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'No puedes permitir que los estereotipos te detengan': Entrevista con Carmen Ortiz

'No puedes permitir que los estereotipos te detengan': Entrevista con Carmen Ortiz

Hay 89 Fiscales de EE.UU. en los Estados Unidos y Puerto Rico. De los 84 que nominó el Presidente, cuatro son latinos. Entre ellos, dos son mujeres. Una de ellas Carmen Milagros Ortiz. Ortiz es la primera mujer y la primera hispana en dirigir la Fiscalía de Massachusetts. El senador Ted Kennedy (fallecido en agosto de 2009) y el senador John Kerry (ahora Secretario de Estado) recomendaron a Ortiz. El presidente Barack Obama la nominó. Después, el Senado de los Estados Unidos la confirmó por unanimidad. Kennedy y Kerry la describieron como [la candidata] “sobresaliente”.

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Hay 89 Fiscales de EE.UU. en los Estados Unidos y Puerto Rico. De los 84 que nominó el Presidente, cuatro son latinos. Entre ellos, dos son mujeres. Una de ellas Carmen Milagros Ortiz. Ortiz es la primera mujer y la primera hispana en dirigir la Fiscalía de Massachusetts. El senador Ted Kennedy (fallecido en agosto de 2009) y el senador John Kerry (ahora Secretario de Estado) recomendaron a Ortiz. El presidente Barack Obama la nominó. Después, el Senado de los Estados Unidos la confirmó por unanimidad. Kennedy y Kerry la describieron como [la candidata] “sobresaliente”. Y lo era por una razón: Años de arduo trabajo y experiencias de vida que la hacen abrazar los desafíos.
Empezó en la fiscalía en noviembre de 2009, en diciembre de 2011 la Revista Boston Globe la nombró “Bostoniana del Año”, diciendo que ella había “enviado un mensaje nada ambiguo a la clase política de Massachusetts para que se comportara bien”. Para 2012, la oficina que dirige Ortiz había asegurado acusaciones de gran jurado contra un ex comisionado estatal, un ex senador estatal, y otros funcionarios públicos. Luego, dirigió la investigación del ataque terrorista en la Maratón de Boston 2013. La fiscalía obtuvo su más reciente victoria el pasado 24 de julio con  la condena del ex jefe del Departamento de Libertad Condicional, John J. O’Brien, hallado culpable de sostener vínculos con el crimen organizado.
"Por todas las felicitaciones que recibe por investigar corrupción en el gobierno, terrorismo y crimen organizado", dice, "siempre habrá críticas. Es parte del trabajo”. El año pasado Ortiz acabó bajo fuego después del suicidio de dos sujetos que su oficina investigó o ayudó a investigar: Delours Price y Aaron Swartz.
Antes de 2009, Ortiz trabajó como fiscal auxiliar en casos de delitos económicos, abuso sexual, y robos, entre otros, enganchada por el reto de hacer encajar las piezas de los rompecabezas. Es un gusto que desarrolló a una corta edad.
Ortiz es parte de la primera generación de su familia que nació en los Estados Unidos. Ella fue criada en Spanish Harlem, en Nueva York. “Crecí en un hogar muy puertorriqueño; comíamos bastante arroz con habichuelas”, dice, un recuerdo que todavía la hace reír. “También escuchábamos música latina como salsa o merengue”.
Sus 30 años viviendo en Massachusetts aparecen en el sutil acento bostoniano de Ortiz cuando habla inglés, pero sus raíces latinas se filtran cuando dice  “Puerto Rico” y “merengue”. Todavía enrolla las “erres”. Creció como la mayor de cinco hermanos. De ella se esperaba que ayudara en las tareas de la casa y en la tienda de la familia. Pero también debía mantener buenas notas en la escuela para ganar becas que le permitieran ir a la universidad. Cuando eligió una carrera, no sorprende que se inclinara por una que le permitiría ayudar a otros.

Este verano, Ortiz fue invitada a ofrecer el discurso en la graduación de la promoción 2014 de La Esperanza. Es una escuela charter privada para niñas, y financiada con donaciones, en Lawrence, Mass. Las graduadas tenían la misma edad que Ortiz cuando ella religiosamente veía Perry Mason en la televisión, una serie exitosa de 1957-1966 que la inspiró a volverse abogada.

AL DÍA: ¿Cómo aprovecha sus propias experiencias cuando habla con adolescentes y niñas?

Siempre hablo del ciclo. Hace dos años, fui a Lawrence, donde el porcentaje de deserción en la escuela secundaria es muy, muy alto. En la Academia La Esperanza, un número significativo de las estudiantes son latinas, entonces les hablé de mi pasado, de cómo llegue hasta donde estoy, no sólo como abogada, sino como madre, y como mujer, y pude ver en sus caras que las había inspirado; ellas podían ver que si yo lo hice, ellas también podían hacerlo. Y ellas me inspiraron también porque sentí que logré una conexión con niñas que no tienen muchos modelos positivos en sus vidas. En junio pasado regresé para la graduación. Todas las chicas habían sido aceptadas en excelentes escuelas de secundaria, así que les dije que iban en el camino de alcanzar sus metas, y que podían lograr cuanto se propusieran si trabajaban duro, y se rodeaban con personas que las apoyaran.

Las personas usualmente crecen escuchando las historias de sus padres, historias que a veces tienen un impacto en sus decisiones. ¿Recuerda alguna que tuvo semejante impacto en usted?

Si… mi madre me dijo que cuando ella era una niña, su padre la sacó de la escuela para hacer cosas en la casa. Él no creía que era necesario que ella recibiera una educación completa. Ella no acabó la escuela secundaria y realmente lo lamentó. Mi madre pensó que le habían arrebatado una gran oportunidad en su vida. Ella pensaba que la educación era importante para conocer más acerca del mundo, y para cumplir tus metas. Ser una mujer educada te ayuda a ser más independiente y autosuficiente conforme maduras en la vida. Mi madre ciertamente quería eso para mí, así que se convirtió en uno de mis principales mentores y factores de motivación. 

Usted es la primera mujer y persona hispana en convertirse Fiscal de los EE.UU. para Massachusetts. ¿Cuáles otras experiencias recuerda de su infancia en Nueva York en que fue la “primera”? 

Soy la mayor de cinco hermanos y la primera en ir a la universidad. Antes de eso, fui a la escuela en la ciudad, y cuando tenía 16 años, mi familia se mudó a Long Island. Yo era la única hispana, la única latina, en el año junior y después en el senior en la escuela secundaria.

¿Cómo se sintió en esas circunstancias?

Me sentí un poco aislada. Por primera vez me percaté que mis raíces generaban una perspectiva diferente…de mí. Mientras estaba creciendo, no me veía a mí misma como diferente, como una minoría, pero cuando fui a la escuela secundaria y era la única latina joven —mi hermana, también puertorriqueña, era freshman, estaba en su primer año de secundaria— descubrí que había una diferencia, y sentí que realmente debía justificar mi presencia allí.

¿Cómo fue crecer en Nueva York en aquel entonces?

Como la mayor en mi familia, debía cuidar a mis hermanos y hermanas. Cuando tenía 10 años de edad, ya podía cocinar. Ayudaba a limpiar la casa. Mi mamá me crió así, con responsabilidades que cumplir. Crecí en un área, tipo proyecto habitacional, desde donde era fácil ir a la escuela, a la biblioteca, y eventualmente al trabajo, pero los niños tenían significativamente menos libertad. Yo estaba bastante enclaustrada. En los años 70, cuando ya era mayor y estaba en la escuela secundaria y la universidad, fue bastante difícil culturalmente. Mi padre, siendo un hombre puertorriqueño, era muy, muy, estriiiicto. Mi visión de lo que significaba vivir la vida americana generaba mucho conflicto y tensión, especialmente en cuanto a que las chicas podían salir después de la escuela y tener muchas amistades, tener novio. Mi padre me crió con la perspectiva de que yo no podía pasar el rato por ahí. Yo iba de la casa a la escuela, y de la escuela a la casa. Se esperaba de mí que trabajara y trabajé los fines de semana en su tienda de regalos. También lo hice en el verano. No me iba de campamento. Por la noche, ayudaba a mi madre en casa.

¿Cuán difícil fue eso?

Sentía que llevaba un gran peso sobre los hombros. Era un reto hacer todo lo que necesitaba hacer para poder sobresalir, mientras avanzaba de un nivel académico a otro, para tratar de ser admitida en la facultad de leyes. Una vez que entré a la universidad, logré conseguir financiamiento adicional de la universidad, y viví en el campus desde el segundo año hasta el último, que realmente me ayudó a vivir lo que yo percibía como la vida americana.

En una ocasión usted dijo que decidió ser abogada al ver Perry Mason en la televisión. ¿Qué la motivó al grado de seguir toda una carrera basada en ello?

Primero quise ser actriz, aunque no lo crea, pero no pensé que mi futuro estaba en eso. Después, mientras veía Perry Mason en la escuela intermedia, en ruta hacia la escuela secundaria, pensé en ser abogada al ver todo el drama en la corte, a los abogados armando los casos, ayudando a víctimas de crímenes, haciendo trabajo de defensa, ayudando a personas que habían cometido crímenes porque tomaron la decisión equivocada, etc. Había preocupación en mi familia respecto a poder costear la escuela de leyes, pero gané becas, conseguí asistencia financiera, y préstamos estudiantiles que me ayudaron. Además me gustaba estudiar. Me gustaba la escuela, y pensé que convertirme en abogada podría ser interesante y un desafío. Podría actuar un poco en la corte, ayudar a las personas, y también tener un futuro financieramente seguro.

Antes de convertirse en Fiscal de los EE.UU., usted pensaba acerca de sí misma más en términos de sus logros profesionales, que de sus logros como mujer hispana. ¿Por qué?

Sentía que ya había justificado mi posición por medio de mis habilidades, ética laboral y experiencia como abogada. He trabajado bastante duro en cada puesto que he ocupado. No fue porque causé una buena impresión “por ser mujer”, o “por ser latina”. Fue más un “caramba, ella realmente es buena abogada”, o “una buena abogada litigante”, o “una buena fiscal”, o “una buena abogada defensora”, cuando hice trabajo de defensa en un bufete privado. Sentía que había alcanzado ciertos éxitos en mi carrera con base en mis habilidades profesionales.

En un acto público, usted dijo que “todos estamos en deuda con cada activista que recorrió este camino antes que nosotros”. ¿Con quién se siente usted en deuda?

Con todas las mujeres que trazaron el camino para nosotras. Hubo un tiempo en que las mujeres sentían que debían elegir entre casarse y tener hijos, o una carrera, y hubo mujeres antes que nosotras—el movimiento feminista—que establecieron que puedes hacerlo todo si te lo propones. No es fácil criar una familia y tener una carrera en la que estás subiendo peldaños. Pero puedes hacerlo si te rodeas con personas que te ayudan a llegar a esas metas. Eliges a una pareja o a un esposo que apoyará tus ambiciones y sueños, y te ayudará en casa, y realmente será tu socio en la crianza de los hijos, y no esperará que te quedes en casa cocinando y limpiando y alimentando a los niños mientras él trabaja. Las mujeres que triunfan y tienen una vida balanceada son las mujeres por quienes estoy agradecida, y soy parte de ese proceso. Me siento muy orgullosa de ser la primera Fiscal de los EE.UU. en Massachusetts que es hispana y mujer. Espero demostrarles a otras personas que también lo pueden hacer, que también pueden romper el techo de vidrio.

¿Qué impacto han tenido sus éxitos profesionales en sus dos hijas?

Creo que sienten un tremendo orgullo por su mamá, y aprecian todo el trabajo duro que ha implicado llegar hasta aquí. Pienso que ellas ahora me perdonan por ciertas cosas que no hice, un par de reuniones a las que no pude llegar, o cuando compré galletas en el supermercado en lugar de hacerlas, o compre cubiletes (pastelillos) para cumpleaños en lugar de hornearlos yo misma. Creo que me pueden perdonar por eso y decir que… Ellas se dan cuenta cuánto trabajo requirió criarlas y enfocarme en su salud y felicidad, especialmente después que su padre falleció hace doce años.

¿Cómo se sobrepuso a su propia pérdida y salió adelante como madre soltera?

Francamente, para madres solteras….o madres en general, es fácil. Te enfocas en tus hijos. Todas amamos a nuestros hijos. Todas queremos más y mejores cosas para ellos que las que nosotras tuvimos. Entonces, aunque fue muy traumático para mí perder a mi esposo después de una enfermedad larga, que fue emocionalmente desgastante y trágica, tenía a mis dos hijas. Y no podía abandonar todo. No podía bajar los brazos. Y no podía ser un fracaso ante ellas porque las quería ver felices y saludables, y quería que tuvieran una vida plena, y ¿cómo iba a lograr eso si me daba por vencida? Tenerlas en mi vida me hizo trabajar aún más duro. Creo que en lugar de enfocarte en ti misma y en tus pérdidas, y en qué no está funcionando para ti, o en qué batallas tienes, necesitas pensar en alguien más, y para mí fueron mis hijas y crear una vida que les ayudaría a establecer su propia vida.

¿Qué aporta usted al trabajo de Fiscal de los EE.UU.?

Aporto mi experiencia profesional y personal, y la esperanza de poder derribar ciertos estereotipos. Creo que cuando algunas personas piensan en los hispanos, piensan que somos holgazanes, que cometemos crímenes, que no somos tan inteligentes, que quizá no trabajamos duro, o que las mujeres quizá no están tan comprometidas con el trabajo, sino más con la familia y los hijos. Ojalá haya podido desvanecer estas creencias al dirigir una oficina que maneja un gran volumen de trabajo complejo, y que deja satisfacciones, en los casos que llevamos y en nuestros programas de acercamiento a la comunidad. 

¿Ha percibido si en el sistema judicial todavía hay quienes se guían por estereotipos de víctimas o de acusados?

No lo he percibido directamente, pero creo que todavía existe racismo en Estados Unidos aunque tengamos a un presidente afroamericano. Todavía tenemos mucho camino por recorrer. Una forma de derribar ese racismo es teniendo una mayor diversidad [racial y cultural] de personas en posiciones de poder, que tengan una vida ejemplar y puedan ser mentores. 

Cuando recién ocupó su cargo actual, ¿alguna vez la trataron como a un estereotipo? 

Hubo algunos comentarios de que tal vez yo fui puesta en el cargo porque soy mujer, en una especie de acción afirmativa. Entonces, me enfoqué en resaltar mi experiencia profesional. Había sido abogada por más de 30 años. Fui fiscal estatal por casi 10 años. Fui fiscal federal por 12 años y medio, y también hice trabajo de defensa criminal y litigué en el ramo civil. Siempre habrá estereotipos, pero cuando yo hablo con mujeres jóvenes, o minorías, siempre les digo, “No puedes permitir que los estereotipos te detengan, ni que te frenen las percepciones que otra gente tiene de ti”. Al final del día, tu validación está en la calidad del trabajo que haces.

 

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