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David Chávez-Macías (d) y su esposa. Fuente: https://www.gannett-cdn.com
David Chávez-Macías (d) y su esposa. Fuente: https://www.gannett-cdn.com

Por un problema de salud, prefirió buscar santuario antes de ser deportado

David Chávez-Macías buscó refugio en la Unitarian Universalist Fellowship al norte de Nevada, después de saber que podría ser objeto de deportación.

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A pesar de haber hecho siempre lo que consideró correcto – solicitar permisos de trabajo, pagar sus impuestos, tener un número de seguridad social y una licencia de conducir – David recibió una orden definitiva de deportación en abril. Pero su condición médica le hizo pensar dos veces sobre la decisión que debía tomar.

En un reportaje originalmente publicado en Político, la historia de David Chávez-Macías es la de muchos otros inmigrantes que llegaron a Los Estados Unidos en búsqueda de un futuro mejor, huyendo de las adversidades de sus lugares de origen y que han dado lo mejor de sí para contribuir con el país que les ha acogido.

Tras gastar miles de dólares en abogados durante décadas, y una vez habiendo recibido sus permisos de trabajo, la sorpresa de una deportación inminente llevó a David y a su esposa a buscar refugio en la iglesia Unitarian Universalist Fellowship en el sur de Reno, que ha dado refugio a otro inmigrante indocumentado en 2016. Su esposa, no ha querido dejarle solo, pues nunca han pasado una noche separados.

“Chávez-Macías todavía carga en su cartera el permiso de trabajo que es válido hasta agosto del 2017, pero el documento parece significar poco en un mundo de incertidumbre donde los arrestos de inmigrantes indocumentados aumenta de año en año, llegando al 40% en los primeros cuatro meses del 2017”, dice el reportaje.

David Chávez-Macías ha criado a sus cuatro hijos en el país, quienes se han graduado en la Preparatoria Wooster y asiste con ellos a la Iglesia Little Flower los domingos, y es famoso en su comunidad por cocinar “carnitas”. A pesar de no poseer historial criminal, es objeto de deportación.

Al ser interpelado por este tipo de casos, James Schwab, vocero del ICE en San Francisco, aseguró que “nuestros oficiales le dan prioridad a casos basados en una variedad de factores, incluyendo el historial criminal y migratorio de la persona, así como también la viabilidad de las pistas que tengamos sobre el posible paradero de la persona”.

No es secreto para nadie que los últimos datos de detención por parte del ICE demuestran que los arrestos de ciudadanos indocumentados sin historial criminal se han duplicado en los primeros cuatro meses del 2017, en comparación con el 2016.

“El Secretario de Seguridad Nacional, John F. Kelly, declaró que los agentes de inmigración ya no están distinguiendo a personas que hayan entrado al país de manera ilegal”, agrega el reportaje.

Este es el caso de Chávez-Macías, quien más allá de un ticket de estacionamiento, nunca ha tenido ningún encuentro con la ley y ha llevado una vida tranquila.

Fue una multa de tráfico lo que puso a David Chávez-Macías en el radar de los agentes de inmigración. Tras llegar a Los Estados Unidos a través de la frontera, y obtener su primer permiso de trabajo, David buscó inmediatamente un abogado en 1995 para iniciar su proceso de ciudadanía, pagando hasta 5000 dólares por asesoría legal que no solventó su caso.

El 16 de Marzo del 2013, recibió una multa por cruzar durante un semáforo en rojo en Kietzke Lane. “Según Chávez-Macías, el oficial le preguntó ‘¿Es usted el mono que aparece en esta foto?’” Tras la detención pasó tres meses bajo arresto, tras lo cual le otorgaron casa por cárcel por su condición cardíaca.

Fue su estado de salud lo que le convenció de tomar la decisión de refugiarse.

David fue diagnosticado hace 20 años con síndrome de Marfan (una enfermedad que afecta a 1 de cada 5000 personas y produce una anomalía en el tejido conectivo, afectando sobretodo el corazón y los vasos sanguíneos), que en su caso ha producido un crecimiento atípico de la arteria aorta, debiendo reemplazar la válvula del corazón y que debe ser intervenida en algunos años.

Si Chávez-Macías es deportado a México, podría perder la vida por falta de acceso al tratamiento adecuado.

El caso de su familia no es muy diferente. Según el reportaje, su esposa, Leticia Guillén, también está indocumentada, aunque su hermano aplicó por su ciudadanía hace 15 años. Por su parte, sus hijos de 30, 29, 26 y 23 años llegaron al país siendo niños y están bajo protección del programa DACA de Obama (Deferred Action for Childhood Arrival) pero deben renovarlo cada dos años y, tras las medidas de la nueva administración, temen que su futuro no sea muy distinto al de su padre.

Tras el arresto y la imposibilidad de conseguir un asesor legal que pudiera tomar su caso y guiarle exitosamente – y a pesar de tener un permiso de trabajo en regla – el día que Chávez-Macías recibió la carta en la que su caso era negado por inmigración y debía presentarse en las oficinas el 5 de abril, decidió buscar refugio.

“Como no tenía ya permiso para trabajar o abogado, temía que si me aparecía en la cita del 5 de abril, sería deportado”, dijo.

Pero no todo es tragedia.

La abogado de inmigración Dee Sull de Las Vegas a tomado su caso de manera gratuita, a través de la Asociación de Abogados de Inmigración Americanos, asegurando que su caso es complicado por años de mala asesoría.

“Soy la sexta persona, abogado, en su vida. Es un hombre sencillo, que nunca fue comprendido”, dijo la abogado.

Y a pesar de que no hay garantías, Sull utilizará todos los recursos a la mano para lograr que David Chávez-Macías vuelva a casa con su familia.

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