LIVE STREAMING
Fotografía de archivo del 4 de enero de 1990 del ex general panameño Manuel Antonio Noriega sosteniendo su ficha policial.EFE/US MARSHALL
Fotografía de archivo del 4 de enero de 1990 del ex general panameño Manuel Antonio Noriega sosteniendo su ficha policial.EFE/US MARSHALL

Muere Manuel Noriega, el “hombre fuerte” de Panamá

Después de casi tres décadas en prisión, condenado por la justicia por los actos cometidos durante su dictadura, Manuel Antonio Noriega ha fallecido a los 83…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

“Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia”, escribió en twitter el actual presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, abogando asimismo por el respeto al luto de sus familiares.

Nacido el 11 de febrero de 1934 en Guachimango, Panamá, en un hogar poco privilegiado, y fue abandonado por sus padres a la edad de 5 años. Luego de una carrera frustrada en la psiquiatría, Manuel Antonio Noriega se inscribió en las fuerzas armadas, donde gracias a una beca de estudios pudo asistir a la escuela militar de Chorrillos en Perú, donde obtuvo un título de ingeniero.

A su regreso a Panamá se incorporó a la Guardia Nacional con el grado de subteniente. Posteriormente se especializó en información y contra-espionaje en una base americana en Fort Gulick, ubicada en la zona del canal de Panamá.

Fue entonces reclutado por la CIA, con quien colaboraría durante gran parte de su carrera.

Noriega ejerció como jefe de inteligencia militar para el general Omar Torrijos, quien lideró el golpe militar de 1968. Tras la muerte de Torrijos en un accidente aéreo en 1981, Noriega pasó a ser el “hombre fuerte” de Panamá durante la década de los años ochenta.

Relación con Los Estados Unidos

El interés de la potencia americana sobre Panamá radicaba entonces en su posición geográfica estratégica, sobretodo para el comercio y los acuerdos económicos por ser una vía fluvial entre los océanos Atlántico y Pacífico. Tras mantener unas relaciones de cooperación superficiales durante el gobierno autocrático de Noriega, y después del asesinato del opositor Hugo Spadafora en 1985 – quien denunciaba las relaciones del dictador con el narcotráfico – el gobierno de Los Estados Unidos decide suspender la ayuda económica y militar al país centroamericano, emitiendo sanciones de activos contra el gobierno.

En junio de 1987, el antiguo jefe del Estado Mayor de Noriega, el coronel Roberto Díaz Herrera, le acusa de fraude electoral, narcotráfico y del asesinato de Spadafora.

Según recupera el diario francés Le Monde, la prensa americana hizo eco de las acusaciones en aquél entonces, con titulares que rezaban “La saga del general panameño Manuel Antonio Noriega constituye uno de los fracasos más serios en la política extranjera de Los Estados Unidos”, citando las declaraciones de una comisión del Senado que le calificaba de “actor clave del cartel de Medellín”.

Para 1989 Noriega ya había sido acusado por Los Estados Unidos bajo cargos de lavado de dinero y narcotráfico, por compartir información confidencial con Cuba, vender armas a las guerrillas de América Latina y por tener fuertes vínculos con Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín, lo que le habría facilitado una fortuna millonaria, según CNN En Español.

El descontento del pueblo panameño decantó en fuertes enfrentamientos y disturbios contra los “Batallones de la dignidad”, una fuerza paramilitar formada por Noriega. “La anulación de la elección presidencial de mayo de 1989, ganada por el opositor Guillermo Endara Galimany, agravó la tensión con Washington. Noriega se autoproclama ‘jefe del ejecutivo’ y declara el ‘estado de guerra’ contra Los Estados Unidos”, según continúa el diario Le Monde.

Un dictador y tres condenas

Tras el asesinato de un teniente americano por parte de los militares panameños fue el pretexto perfecto para que el entonces presidente Bush autorizara la invasión a Panamá el día 20 de diciembre de 1989, con un batallón de 24.000 soldados. El resultado fue de miles de muertes civiles y un exilio masivo. Noriega se rindió el 3 de enero de 1990.

Al día siguiente Noriega era trasladado a Miami para un procesamiento que le condenaría a cuarenta años de prisión por tráfico de drogas. Posteriormente, su pena fue reducida a 30 años por buena conducta.

Según reporta CNN, el juicio de Noriega descubrió que el dictador había sido financiado por la CIA durante muchos años, hasta que se negó a “participar en los esfuerzos anticomunistas encabezados por la agencia (…) en Centroamérica durante la década de 1980”.

El gobierno francés - que previamente la había otorgado la Legión de Honor en 1987 – le condenó en 1999 por rebeldía, y el 26 de abril del 2010 solicitó su extradición para condenarle por blanqueamiento de dinero, otorgándole una sentencia de diez años.

En diciembre del 2011, Panamá solicita su extradición para ser juzgado en tribunales nacionales por el asesinato de varios opositores.

En 2015, Noriega hizo públicas sus disculpas con el país por los actos cometidos durante su régimen e incluso por haber sido el causal de la invasión norteamericana en 1989.

Noriega fue sometido a una cirugía de alto riesgo el pasado 7 de marzo para intentar extirparle un tumor cerebral, tras la cual presentó complicaciones que requirieron la inducción de un coma por haber desencadenado una hemorragia severa. Por su condición, se le concedió prisión hospitalaria, hasta que falleció.

Según reportó El País, el antiguo aliado de Noriega y exgeneral de la guardia nacional Rubén Darío, habría asegurado que “la salud del autócrata panameño se había ido deteriorando pero que la realidad había sido inflada para conseguir su excarcelación”.

Manuel Noriega es uno de los pocos dictadores de América Latina que fallece en prisión.