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El presidente estadounidense, Donald Trump, firma un memorándum presidencial de seguridad nacional sobre Irán en la sala de recepción diplomática de la Casa Blanca el martes 8 de mayo de 2018, en Washington (EE.UU.). EFE/Michael Reynolds
El presidente estadounidense, Donald Trump, firma un memorándum presidencial de seguridad nacional sobre Irán en la sala de recepción diplomática de la Casa Blanca el martes 8 de mayo de 2018, en Washington (EE.UU.). EFE/Michael Reynolds

Lo que Trump hace con las manos, lo destruye con los pies

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En este momento, es difícil distinguir entre la capacidad de negociación del presidente Trump y sus ínfulas megalománicas cuando de diplomacia internacional se trata.

El pasado martes, Trump anunció que Estados Unidos se retira del Acuerdo Nuclear con Irán, mientras que Mike Pompeo se estrenaba como Secretario de Estado en la Península Coreana al dibujar las pautas para una reunión entre Trump y Kim Jong-Un.

Para quienes olvidan de qué se tratan los acuerdos armamentísticos con Irán y Corea del Norte, es importante enfatizar que su meta última es la paralización del desarrollo de armas nucleares a nivel internacional, no de intervenir en las políticas domésticas de los países involucrados.

Como recuerda The Atlantic en su análisis, los acuerdos “paralizaron los programas a cambio de incentivos económicos y otros”, intentando prevenir a toda costa “una futura catástrofe nuclear”.

Quienes critican los acuerdos argumentan que su meta última no ha sido cumplida pues, como sucedió durante la administración Bush, muchos suponen que tanto Corea del Norte como Irán no han cumplido exactamente con sus obligaciones.

La diferencia entre ambos acuerdos – y lo que resalta la insistencia de Trump por elegir uno sobre el otro – es que el acuerdo con Corea del Norte es únicamente con Estados Unidos; en cambio el llamado Joint Comprehensive Plan of Action (o JCPOA), es un acuerdo internacional que incluye también a China, Francia, el Reino Unido, Rusia y Alemania, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y a la Comunidad Europea.

Asimismo, y según explicaron el investigador Richard Nephew del Center on Global Energy Policy de la Universidad de Columbia y Newell Highsmith, ex funcionario del Departamento de Estado en un artículo de investigación, Irán no posee armas nucleares, mientras el servicio de inteligencia ha determinado que Corea del Norte posee entre 20 y 60 bombas, y está a punto de desarrollar un misil balístico de largo alcance que podría transportar una cabeza nuclear.

¿Por qué hablar, entonces, de ambos acuerdos en un mismo panorama?

Fueron las argumentaciones del presidente Trump lo que ha llevado a los medios y especialistas a resaltar la diferencia entre ambos acuerdos y desestimar las aseveraciones presidenciales de que su conducta ante Irán pueda determinar en algo el resultado de su encuentro con Jong-Un.

“Las acciones de hoy envían un mensaje crítico: Los Estados Unidos ya no hacen promesas vacías. Cuando yo hago promesas, las mantengo”, dijo Trump al anunciar el retiro del acuerdo, y equiparando nuevamente la figura presidencial con el país entero.

Pero las medidas de Trump podrían ser contraproducentes, resultando en un capricho por diseñar un acuerdo en sus propios términos, lo que podría perjudicar la figura de Estados Unidos como mediador internacional.

“La sed del presidente por un acuerdo nuclear propio le ha hecho vulnerable a repetir una de sus más arduas críticas a la administración Obama”, explica CNN, “estar tan ansioso por llegar a un acuerdo con Irán le quitó una influencia considerable y dio como resultado un acuerdo más débil”.

Asimismo, hay analistas que consiguen ciertos nexos importantes entre la decisión de Trump de retirarse del acuerdo y un intento por complacer a sus socios israelíes en castigar a Irán en un momento donde las disputas entre ambos países han intensificado el conflicto en Siria.

David Rothkopf de la Carnegie Endowment for International Peace, calificó la movida de Trump de “error garrafal” que “socava nuestra posición y nuestra credibilidad, aliena a nuestros aliados, potencia a nuestros enemigos y hará que Medio Oriente sea más peligroso”, según reportó USA Today.