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La primera ministra británica y líder del Partido Conservador, Theresa May, da un discurso durante el acto de campaña para las eleccionesgenerales en el National Conference Centre en Birmingham, centro de Inglaterra, Reino Unido, hoy, 7 de junio de 2017. EFE/Jon Super
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Desde el imprevisto resultado de la consulta popular por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), llevado a cabo el 23 de junio del 2016 y que aseguró un 52% de los votos a favor de la medida, el escenario político del Reino Unido ha tenido a todos los observadores internacionales sobre él.

La renuncia del primer ministro David Cameron inmediatamente después del referéndum y su reemplazo llevado a cabo por la líder del Partido Conservador, Theresa May, marcó la pauta sobre lo que sería un año de campaña política cuyo eje sería el conocido Brexit y la retórica antiinmigrante.

Las elecciones generales que se celebrarán el día de mañana, cuentan con más de 3.000 candidatos que competirán por los 650 escaños de las Cámaras del Parlamento.

El sistema electoral inglés funciona de acuerdo al partido que obtenga más asientos en las elecciones, quien formará un gabinete de gobierno y cuyo líder se convertirá en el primer ministro del país.

Esta estructura es bicameral y parlamentaria, iniciándose con una primera votación en la Cámara de Baja, conocida como la Cámara de los Comunes.

Como explica el medio Telesur, “en una elección general, una persona votará por su representante local, con el candidato con el mayor número de votos ganadores para sentarse en la Cámara de los Comunes.”

El partido que obtenga más de la mitad de los 650 escaños de la Cámara Baja, tendrá un gobierno mayoritario que no necesitará una coalición con otros partidos. Si por el contrario no se lograra ganar un mínimo de 326 escaños, el partido deberá buscar apoyo para la legislación u optar por formar un gobierno de coalición.

Los dos partidos políticos más importantes en esta elección son los llamados tories (conservadores) y el Partido Laborista (socialista), hallándose entre ellos el partido nacionalista escocés (SNP) que obtuvo 56 de los 59 escaños que corresponden a Escocia. Asimismo se encuentran los liberal demócratas, el partido de Irlanda del Norte Unionista Democrático (DUP), el independentista UKIP y el partido de Los Verdes.

El Partido Conservador, liderado por Theresa May, cuenta actualmente con 330 escaños, y su plataforma se basa en las negociaciones del Brexit, un aumento importante en el gasto en salud y educación y un presupuesto equilibrado. Su campaña se ha basado en el sentimiento antiinmigrante y sus últimas declaraciones han ratificado que “incluso los derechos humanos podrían cambiar por el bien de la lucha antiterrorista”.

Fuente: BBC News.

Pero frente a la fuerte campaña derechista de Theresa May, la opción más inmediata para sus detractores es el Partido Laborista, liderado por Jeremy Corbyn. El partido cuenta con 232 asientos y su plataforma se basa en las posturas izquierdistas de su líder, quien ha prometido eliminar los derechos de matrícula universitaria, acabar con la austeridad y revertir las privatizaciones. Asimismo Corbyn ha ido tan lejos como para asegurar una renacionalización de las industrias privatizadas bajo el mandato de Margaret Thatcher.

Por otra parte, y en un intento por contrarrestar la voraz campaña de May, el partido Liberal Demócrata no ha desestimado una posible coalición con Corbyn para realizar un nuevo referéndum sobre un acuerdo final de Brexit.

A esta tensión política se han sumado tres atentados terroristas en tres meses – incluyendo la detonación en un concierto en Mánchester – que parecen de nuevo ser la pauta en el preámbulo de cada elección europea. No parece coincidencia que, ante un descenso de Theresa May en los sondeos, la estrategia de presuntos ataques terroristas sea la manera de convencer al público de que hace falta una nueva dama de hierro.