantes son mucho más jóvenes y diversos; también son más temerosos y resentidos pues han sido separados y decepcionados tras la pérdida de trabajos y la incertidumbre a futuro. En las próximas elecciones los Latinos tendrán una gran cantidad de los votos elegibles. La pregunta es cuántos de esos votantes serán Demócratas.